Por Victoriano Martínez
“Me propongo encabezar un Gobierno que a fuerza de ser honrado, competente, de dar resultados, de saber rendir cuentas, conquiste cotidianamente la confianza de los potosinos en sus instituciones.
“Gobernaré sin complicidades, sin impunidad para nadie”.
A diferencia de cualquier efeméride, sobre esas frases no se puede expresar un ¡parece que las dijo ayer! el gobernador Juan Manuel Carreras López.
No. Está muy claro que las dijo el 26 de septiembre de 2015. Justo hace tres años. El tiempo que se ha dedicado a demostrar que sólo era el discurso para la toma de protesta, porque de compromiso nada ha mostrado para conquistar la confianza ciudadana.
A fuerza de ser honrado, se revela como la premisa que expresó abiertamente en público para negarla en privado. O dicho con los términos en que se los planteó a integrantes del Frente Ciudadano Anticorrupción en una reunión, según denunciaron en un desplegado el pasado 17 de mayo: lo que les diga en esta reunión, afuera lo niego.
A fuerza de ser competente. Tanto, que en sus primeros dos años de ejercicio, de 374 millones de pesos con que contó del Fondo de Aportaciones para la Seguridad Pública (FASP), según respuesta a una solicitud de información, sólo ejerció 28 millones 154 mil 862 pesos. ¡El 7.51 por ciento! ¿Así o más competente en un tema tan sensible como el combate a la inseguridad?
A fuerza de dar resultados. Todo depende del concepto que se tenga de dar resultados. Llenar un extenso documento con cifras presuntuosas que se sintetizan en espectaculares sembrados por todo el estado y spots de radio y televisión es dar a conocer lo que consideran sus resultados. Que más del 81 por ciento de la población viva con miedo, es un resultado.
A fuerza de saber rendir cuentas. Si algo ha quedado claro en la mitad del sexenio en curso es el fracaso en la rendición de cuentas con la ecuación corrupta en el Congreso del Estado y el intento de último momento de los anteriores diputados de regalar impunidad a los 113 entes fiscalizables con una aprobación ilegal –hoy dejada sin efecto.
Carreras López ni defendió la Constitución que protestó guardar y hacer guardar, ni desplegó un acto ejemplar de rendición de cuentas. Más bien se allanó a la ventaja que le daba la ecuación corrupta, sino es que formaba parte de ella, ya que nunca se deslindó.
Gobernaré sin complicidades, sin impunidad para nadie.
Si algo ha mostrado Carreras López en sus primeros tres años al frente del gobierno estatal es un silencio cómplice ante actos de corrupción que él mismo aseguró conocer lo que le denunciaban “y mucho más”. Una complicidad que en tres años ha permitido que campee la impunidad.
Todo indica que Carreras López pasó de su discurso inaugural a una actitud en los hechos en la que a fuerza de traicionar sus propias palabras, se embarcó en una conquista de la desconfianza de los ciudadanos en las instituciones.
Parafraseado el propio Carreras López, la descripción de su sexenio, a la mitad, quedaría definido así: Lo que les ofrezca públicamente, en los hechos lo contradigo.
