María Ruiz
Lo que comenzó como una pesadilla terminó en un emotivo reencuentro. Marilú, logró recuperar a su hijo Santiago, de apenas siete meses, luego de haber sido sustraído ilegalmente por su padre el pasado 18 de junio.
Durante más de una semana, la madre orginaria de San Luis Potosí no tuvo información sobre el paradero del menor. Desesperada, inició una intensa campaña de búsqueda en la que contactó a familiares, amigos, medios de comunicación y autoridades para encontrar a su hijo. Su denuncia derivó en una alerta de búsqueda por la no localización del pequeño.
A lo largo de esa semana, Marilú sostuvo reuniones con la Comisión Ejecutiva Estatal de Atención a Víctimas (CEEAV). Aunque las autoridades confirmaron que Santiago se encontraba bajo resguardo, se negaban a proporcionarle el lugar exacto.
La incertidumbre y la falta de respuestas llevaron a la madre a plantarse frente a la Casa Cuna Margaritas, donde finalmente se confirmó que su bebé estaba resguardado.
Una llamada anónima fue clave para dar con el paradero de Santiago.
“Tenemos localizado a un menor sustraído y abandonado por su padre en un albergue. Desde ayer solicitamos apoyo y solo la Guardia Civil ha respondido. Necesitábamos hacer ruido”, decía uno de los mensajes de Marilú difundidos por redes sociales para generar presión mediática.
El viernes por la tarde, luego de realizar una transmisión en vivo desde el exterior de la casa cuna, el caso cobró notoriedad y la respuesta por parte del Gobierno del Estado fue inmediata.
Horas más tarde, Marilú finalmente pudo tener a su hijo de nuevo en brazos, tras 10 días de angustia, incertidumbre y lucha.
El Frente Nacional Contra la Violencia Vicaria, la Defensoría de Niñas, Niños y Adolescentes, el DIF Estatal de SLP, CEEAV, y la representante estatal Carla Ress jugaron un papel determinante en este logro al acompañar legal y emocionalmente a Marilú durante todo el proceso.
“Una madre no se rinde cuando lucha por lo que más ama”, expresó la organización mediante un mensaje que hoy acompaña la foto del emotivo reencuentro.
Marilú, con su hijo Santiago en brazos, representa a miles de madres que enfrentan la violencia vicaria en México y que, pese a todo, no se detienen hasta recuperar a sus hijos e hijas.