La trinchera del cuidado: mujeres contra el silencio del cáncer

María Ruiz

En San Luis Potosí, detrás de cada diagnóstico de cáncer de mama hay un temblor, un cuerpo que de pronto se convierte en campo de batalla, la rutina que se interrumpe, el miedo que acecha como sombra. Y casi siempre, también, hay otra mujer. Una mano que acompaña, un oído que escucha, un cuerpo que se ofrece como refugio.

Ahí, en esa línea donde el dolor se mezcla con la esperanza, trabaja Grupo de Recuperación Total Reto San Luis Potosí A.C., una asociación fundada y sostenida por mujeres que saben —porque lo han vivido— que atravesar el cáncer no es solo un asunto de bisturís y quimioterapias. Es también una prueba que se juega en la mente, en el ánimo, en las posibilidades de seguir siendo madre, hermana, hija, trabajadora.

“El cáncer de mama es la segunda causa de muerte en nuestro país. Y aún hoy, muchas mujeres desconocen cómo autoexplorarse, o llegan tarde al diagnóstico. La ignorancia sigue cobrando vidas”, dice Julia Martínez López, integrante del grupo desde hace décadas.

Cada jueves, en el Hospital Central “Dr. Ignacio Morones Prieto”, psicólogas y voluntarias reciben a pacientes recién operadas o en tratamiento.

“Visitamos la sala de quimioterapias, la de radiaciones, la de recién operadas. Nadie debe estar sola en esos momentos”, explica Julia. Allí, el acompañamiento emocional no es un añadido, es un sostén.

El trabajo de Grupo Reto no se limita al soporte emocional. La organización facilita consultas médicas con especialistas en ginecología y oncología; estudios de mamografía y ultrasonido para prevención o seguimiento; y medicamentos oncológicos cuando los centros de seguridad social no los tienen disponibles.

Julia recuerda que incluso cuando la burocracia retrasa el tratamiento, ellas logran que la paciente no interrumpa sus quimioterapias.

“Una suspensión puede significar un retroceso muy doloroso. Nosotros conseguimos el medicamento oncológico cuando no lo hay. No podemos permitir que el cuerpo espere”.

Pero el cuidado también es educación, el grupo lleva charlas gratuitas a escuelas, facultades, empresas y negocios, para enseñar la autoexploración mamaria y la detección oportuna del cáncer.

“A veces las campañas no son exitosas porque la gente todavía cree que esto no les va a pasar. Pero insistimos, porque la información salva vidas”.

Y no es solo la paciente quien necesita apoyo, la enfermedad afecta a toda la familia.

“El cáncer no solo lo padece la paciente. Lo padece la familia, la pareja, los hijos. Y ahí también tenemos que estar”, afirma Julia, al recodar que las terapias grupales y los seguimientos individuales son parte de esa red que sostiene la vida diaria de quienes atraviesan la enfermedad.

33 años han pasado desde que las primeras integrantes de Grupo Reto comenzaron esta labor en la capital potosina. 33 años de mujeres levantando a otras mujeres, recordando que el cáncer no se combate solo con bisturís, sino también con afecto, con comunidad, con la certeza de que el cuidado es una forma de resistencia.

Pero Julia lo recuerda con crudeza: la voluntad no alcanza.

“Todo se maneja con vales; solicitamos copia del INE y constancia médica para identificar a quién se está apoyando. Pero si no hay capital, no hay cómo ayudar. Medicinas, estudios, terapias, todo cuesta y sin recursos, simplemente no podemos sostener a las pacientes”.

Con ese principio nace el torneo Luchando Juntos contra el Cáncer de Mama, que se llevará a cabo el 11 y 12 de octubre en Advantage Pádel Club.

“Es más que un torneo, es una manera de recaudar fondos para que podamos seguir dando medicamentos, terapias y estudios”, explica Julia.

La inscripción tiene un costo de 500 pesos por persona, con límite al 8 de octubre. Habrá premios en especie, pero para Grupo Reto el verdadero premio es que la sociedad civil se involucre y que cada inscripción se transforme en atención concreta para las mujeres que enfrentan este diagnóstico.

“Somos mujeres ayudando a mujeres, pero necesitamos el apoyo de toda la comunidad. La enfermedad no espera, y la solidaridad tampoco puede esperar”, dice Julia al recordar que cada gesto, cada recurso, puede marcar la diferencia.

Grupo Reto ha aprendido que la enfermedad no se reduce a estadísticas. Cada mujer atendida es un universo en donde se tambalea su empleo, sus hijos e hijas, su ánimo, su relación consigo misma.

Sin embargo, en medio de esa fragilidad, hay una certeza; cuando las mujeres se organizan, construyen redes de cuidado que ningún sistema de salud logra garantizar por sí solo.

“En Grupo Reto aprendimos que cuidar a otra mujer no es solo acompañarla en el tratamiento; es estar pendiente de su ánimo, de su miedo, de su familia. Es poner el cuerpo y la palabra para que nadie atraviese sola esta enfermedad”, dice Julia.

33 años de labor demuestran que el cáncer no es solo un diagnóstico médico, sino un fenómeno que atraviesa lo emocional, lo social y lo comunitario. Es en ese cruce donde Reto San Luis Potosí A.C. insiste en estar presente para que ninguna mujer atraviese la enfermedad sola, para que cada cuerpo que tiembla encuentre apoyo, para que la lucha se convierta en resistencia compartida.