Por Victoriano Martínez
Un desorden administrativo que pasa por encima de la legalidad, así como no contar con el Plan Municipal de Desarrollo ni con el Consejo de Desarrollo Municipal, fueron parte de las claves que permitieron a Ricardo Gallardo Juárez acceder a la “certificación” de “mejor alcalde del mundo” en términos de la “ecuación de corrupción”, según el Informe Final de Auditoría y sus 12 anexos.
De acuerdo con los documentos, “se constató que el Municipio, no elaboró ni publicó el Plan Municipal de Desarrollo, tal como se establece en el artículo 70 fracciones I, XI, XII y 121 de la Ley Orgánica del Municipio Libre”.
Además de no contar con el Plan, el Ayuntamiento tampoco presentó evidencia documental de la realización de las cuando menos 12 sesiones que debió realizar el Consejo de Desarrollo Municipal, y ni siquiera “de que el Consejo de Desarrollo Social Municipal de H. Ayuntamiento de San Luis Potosí, haya hecho la validación del Programa de Obras y Acciones para el ejercicio 2016”.
La lección de la alcaldía gallardista al resto de los ayuntamientos es que para lograr cero observaciones financieras, lo que menos debe preocuparles es cumplir con las disposiciones legales administrativas y, sobre todo, evitar que le revisen todas las cuentas como lo logró con la omisión de la revisión de la aplicación de los recursos del Ramo 33.
Entre lo que sí revisaron, pero sólo de manera administrativa, aparece el Pliego de Observaciones Correspondientes a la Revisión de la Cuenta Pública Enero a Diciembre de 2016 (Ramo 28), en el que se describe, en 15 puntos, el perfil del desorden administrativo de la gestión de Gallardo Juárez durante 2016, que le valió para lograr cero observaciones financieras.
La siguiente es la relación de las observaciones que muestran el desorden administrativo gallardista:
