Mucho pico y poca vergüenza

Abelardo Medellín Pérez

El cinismo entre la clase política de San Luis Potosí ya no es considerado como un defecto, sino como el sello de la principal fuerza partidista del Estado, e Ignacio Segura Morquecho, dirigente del Partido Verde Ecologista de México, es la perfecta encarnación de este gran vicio.

Esta semana, Segura Morquecho habló de las posibilidades de una alianza con Morena rumbo al 2027 luego de la visita de Luisa María Alcalde Luján, dirigente nacional morenista, a la entidad potosina. Durante su visita, la líder morenista afirmó que su partido estaba dispuesto (igual que el PVEM) a cualquier alianza, sin embargo, apuntó que cualquier candidatura, sea en alianza o en solitario, debe respetar lo ahora dispuesto en los estatutos de Morena: queda prohibida la candidatura de perfiles que compitan para suceder a familiares en el cargo.

En respuesta a tal condición, el dirigente Verde potosino ofreció la más lamentable, nefasta, y al mismo tiempo predecible, respuesta: como los estatutos del PVEM no lo prohíben, el Partido Verde no se tiene que regir por el criterio anti nepotismo.

Desde hace meses se sabía que en algún momento el Verde y su dueño (la Gallardía) se iban a enfrentar a tal predicamento; comprometerse lastimosamente a evitar el nepotismo o aceptar y defender los intereses familiares del apellido en el poder.

Tal parece que ahora, ante la oportunidad de definirse, a Morquecho no le quedó más que confesar los pecados de su casta: “mejor aceptar nuestra postura ruin, que negar mi naturaleza corrupta”.

Lo más lamentable del asunto, es que el dirigente del Verde afirma que la única razón por la cual van a permitir el flagrante y evidente nepotismo electoral en su partido, es por que sus estatutos y criterios no lo prohíben.

Pues que conveniente, ¿no? Su partido a nivel nacional y desde el Senado evitó que el candado anti nepotismo pudiera aplicarse para las elecciones del 2027 y ahora resulta que no pueden evitar las candidaturas familiares, solo porque su propia norma no los limita.

Pareciera entonces que el PVEM a nivel local (como lo ha dejado ver siempre desde lo federal) no tiene inconveniente con darle una plataforma política a las dinastías políticas que buscan mantener el poder entre los protegidos de un apellido. Darle una senaduría a la esposa de un gobernador, darle una diputación al papá de un gobernador o entregarle una secretaría al tío político de un mandatario.

Al PVEM y a la Gallardía entonces, no les molesta heredar cargos, conceder puestos políticos, acomodar cercanos en cargos públicos… según Morquecho, esto solo les molestaría si sus estatutos se los prohibieran.

Y es entonces cuando el dirigente Verde pasa del cinismo a la hipocresía, porque ¿Cuándo ha respetado realmente los documentos básicos de su partido el PVEM en San Luis Potosí?

Pasemos primero por sus estatutos. En el Capítulo II de sus estatutos, el artículo tres es muy claro al establecer que: “La afiliación al Partido Verde Ecologista de México, es individual, personal, libre y pacífica”.

¿Cómo va a ser individual la afiliación si el gobierno ha sido señalado de organizar afiliaciones masivas de maestros y policías a través de grupos privados?, ¿cómo va a ser libre y pacífica, si a través de grupos de WhatsApp se presiona a trabajadores de gobierno para que se afilien al Partido y se les amenaza incluso con el despido?

El PVEM no puede evitar el nepotismo electoral, pero nada le costó permitir presiones y acarreos masivos para hacerse de sus cifras maquilladas de afiliados “voluntarios”. Y la razón es clara, si de afiliar orgánicamente se tratara, el PVEM se quedaría sin afiliados. La única forma de abarrotar sus listas de adeptos, es a través de la amenaza y el asedio, es decir, violando la norma estatutaria.

En ese mismo capítulo, el artículo cinco de los estatutos establece: “No podrá afiliarse al partido persona alguna mientras esté ejerciendo algún puesto de elección popular, ya sea en el ámbito federal, estatal o municipal, según sea el caso. En el entendido que la persona que se encuentre en este supuesto, solamente podrá afiliarse una vez concluido el periodo al cual fue electo (…)”.

¿Y entonces cómo explica Morquecho todas esas alegres afiliaciones de alcaldes potosinos que ganaron la elección en 2024 con un partido y meses después brincaron al PVEM?, ¿cómo fue que el partido presumió en noviembre del año pasado la adhesión de Juan Francisco Javier Sandoval Torres, alcalde del municipio de Catorce, quien llegó al cargo electo por Nueva Alianza; y a Edgar Miguel Hernández Aguilar, alcalde de Cárdenas, quien ganó el cargo tras competir en solitario por el Partido del Trabajo (PT), si esa supuesta afiliación representaba una violación de los estatutos al ser servidores públicos en funciones?

Esta clara transgresión de sus preciados e irrestrictos estatutos solo revele una de dos cosas: o a Morquecho nunca le importó (ni importa) violar su normativa, o las supuestas afiliaciones de los alcaldes fue una mera simulación. Sea como sea, el cinismo no cesa, se acumula.

Pese a lo ya dicho, el asunto en el que indiscutiblemente todos concordamos, es que la violación más grave del Partido Verde ha sido desde el inicio contra su declaración de principios. De acuerdo con este documento, la tendencia política principal del PVEM es la ecologista, además reconoce que el “patrimonio principal que tiene la humanidad es la naturaleza y el medio ambiente”.

En el ejercicio del gobierno y las actividades del partido. ¿Cuándo han visto que el interés principal del gobernador o el PVEM sea el medio ambiente?

El gobernador nunca ha tenido empacho en declararlo, para él lo más importante son las obras y el dinero.

Si el interés superior fuera el medio ambiente, el gobernador no hubiera talado árboles para hacer un camino millonario que lleve del Río Santiago a su rancho privado. Si el interés superior fuera el medio ambiente, el enojo del gobernador con la vía alterna sería por su impacto ambiental, no porque los fraccionadores se resisten a cooperarle con recursos. Si el interés principal y genuino fuera el medio ambiente, el gobernador habría movido todo el aparato del estado para condenar y castigar el ecocidio de Vidanta en la Huasteca. Si el interés principal del Partido Verde fuera el medio ambiente, el instituto político habría hecho un llamado para que la maquinaría Gallardista desistiera de llenar de pendones contaminantes las avenidas de cada municipio después de cada obra; pero no.

Queda en evidencia entonces que el tucán potosino grazna mucho, pero cumple poco. Que el dirigente del PVEM salga a justificar los conatos de corrupción de sus patrones no sorprende, en absoluto, la sorpresa será que en el 2027 Morena tolere este tipo de excesos en un aliado o que la ciudadanía (enferma de necesidad) crea que es más barato tolerar el cinismo, que castigarlo en las urnas. No es así. Tolerar el cinismo sale caro, y el vivo ejemplo de las consecuencias de ello es que Ignacio Segura Morquecho aún tenga un cargo público.

Esperemos que tantos abusos un día desborden el vaso de la tolerancia cívica y que pronto nos demos cuenta todos que entre pollos y tucanes hay mucho pico, pero poca vergüenza.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Maestrando en Estudios sobre la Democracia y Procesos Electorales en el posgrado de Derecho de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha trabajado como reportero y columnista en los medios digitales La Orquesta y Arco Informativo; actualmente es jefe de información de Astrolabio Diario Digital. Ha sido acreedor de dos premios estatales de periodismo en las categorías de Artículo de Fondo y Periodismo Regional.