Los sótanos del poder: El que manda, manda; Gallardo pone quieto a Galindo

Ángel Castillo Torres

“Hay batallas que nunca hay que dar y ejércitos a los que nunca hay que atacar”, así lo recomienda el general Sun Tzu en su célebre tratado sobre práctica militar y estrategia de guerra. La cita es oportuna a propósito del manejo estratégico que Enrique Galindo Ceballos está dando al rechazo que el Congreso del Estado está por confirmar relacionado con la propuesta de aumentar la tarifa de agua potable hasta en un 24.9% para 2023. El alcalde ha sido prudente y juicioso al admitir, in pectore, que su poder no le alcanza para pelearse con el Congreso del estado y menos con el gobernador Ricardo Gallardo Cardona que hasta hace algunas semanas parecía su mejor amigo y mecenas. Para el alcalde, confrontarse con dos poderes que pesan más que él sería un suicidio. Así que haciendo de tripas corazón ha tenido que admitir públicamente que acatará lo que el Congreso del Estado decida.

Galindo Ceballos ha tomado nota de que Ricardo Gallardo está molesto con él porque no lo buscó para concensar el porcentaje de aumento del agua potable para el próximo año. Ello a pesar de que el alcalde sabe que el gobernador tiene el control del Congreso, que es el que al final de cuentas autoriza o rechaza el aumento a las tarifas del agua. Pero además, el presidente municipal menospreció que ni los propios diputados del PRI lo apoyarían en su disparate recaudatorio. Los legisladores priistas no están dispuestos a pagar el costo político que resultaría de votar a favor de una medida tan impopular, menos aún asumirían el riesgo de chocar con el gobernador y provocar su enojo. Y en cuanto al talante del gobernador en este asunto ya ha quedado claro que no se anda por las ramas en eso de fijar posturas cuando algo no le gusta. En el caso que nos ocupa Gallardo ha sido particularmente duro con Enrique Galindo al que de manera áspera le ha mandado decir que debe destituir al director del Organismo Operador de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento de San Luis Potosí (INTERAPAS), ya que de lo contrario sería cómplice del abuso de pretender incrementar exageradamente las tarifas del agua potable. Al respecto ha dicho el gobernador: “Quiero pensar que todavía no traiciona al pueblo de San Luis Potosí y si lo mantiene (al director del INTERAPAS) ahí, quiere decir que es cómplice de esos atropellos”. Con este mensaje más el rechazo del aumento de un 24.9% en la tarifa del agua potable para 2023 por parte del Congreso, que sólo autorizará un 6%, la derrota de Galindo está cantada.

Para el alcalde capitalino es un fracaso institucional que tanto el Poder Legislativo como el gobernador del Estado hayan acordado rechazar la propuesta de aumento argumentando que ellos no se prestarán a dar un golpe más a la precaria economía de los potosinos. Muy inteligentemente y con un pragmático sentido de la realidad, tanto los diputados como el gobernador se han puesto del lado de los ciudadanos al condicionar que hasta que no se brinde un servicio de calidad y oportuno del suministro de agua potable a la población no se justifica ningún aumento exagerado. Con este posicionamiento los diputados, pero sobre todo el gobernador ganan capital político y la simpatía del pueblo. Ambos aprovecharon en su beneficio el despropósito del alcalde. Es lamentable que Galindo deba pagar un alto costo político por la ineptitud de algunos de sus funcionarios que están ahí para asesorarlo sobre estos temas, y que lejos de advertirle de los riesgos legales y políticos que se corren cuando se hacen propuestas desmesuradas, lo embarcan en una batalla perdida de antemano. Queda claro que el secretario del Ayuntamiento y el tesorero no operaron con eficiencia este asunto que hoy está dañando la imagen del alcalde y que está por costarle incluso el puesto al director del INTERAPAS, José Enrique Torres López, un funcionario con probada honestidad y experiencia pero que a lo largo de un año ha estado atado de manos por la quiebra financiera y funcional del organismo operador del agua potable. Tanto Fernando Chávez como Arturo Jaimes Núñez se han caracterizado por su impericia en los cargos que ejercen. El primero le dedica más tiempo y pasión a tejer intrigas palaciegas para satisfacer su ego personal creyéndose que es el poder tras el trono y que puede tripularle el cerebro a Galindo, y el segundo, es un hostigador compulsivo y soberbio. A este Arturo Jaimes –tesorero- le gusta practicar el papel de galán otoñal, se ha caracterizado por su despotismo hacia sus compañeros de gabinete y por sus oscuros manejos.

Al alcalde Enrique Galindo le debe doler por partida doble este contundente rechazo de su propuesta de aumento de tarifa del agua potable porque en la práctica ello le reduce considerablemente las posibilidades de resolver los problemas estructurales de abasto e infraestructura que mantienen en quiebra  y desprestigiado al INTERAPAS. Y en segundo lugar, porque le roba la  posibilidad de lucimiento personal al no poder resolver uno de los dos problemas que más les preocupan a los ciudadanos del municipio de la capital (el otro es el de la inseguridad galopante que nomás no ha podido atemperar). Fracasar o no dar los resultados en estos dos temas de la agenda de gobierno le resta legitimidad a Galindo.

Hay finalmente desde nuestro punto de vista un daño colateral que está golpeando los proyectos de futuro del alcalde, a saber: La luna de miel con el gobernador se ha terminado. El perjuicio es grave ya que si el presidente municipal había evitado hasta ahora chocar con el gobernador, de aquí en adelante sus planes de reelección pudieran ya no cuadrar con los del primer mandatario estatal. Se comenta en los pasillos de Palacio Municipal que Ricardo Gallardo ya tiene en la incubadora a por lo menos dos prospectos para jugarlos como aspirantes a la alcaldía capitalina en la elección de 2024. En fin, malas noticias para el alcalde.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

Es psicólogo y maestro en Ciencias de la Educación. Fue delegado de Villa de Pozos en 2022 y subsecretario de Gobierno de 2016 a 2017. Presidió el Comité Directivo Estatal del Partido Revolucionario Institucional en 2013. También fue director general del Sistema de Financiamiento para el Desarrollo del Estado. Ocupó los cargos de regidor en la capital potosina (2007) y de diputado local de la LVI Legislatura (2000). Impartió clases en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.

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