Por Victoriano Martínez
Es fin de semana y las atrocidades se adelantaron: la mañana de este viernes fueron localizados siete cuerpos en la comunidad de Viborillas, en los límites del municipio de Salinas con territorio de Zacatecas.
Hace dos sábados fueron cuatro hombres los acribillados y después quemados en la colonia La Piedras.
Hace un sábado fueron tres hombres y una mujer, los cuatro de 20 años de edad, muertos y siete heridos frente a dos antros, localizados muy cerca uno de otro, que fueron rafagueados en acciones con escasos minutos de diferencia, y sin presencia policíaca oportuna que pudiera de algún modo inhibir el segundo ataque.
Tres fines de semana atroces. Este comienza con siete cadáveres como indeseable preludio que debería poner en alerta a los responsables de la seguridad pública, pero la larga inercia de atrocidades –Causa en Común detectó 65 casos con 141 víctimas de enero a noviembre– hace pensar que no sólo no hay estrategia, sino tampoco capacidad de reacción.
El 5 de octubre fueron localizados 13 cadáveres en Villa de Ramos, también en los límites con Zacatecas.
Diecisiete días después, la reacción fue la firma de un convenio entre los gobernadores Alejandro Tello Cristerna, de Zacatecas, y Juan Manuel Carreras López, de San Luis Potosí, para “controlar y disminuir índices delictivos, a favor de la paz y tranquilidad de las y los habitantes de los municipios de esta región”.
A 57 días de esa firma, la efectividad de aquella parsimoniosa reacción queda exhibida con siete cuerpos en territorio potosino, ahora en el municipio de Salinas.
Aquella Reunión de Coordinación Interestatal en Materia de Seguridad Pública San Luis Potosí-Zacatecas del pasado 22 de octubre fue en realidad un refrito de otra reunión similar realizada el 10 de marzo de 2017, con firma de convenio incluido, para presuntamente los mismos fines: reforzar la seguridad pública y la procuración de justicia.
Con tres años y medio de diferencia, en los convenios firmados se ponen por escrito los objetivos que presuntamente pretenden cumplir, pero que el tiempo y los acontecimientos se encargan revelar sus verdaderos fines: simular que se realizará un trabajo que nunca llega. Mera propaganda, mera promoción de imagen, que los convierte en parte del problema y no de la solución.
Un tercer fin de semana con atrocidades al hilo que, si para las autoridades no resultan una señal de alerta, más vale que para la población en general sí lo sean y se eviten los lugares de alto riesgo. Salir de casa hoy representa enfrentar dos amenazas contra la seguridad, la salud y la vida: los contagios por Covid-19 y la creciente inseguridad.
Es fin de semana. Otro fin de semana de indolencia de las autoridades con varias opciones para la población: (1) reaccionar con indignación ante la falta de resultados y exigirlos a las autoridades, (2) resignarse a vivir cada día en un mayor clima de atrocidades, (3) adoptar medidas de autoprotección ante la negligencia de la autoridad, y (4) todas las anteriores.