Por Victoriano Martínez
El problema de los baches en la ciudad es un dolor de cabeza para el alcalde Enrique Galindo Ceballos. quien de alguna manera tiene que encontrar la forma de aliviarlo… aunque no necesariamente sea con su solución si puede responsabilizar a la propia población.
“Cuando la gente abre el pavimento —ya sea concreto o asfalto— sin los cuidados necesarios, lo fractura. Ahí empieza el verdadero problema”, aseguró este miércoles al alcalde.
Si Galindo Ceballos hubiera tenido el cuidado de leer, antes de hacer tal declaración, el Reglamento de Construcciones del Municipio de San Luis Potosí es probable que se hubiera percatado de que con esas palabras reconoce su falta de autoridad o el poco respeto que le tiene como tal la ciudadanía.
Para empezar, no tendrían que darse casos en los que abran el pavimento sin los cuidados necesarios si de acuerdo con el artículo 11 de ese reglamento se requiere permiso de la Dirección de Administración y Desarrollo Urbano para “romper el pavimento o hacer cortes en guarniciones y banquetas para la ejecución de obras”.
“La Dirección señalará en cada caso las condiciones bajo las cuales se concede y la forma de ejecución de las obras”, dice el reglamento sobre los permisos y establece que “los solicitantes estarán obligados a efectuar las reparaciones correspondientes para restaurar o mejorar el estado original o en su defecto, el pago de su importe cuando la Dirección las realice”.
Pero la ciudadanía, por lo que dice el alcalde, lo toma muy poco en cuenta como autoridad y se da el lujo de ignorar sus obligaciones conforme al reglamento de construcciones, por lo que se le hace fácil abrir el pavimento sin los cuidados necesarios, y “ahí empieza el verdadero problema”.
No, el problema no es que la ciudadanía no confíe en la autoridad no sólo para consultarla sobre los requisitos para abrir el pavimento sino también para obtener de ella los permisos correspondientes. El problema es que la ciudadanía rompe el pavimento como el Borras.
Tampoco el problema es que como autoridad, Galindo Ceballos sea incapaz de promover el cumplimiento de reglamentos como el de construcciones ni de promover –con el mismo ímpetu que la promoción de su imagen– que la ciudadanía atienda la normatividad municipal.
Para Galindo Ceballos, por lo que dijo, no es problema que se viole ese reglamento y que como autoridad debería impulsar su cumplimiento o, en su defecto, aplicar lo que señala el artículo 355 de esa misma norma:
“Cuando se vean afectados por la realización de alguna obra o para la introducción, reparación o mantenimiento de alguna red de servicios públicos, las calles, banquetas, guarniciones, pavimentos y demás elementos de infraestructura urbana, el Ayuntamiento podrá cobrar a las personas físicas y morales incluyendo entidades públicas, el costo de reparación, conservación y mantenimiento de estas últimas”.
Con aplicar esa parte de lo establecido en ese reglamento, cada que la ciudadanía rompiera un pavimento no tendría por qué provocar un problema de baches, además de que en el mismo párrafo señala que esa medida es “independientemente de las sanciones y reparaciones de daños que procedan de conformidad con las leyes respectivas”.
Sin duda el hecho de que la ciudadanía rompa el pavimento sin las autorizaciones correspondientes y el cumplimiento de la normatividad municipal es una irresponsabilidad, pero no proliferaría al grado de que el alcalde Galindo Ceballos los pueda responsabilizar de la proliferación de baches cuando no aplica las medidas a las que está obligado para evitarlo.
Es tanto como reconocer que carece de autoridad.