De pena, de amor, de rabia o simplemente por pelar una cebolla. Aunque solemos asociar la acción de llorar a determinadas situaciones, lo cierto es que nuestros ojos no tienen descanso, e incluso, sin darnos cuenta, están generando lágrimas constantemente.
Eso sí, no todas son iguales… ¿Cómo? Sigue leyendo…
Lágrimas basales: las discretas.
Quizá no te percates de ellas en todo el día, pero mientras tú haces tu vida, las glándulas lagrimales de tus ojos están en continua generación de lágrimas, hasta el punto de que cada persona genera una media de 300 mililitros diarios de lágrimas, es decir, 114 litros al año.
Eso es en humanos, porque los cocodrilos tienen fama de llorones, debido a que emiten muchas más lágrimas basales.
En fin, este lagrimeo silencioso permite a tu ojo mantenerse hidratado y protegerse de la suciedad interior. Así, mientras las glándulas lagrimales producen, los puntos lagrimales hacen desagüe, drenando el líquido.
De ahí que no seas consciente habitualmente de las lágrimas basales. Eso sí, si no generas suficientes las echarás de menos, pues se te reseca el ojo. O si el punto de drenaje no succiona correctamente, tendrás que estar limpiándote las lágrimas cada pocos minutos.
Lágrimas reflejas: las protectoras.
Mientras las lágrimas basales son como el servicio del mantenimiento del ojo, las lágrimas reflejas se convierten en el escudo protector que el organismo despliega en situaciones de peligro.
¿Ya sabes a cuáles nos referimos? Sí, a esas que se producen cuando se te mete alguna mota de polvo o una pestaña en el ojo; si hay humo en el ambiente o algún tipo de gas o compuesto que pueda dañarlo, como el ácido sulfénico y el propanotial que suelta la cebolla al ser pelada; de ahí que partir una cebolla y llorar vayan de la mano.
No es que estemos tristes porque no nos sale bien el corte en juliana, es que el ojo se está protegiendo de las sustancias que despide este tipo de verdura.
Por ello, las lágrimas reflejas son más abundantes que las basales, y además, contienen más anticuerpos para detener cualquier microorganismo que pueda entrar en el ojo.
Lágrimas emocionales: las sentimentales.
¿Y qué pasa cuando lloramos por una ruptura, de risa o estrés? En estos casos, estamos ante el tercer tipo de lágrimas, las emocionales.
El organismo percibe que estos estados de ánimo extremos pueden ser peligrosos y, para estabilizar las emociones lo antes posible, envía lágrimas a los ojos como arma defensiva,d el mismo modo que el ritmo cardíaco se acelera y la respiración se ralentiza en estas circunstancias.
A pesar de que el objetivo de las lágrimas emocionales está claro, los científicos no ayudan a determinar sobre cómo el llanto ayuda en este proceso de estabilización. Unas teorías apuntan a la búsqueda de aceptación y entendimiento social para lograr empatía con otras personas.
Junto a esto, otros estudios han descubierto que las lágrimas emocionales tienen un contenido más alto que las basales o reflejas en hormonas de estrés, como la ACTH o encefalina. De este modo, serían las propias lágrimas, a través de estas endorfinas y analgésicos naturales, las que colaborarían en que alcances el sosiego.
En consecuencia, parece que las lágrimas emocionales te ayudan tanto a relajarte como a integrarte socialmente.
Ahora que conoces los tres tipos de lágrimas, ya sabes qué contestar cuando te pregunten acerca de la última vez que lloraste; puedes asegurar tajantemente que lloras todos los días.
Pero, ¿Sueles llorar de risa?
