Lecciones del 1 de junio

Octavio César Mendoza

Adquirir la habilidad de procesar el conocimiento para convertirlo en herramienta, es el objeto culminante que debe tener todo sistema de aprendizaje. Si no se aprende una lección, se vuelve a repetir hasta que todo sea claro como el agua pura. Y sí, en el salón de clases de la polaca, también hay estrellas en la frente de los aplicados, y orejas de burro coronando las sienes de los necios.

Por eso, al analizar los resultados de la elección de los integrantes del nuevo Poder Judicial en México y San Luis Potosí, se puede estudiar cada una de sus partes como un fenómeno político y social diferenciado del otro, y en ese sentido, entender el todo. Mínimo, aproximarse a una verdad desde la cual partir para prever el siguiente escenario.

Primero, y sabiendo que existía una enorme resistencia de la disminuida oposición por legitimar una propuesta instalada en el ideario colectivo (la necesaria reforma al Poder Judicial a través de los instrumentos legislativos) el campo de discusión de la misma fue ocupado en su totalidad por el régimen. La estrategia de desacreditación por parte de la flaca oposición fue no sólo torpe, sino inútil. Desde ese nivel de victimización donde ya no hay más piso donde arrastrarse, perdieron la chance de negociar porciones del pastel.

Después, en el diseño operativo y técnico de la elección, así como en la selección de perfiles, de nuevo fue el régimen quien controló la narrativa. La intelectualmente muy jodida oposición no procuró impulsar perfiles que dieran espacio a una lucha que ya sentaban por perdida y, en su afán de restar credibilidad al cambio, como si un tsunami político se pudiese detener con supuesta dignidad, dejaron que sólo afines al régimen buscasen ser parte de esta transición. Si hubo, las propuestas de la oposición fueron las más impúdicas e ineficientes que encontraron en su cajón de torvos desempleados, como Javier Lozano. No hicieron el mínimo esfuerzo por buscar gente valiosa entre la sociedad decente, ya que no la tienen dentro de sus partidos, y lo saben.

Ya en el día de la elección, el llamado a no participar fue otro error de proporciones monumentales, un facto épico: el ejercicio se iba a realizar, sí o sí, y en democracia un voto cuenta más que 87 millones de ausencias. Creer que la escasa votación le restaba (otra vez) legitimidad al proceso, hizo que el mismo se volviese una fiesta democrática del régimen. Una rifa entre amigos. Quienes salimos a votar lo hicimos por muchas razones, aunque en lo personal lo hice porque ni mis abuelos ni mis padres tuvieron tal oportunidad, en principio, de mandar al diablo a miembros de una clase dorada llamada Poder Judicial, percibidos como abusivos e ineficientes por el pueblo. En México, es más elevado el porcentaje de impunidad que el ídem de abstencionismo electoral.

Luego, la narrativa de la supuesta farsa termina por caerse cuando el régimen da un vuelco hacia el futuro, teniendo muy bien aprendida una lección del pasado fundacional del México moderno, y el clasismo de la oposición exhibió de inmediato su roña a todo lo que le resulta históricamente incómodo por sentirse moralmente superior: para presidir la Suprema Corte de Justicia de la Nación, se vota mayoritariamente por un abogado de origen indígena: Hugo Aguilar. Su perfil es de esos que le sacan ronchas a los ultra conservadores de la derecha. Si se me permite una definición de chavorruco, esto es simplemente genial-genial.

Pensada o no, consecuencia más de la necedad de la oposición que de la inteligencia aplicada del régimen, esta es una obra maestra del diseño de las narrativas políticas de este siglo: otra vez, un ser humano de origen humilde se encumbra en el pináculo del poder. Tenemos otro Benito Juárez en potencia incluso electoral, listo para un eventual quiebre de la 4T que deba sustituir (en caso de emergencia) a Claudia Sheinbaum en el 2027, por aquello de la revocación de mandato. Tenemos un pre candidato a la presidencia de México, al estilo de Evo Morales en Bolivia. Para eso y más da el juego y la narrativa políticas de esta fórmula político electoral de matemática compleja. Se sacaron un 10. Respect!

En lo local, observo que la Operación Gallardía Total, liderada por J. Guadalupe Torres Sánchez de forma discreta pero puntual y eficiente, amplió el número de piezas de José Ricardo Gallardo Cardona en el tablero del Poder. Sin quedar mal con los intereses de la Federación, sin hacerse de enemigos Y sumando voluntades y lealtades que comprenden el objetivo del proyecto gallardista, el General de Gobierno solidifica la hegemonía verde en el territorio del Potosí. Así, este Estado vuelve a ser protagonista de la historia, al tener una de las participaciones más efectivas del proceso electoral de renovación del Poder Judicial. La soberanía del movimiento Gallardista se ha trasladado al entramado institucional. Otro 10, y cuadro de honor para los operadores en cielo y tierra.

Pero no todo es brillante y loable y digno de ser destacado con el color de la proeza: hay que señalar los grises de este intríngulis. Entiendo que la oposición local ha decidido quedarse en el pasado, donde sigue recursando materias, lleno de rabia, sobándose los golpes con el dinero de las sobras electorales, y provocando una tormenta de lágrimas que ya llenó de nuevo los embalses. Pero les doy, de nuevo, un consejo gratis: busquen nuevos rostros y nuevos actores, y métanse a competir en serio, casa por casa, haciendo examen de oposición ante los elementos del régimen. Si la pescan, en el 2027 tendrán algo que rescatar: la dignidad. Igual y pasan de primero a segundo de primaria, por fin.

¿Hasta cuándo despertará de su sueño el dinosaurio opositor? Al corte de redacción de estas reflexiones, es evidente que la fuga de cerebros ha causado parálisis moral al montón de ambiciosos que se quedaron con el cárcamo ideológico de los principios de doctrina del PRIAN, sin la esencia de la participación de personas que valgan la pena ajena de militar en sus filas. Terminarán llenos de cadáveres, cual morgues abandonadas, montados en el burro de la planilla de unidad y la reelección eterna, oteando el aroma de las posiciones plurinominales.

Para concluir, quiero agregar que no hay mayores responsables de lo mismo que acusais al recién nacido régimen absoluto de tomar sin pudor todo el poder en México, que vuestras propias estultas mercedes.

Y en nuestra patria chica, de permitir la elevación del rascacielos verde del este Potosí sin límites al cual se terminarán sumando, aunque sea con resentimiento y a regañadientes, por lo pronto no se les ven ganas ni de meter las manos al fuego, por no sacarlas del cajón del dinero.

Así que toda su queja es de dolor fingido. El proceso electoral del nuevo Poder Judicial en México y en San Luis Potosí, les pasó por encima con toda su carga histórica.

La lección final de este 1 de junio, es que la izquierda está ejerciendo en el poder lo que aprendió fuera de él durante décadas y décadas de lucha: que el Poder se toma y se extiende corriendo con él, como si se tratase de una antorcha olímpica: para encender el pebetero donde arden las ilusiones eternas del pueblo.

¡Que comiencen los juegos del hambre!

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

Es poeta, escritor, comentarista y consultor político. Actualmente ocupa la Dirección General de Estudios Estratégicos y Desarrollo Político de la Secretaría General de Gobierno del Estado. Ha llevado la Dirección de Publicaciones y Literatura de la Secult-SLP en dos ocasiones, y fue asesor de Marcelo de los Santos Fraga de 1999 a 2014, en el Ayuntamiento y Gobierno del Estado de SLP, y en Casa de Moneda de México. Ganador de los Premios Nacional de la Juventud en Artes (1995), Manuel José Othón de Poesía (1998) y 20 de Noviembre de Narrativa (2010). Ha publicado los libros de poesía “Loba para principiantes”, “El oscuro linaje del milagro”, “Áreas de esparcimiento”, “Colibrí reversa”, “Materiales de guerra” y “Tu nombre en la hojarasca”.