Médicos dan la bienvenida, con cautela, a las pulseras fitness

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Ciudad de México (18 de febrero de 2016).- La preocupación surgió entre algunos médicos estadounidenses. Había pacientes que llegaban a la consulta con unas hojas de cálculo o tablas en las que habían anotado una serie de números: los pasos que habían caminado, los kilómetros recorridos… ¿Qué hacían los galenos con esos datos? Y, por otra parte, ¿con qué los habían tomado los enfermos?

Estos médicos se sorprendían cuando los pacientes llegaban con esos datos, ya que es muy difícil analizarlos clínicamente y usarlos para comprobar la evolución del paciente. Uno de estos facultativos es Neil Sehgar. Doctor en Salud Pública e investigador del Centro para la Innovación Digital en la Salud de la Universidad de California en San Francisco, fue tajante: ”Los médicos no pueden hacer mucho con el número de pasos que caminas en un día”.

Sehgar y sus compañeros han estudiado wearables que monitorizan estas constantes. Durante dos años, han comparado los datos que aportaban con otros tomados de historiales clínicos. Concluyeron que muy pocos de estos dispositivos tienen la misma fiabilidad que los instrumentos médicos.

En España, ElDiario.es se dio a la tarea de preguntar a médicos de familia, residentes, cardiólogos y representantes de colegios de médicos su opinión sobre los dispositivos y aplicaciones para hacer ejercicio. En general, los acogen bien, aunque recelan ante el amplio mercado y la falta de certificaciones.

En esa línea se encuentra Bernabé Galán, presidente del Colegio de Médicos de Córdoba. Galán opina que estas herramientas pueden ser útiles, “pero siempre teniendo en cuenta varios factores, que hoy día no se cumplen, como puede ser la validación clínica que tengan los aparatos, así como la evidencia científica basada en estudios serios y fiables, la sinceridad por parte del paciente…”

Este médico de atención primaria ve el comienzo de una moda con estas aplicaciones, pero “siempre puede quedar la duda de que los sensores y métodos de medida no estén acordes al mismo nivel del conocimiento de la fisiología del organismo”. Sin embargo ”posiblemente con el paso del tiempo y la inversión en investigación” se aproximarán “ conocimiento de fisiología y sensibilidad de sensores”.

En el Colegio de Córdoba, cuando un paciente pregunta sobre las pulseras de fitness o las apps, no las recomiendan “expresamente”, explica Galán, aunque “tampoco opinamos en contra”. Por otra parte, destaca que son ideales para la promoción de la salud: “Nos pueden servir para estimular conductas y hábitos saludables promocionando la rutina del ejercicio diario”.

Estímulo y falta de seriedad a la vez.

Eso lo ven también los médicos más jóvenes. Pedro Valiente está haciendo el MIR en Toledo como médico de atención primaria y está interesado en la relación entre deporte y salud. Para él, estos dispositivos “estimulan al paciente” a hacer deporte, por lo que le gustaría que su uso se incentivara. El paciente comprueba la cantidad de ejercicio que realiza a la vez que le estimula para continuar haciéndolo.

En general, lo que preocupa es la falta de ”seriedad” de este tipo de innovaciones, explica Francisco Cañestro, médico de familia y responsable de nuevas tecnologías en el Colegio de Médicos de Málaga. El doctor afirma que el principal problema es saber si estas aplicaciones “están basadas en datos que empleamos como parámetro de referencia en nuestras consultas”.

Recuerda que el mercado es libre y no hay ningún tipo de reglamento para etiquetar con un certificado de salud esa herramienta: “Cuando un paciente está usando una de estas aplicaciones, si no hemos podido evaluarla, sinceramente no podemos dar fiabilidad en muchos casos a los consejos que pueden estar dando”. Por ello, apuesta por algo parecido a las publicaciones científicas donde dan a conocer sus investigaciones. Sería “un sustento o una base” que podría dar un poco más de credibilidad a las apps.

Así, estos dispositivos y los programas que los acompañan tendrían la misma validez que los aparatos aprobados por las autoridades para tomarse la tensión o comprobar el nivel de azúcar en sangre. Hay alguna experiencia de certificación: la Junta de Andalucía tiene un distintivo de app saludable para aplicaciones que sirvan, por ejemplo, para recordar cuándo tomar la píldora anticonceptiva o un asistente de RCP.

Por otra parte, hay especialidades médicas que utilizan ya su propio software para controlar y contactar con el paciente. Es el caso de los cardiólogos, tal y como nos cuenta Vicente Arrarte, vocal de la sección de riesgo vascular y rehabilitación cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología.

Explica que ellos usan herramientas vinculadas a la rehabilitación cardiaca ( en el hospital de Basurto, en Bilbao, trabajan mucho en esto), pero su uso se debe más a la iniciativa del médico:”Se les dan unos consejos. Que ellos hagan su autocontrol, pero luego, siguiendo una serie de entrevistas o consultas rutinarias, lleguemos a ver por dónde van, qué están haciendo”.

Para Arrarte, la controversia está en sustituir el control médico por una pulsera o una app: “Depende de la persona. Puede ser una ayuda para hacer ejercicio o puede convertirse en una falsa sensación de que te están controlando adecuadamente”.

En definitiva, estos innovaciones tienen mucho camino por delante y los doctores les dan la bienvenida con cautela. Sigue haciendo deporte y monitorizándolo, pero no creas que son el sustituto de la consulta. Para eso aún queda mucho por andar.

Fuente: Sin Embargo. (Por José Manuel Blanco)

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