Malabares con la UASLP

Carlos Rubio

La manipulación y desinformación en torno al adeudo del Gobierno del Estado con la Universidad Autónoma de San Luis Potosí se encuentra en su máxima expresión, con los estudiantes siendo las mayores presas y, claro, los más afectados porque se está hablando de su educación.

Lo más curioso es que todos los sectores podrían tener un poco de razón… hasta el propio gobernador.

La confrontación Gobierno – UASLP no empezó ayer ni hace tres meses. Desde que inició el sexenio el exsecretario de Comunicaciones y Transportes, Leonel Serrato Sánchez, encendió el fuego con sus declaraciones en contra del rector Alejandro Zermeño Guerra, en las que llegó ha afirmar que les estaba estorbando.

La distancia que marcó el rector con el gobierno estatal fue clara y muy seguramente molesta para una administración gallardista acostumbrada a los agachones y aplaudidores.

Fue entonces cuando la narrativa de Ricardo Gallardo Cardona se volcó a señalar que la UASLP era un nido de corrupción de la herencia maldita, y es aquí cuando el gobernador tiene su pizca de razón. ¿Cuántos familiares, amigos y conocidos de los exrectores estarán enquistados en la nómina universitaria al día de hoy? Decenas, cientos y hasta miles de ellos.

Lo peor de esta problemática es que varios de los señalamientos que ha hecho el mandatario son ciertos, que sus verdaderas intenciones estén disfrazadas de un discurso anticorrupción es algo muy diferente, pero la base de sus argumentos tiene algo de razón.

La Universidad no se comenzó a desboronar desde la llegada de Alejandro Zermeño ni de Ricardo Gallardo. La institución lleva años carcomiéndose por dentro, poco a poco, lentamente, tan solo porque la nómina nunca ha dejado de crecer, y así sea para pagar un sueldo más de 10 mil pesos mensuales, recordemos que una sola gota no llenó el vaso, pero sí lo derramó.

Entonces, no es posible defender a muerte a la Universidad, tan solo por el hecho de que siempre saldrá un “pero” a relucir entre los argumentos a favor.

Es como ese amigo que señalan de haber hecho una travesura y que tú quisieras defender, pero no te atreves porque sabes muy bien que sí es capaz de hacer algo así.

En otro lado está la postura institucional de la UASLP, que ha molestado a muchos (incluyéndome), por considerarla tibia y sin firmeza.

Es entendible que el mensaje de la Rectoría sea de calma y mesura hacia el exterior, ver un rector desquiciado tampoco es el escenario deseable. Sin embargo, no se puede esperar la misma calma por parte de la máxima autoridad universitaria, después de avisarle a su comunidad que no habrá más dinero para pagar sueldos a la mitad de noviembre. ¿Qué se esperaba que miles de trabajadores fueran a hacer después de esto? ¿Ir a su casa a rezar que el gobernador pague? Es, claramente, la fase previa a una crisis que estallará si el escenario planteado se llega a materializar.

A la postura de la UASLP se le suman quienes afirman que la protesta y la manifestación no son la solución al conflicto, y que hasta es peligroso. Algunos medios y comunicadores sostienen la postura de que los estudiantes están siendo manipulados para que salgan a la calle a derramar sangre… una dramaturgia muy bien planteada y elaborada, si no es por el hecho de que lo que ocurra es una mera suposición.

Una protesta no precisamente debe acabar con bombas molotov en el aire y tres muertos. Año con año San Luis Potosí es sede de múltiples manifestaciones, principalmente encabezadas por mujeres, en las que sí, suele haber violencia, pero no exactamente se asimilan a una zona de guerra, como lo quieren hacer ver.

El sexenio de Juan Manuel Carreras López terminó con el Distribuidor Juárez cerrado y una ciudad paralizada ante trabajadores de la Fiscalía General del Estado que exigían un aumento salarial. Nadie salió herido después de dos días de que las principales vías de la ciudad fueron bloqueadas.

Entonces, quienes plantean una catástrofe en caso de que la comunidad universitaria decida protestar, tienen algo de razón en vislumbrar un riesgo de violencia, pero también se nota ese complot por querer evitarle molestias al Gobierno del Estado, y encajar en la narrativa de paz de la UASLP, por lo que sí, también se huele su manipulación.

En otra parte están quienes claman por ver a un rector que se plante frente a Palacio de Gobierno y queme la puerta para después ser declarado héroe. No va a pasar, lo sabemos, quizá tampoco es lo más deseable, pero lo que sí se espera es una actitud más frontal y firme hacia un Gobierno del Estado que no tiene pena en hacer a un lado a la máxima casa de estudios, al alma mater de miles de personas. Ese gobierno que dice, potosí para los potosinos, pero que está dispuesto a dejar a los mismos potosinos sin educación.

Y así como el rector alguna vez hizo un llamado a defender la “autonomía universitaria” de la entonces llamada Auditoría Superior del Estado y el Congreso del Estado, ante sus intentos por auditarla, esta, con mayor razón, es una ocasión más en la que se debe defender esa autonomía.

Y al final está la realidad… el 17 de septiembre el Gobierno de Ricardo Gallardo Cardona volvió a entregar el recurso incompleto a la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, acumulando un adeudo que supera los 228 millones de pesos. Esto, después de que el propio secretario de Gobierno y la secretaria de Finanzas citaran al rector a una reunión para establecer “mesas de trabajo” y solucionar el conflicto.

Esas mesas de trabajo nunca se han llevado a cabo, el adeudo sigue creciendo y noviembre cada vez está más cerca.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Actualmente director editorial de Astrolabio Diario Digital, con interés y experiencia en Transparencia y el Derecho de Acceso a la Información Pública. Formó parte de la tercera generación del MásterLab en edición de investigaciones organizado por Quinto Elemento Lab.