Música de los Balcanes y ritmos gitanos llegan al barrio con Sangre de Coyote

Estela Ambriz Delgado

La música no sólo es entretenimiento, es una forma de expresión cultural, y un lenguaje universal que tiene el poder de unir, de transformar. Como el arte que es, da libertad y la oportunidad de expresar pensamientos y sentimientos, por lo que es necesario llevarla a lugares inesperados, en donde pueda ser apreciada por grupos vulnerables, tal como se realiza con Sangre de Coyote, semilla que florece el barrio, proyecto acreedor del Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico (PECDA) 2025.

Sangre de Coyote es una banda potosina con 15 años de trayectoria, integrada por Gerardo Roque en la guitarra, Andrés Torres en el acordeón, Ricardo Ariceaga en el contrabajo, Emmanuel Mendoza en la guitarra, Miguel Fajardo en el violín. Sus ritmos entrelazan la música balcánica, jazz gitano, y folk fusión.

En 2022 participaron en el Festival Internacional de Jazz de San Luis Potosí en Plaza de Los Fundadores; en el mismo año inauguraron el escenario principal del Festival Ayuntamiento San Luis en Primavera, abriendo el concierto para la banda de rock Fobia.

Han compartido escenario con referentes de a nivel nacional como Paté de Fuá; así como opening acts para artistas de talla mundial y nacional como Gipsy Kings en 2024; además de que su música ha ambientado galas para la firma Pineda Covalin y las celebraciones de Año Nuevo 2025 en la plaza principal del municipio Real De Catorce

El nombre de la banda es una metáfora para referirse al colonche, una bebida típica del Altiplano Potosino hecho con la tuna cardona color rojo carmín, que provoca un éxtasis en el paladar y en los sentidos, y embriaguez.

Esas sensaciones son las que busca provocar la agrupación con su sonido, por ello toma su nombre de una anécdota en la que se recurrió a un proveedor de este elixir, a quien apodan “El Sangre de Coyote”, como lo relata Gerardo Roque:

“Surge de una empulcada en Mexquitic de Carmona, hacía trabajo de campo en las comunidades y en una tarde de convivio empezamos a tomar pulque, y después colonche y mezcal de campanilla (…) donde estábamos comprando se les acabó y terminamos yendo con el Sangre de Coyote, un productor de aquellos lugares, que le apodaban precisamente así por su muy rica receta de colonche”.

La conformación de la banda

En 2009 en San Luis Potosí, como en otros estados de la República, desde hace algunos años se llevaban a cabo fiestas de música electrónica que, si bien eran espacios de mero esparcimiento para quienes disfrutan de los ritmos electrónicos, psychedellic trance principalmente, también ahí se gestó la semilla de Sangre de Coyote.

Andrés y Ricardo, ambos DJ´s y productores quienes desde hace años mantenían una amistad al presentarse en escenarios de música electrónica, conocieron en estas fiestas a Gerardo, con quien además convivieron mientras estudiaban la carrera de psicología y este último, antropología, en la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP).

Gerardo indica que, además de estudiar se dedicaba a tocar la guitarra y cantar en los camiones, a lo que también se le unió en algunas ocasiones Andrés. Por esa misma época Andrés y Ricardo montaron un estudio de grabación y producción, donde trabajaron en un inicio en un proyecto de electro pop, en el que Andrés tocaba la armónica y una amiga cantaba.

Sin embargo, se separaron y posteriormente los tres iniciaron otro proyecto musical, donde Gerardo aportó algunas canciones de su composición propia. Esto coincidió con un regalo del abuelo de Ricardo: un acordeón y un contrabajo.

Ricardo Ariceaga comparte que su abuelo era coleccionista de instrumentos, por lo que tenía muchos en casa. Al ver su gusto por la música, le regaló un tololoche o contrabajo tres cuartos y un acordeón.

“Con esos empezamos a explorar, a experimentar las sonoridades acústicas, y coincidió con esos tiempos que Andrés recibió la visita de un amigo que venía de San Cristóbal de las Casas y que conocía de la música balcánica. Al ver que teníamos estos instrumentos le dijo que con esos se hace el balcan, le mostró una canción del género, y así empezamos”.

A finales del 2009 y principios del 2010 iniciaron tocando en las calles del Centro Histórico, Andrés con la melódica, Ricardo el contrabajo o tololoche, y Gerardo en la flauta. Una de las primeras piezas que interpretaron, y ha sido icónica de la banda durante varios años, fue Time, del grupo polaco Kroke, cuya música es una fusión de klezmer, jazz, música balcánica y sonidos contemporáneos.

Gerardo recuerda que su primera presentación formal como Sangre de Coyote fue cuando aún eran un trío en una expo tatuaje. Presentaron sus composiciones y las piezas de música balcánica que en ese entonces ya comenzaban a sacar y algunos sonidos orientales.

Después empezaron a tocar en la Cervecería San Luis, “pasando el sombrerazo”. A la gente le gustó el concepto y les pidieron volvieran a tocar, su presencia se hizo regular ahí, así como en otros lugares como Il Fato café.

Aunque en ese momento la banda sumó en su conformación a otro guitarrista, al clarinetista Carlos de Santos, y Miguel Fajardo en el violín, tras un cisma volvieron a ser el trío inicial, pues su violinista se fue a Estados Unidos. Más adelante retomaron el proyecto con Miguel y Emmanuel en la guitarra.

Ricardo considera que, poco a poco se fue enriqueciendo más la propuesta de sonido del grupo, pues en su momento integrantes presentaron la propuesta del gipsy jazz, y Miguel llegó a ampliar el panorama, con la incorporación de temas clásicos, de otro nivel académico.

Libertad de fusionar ritmos y estilos diferentes

Miguel Fajardo expresa que, una de las grandes fortalezas y características de Sangre Coyote es la libertad de exploración, al tener influencias de ritmos balcánicos, y al mismo tiempo tango, gipsy jazz, así como del guitarrista y compositor belga Django Reinhardt, y otros que se van sumando, como actualmente música de Afganistán.

“Hacemos lo que lo que nos atrae, lo que nos llama la atención y lo hacemos a nuestra manera, Por eso hay tanta diversidad aquí.

Andrés Torres considera que, en estos 15 años, el concepto de la banda ha seguido constante desde el principio. Se ha enriquecido con la presencia de Miguel y Emmanuel, que se sumaron ya iniciado el proyecto, y han colaborado a que toquen más estilos de música, hagan fusiones más interesantes, así como composiciones personales.

“A lo largo el tiempo es como un collage, una colección de sentires, de emociones, de admiraciones … por ciertas piezas y vamos de alguna manera pues sí, mostrándolo, esta colección de cosas que a nosotros nos gustan, que nos gusta tocar, vamos compartiéndola con las personas”.

Detalló que el grupo surge de la curiosidad y la inquietud por explorar estilos musicales diferentes, y de entre estos hay dos pilares que caracterizan el grupo: la música de la región de los Balcanes en el sureste de Europa, conocida por sus ritmos complejos y asimétricos, y dentro de esta el género Klezmer, que es un poco más folclórica; y el jazz gitano de Europa del Este.

Describe la música de Sangre de Coyote como una fusión, una combinación de estilos tradicionales como la música swing con algunos ritmos gitanos, entre ellos un estilo que se llama Ora music, caracterizado por una fusión de ritmos y estilos musicales tradicionales y contemporáneos.

Andrés comparte que estas influencias llegaron durante su trabajo como DJ y productor.

“Durante muchos años estuve mezclando música de club y encontré el estilo que se llama electro swing y sampling. Como me dedico a la producción, empecé a hacer revisiones de discos y música viejita, así pues de dónde sacaban los artistas sus samples, empecé a escuchar esa música y ya me gustó, y empecé a sacar las canciones, y luego también con Gerardo y con Ricardo empezamos a sacarlas. Luego ya se unió también Miguel (…) estos ritmos a mí me llegan y de alguna manera trato de sintetizarlos, pero ya me atrapan”.

Más adelante comenzaron a fusionar estos ritmos con música mexicana, con académica clásica, tradicional, folklore, boleros, tangos, tanto por petición de su público como la inquietud de cada integrante por añadir lo que más disfrutan tocar.

Semilla que florece el barrio

La propuesta de Sangre de Coyote ha tenido audiencias diversas, que hasta hace unos meses se limitaban a foros y espacios culturales. Sin embargo, con el proyecto Semilla que florece el barrio, acreedor del PECDA, han llevado su música a espacios poco convencionales como el Panteón de El Saucito, el área femenil del Centro de Reinserción Social La Pila, Casa del Migrante, y Tutelar de Menores.

Joel Hernández, representante de la banda, explica que este proyecto surge de la idea de llevar una semilla musical al barrio, a sus diferentes expresiones, llevar el arte y el folclor de la música del mundo a lugares que su naturaleza hace que no sea ahí precisamente foro de música.

Emmanuel Mendoza agregó que la idea de dirigir el proyecto a espacios no convencionales se relaciona también con hacer comunidad y retornar a las raíces; reforzar un espíritu de colaboración y apoyo que recientemente vuelve a surgir en la sociedad, pese a la tendencia individualista que ha fomentado el capitalismo.

El primero de los cinco eventos tuvo lugar el 2 de noviembre en el panteón de El Saucito. La decisión de comenzar en este lugar fue porque el barrio también se encuentra ahí, entre quienes moran perpetuamente y sus familias que acuden en esa fecha tan significativa a visitarlos.

Ricardo destacó que es un orgullo para la banda haber presentado por primera vez en la historia del Panteón del Saucito, desde su apertura en 1890, un espectáculo musical como este.

Joel agregó que fue muy simbólico empezar en un lugar así, poco convencional, porque por la fecha, el sitio estaba lleno del folclor, aunque también eran conscientes de estar en un lugar sacro y de alto nivel energético, lo que los mantuvo inmersos en un aura ceremonial.

“Fue también un viaje espiritual y melódico, un viaje artístico en el corazón de la mexicanidad, que es este culto a los muertos, quizá a la trascendencia, a la parte espiritual que el mexicano lo sepa o no, la tiene mucho más desarrollada que otras culturas”.

Días después, el 12 de noviembre, realizaron un concierto en el área femenil de La Pila donde tuvieron una recepción muy especial. Al respecto, Miguel comparte que en 15 años han tenido públicos diversos que expresan con baile la energía que les transmite su música, pero nunca habían experimentado una entrega como la de las internas.

“El estar en un Pineda Covalín como el año pasado, o cuando le abrimos a los Gipsy Kings, con un público de entre 2 mil y 3 mil personas, y ver la reacción de público como las internas en el centro penitenciario, fue increíble porque es muy fuerte y muy enérgica (…) se emocionan de una manera muy intensa, muy profunda y nos contagian también a nosotros”.

Emmanuel coincidió en que la respuesta ahí fue fenomenal, pues hubo muchísima energía que se manifestó con total libertad cuando se retiraron las autoridades que acudieron al evento.

“Ya en el cuarto o quinto tema que tuvieron que retirarse las autoridades, entonces ya se soltaron la greña las chicas y toda la fiesta, pero en grande. A mí en lo personal me motivó, más bien me cautivó y me emocionó sobremanera, yo estaba muy serio, pero aguantándome, así como que las lágrimas, porque veía a todas las chicas gritando con una libertad. Eso yo creo que fue lo que más me movió, porque pareciera que el hecho de estar en donde están, les permite valorar más las libertades a las que sí tienen acceso”.

El 21 de noviembre tuvieron una presentación en la Casa del Migrante, en la que hubo representación de los consulados de Guatemala, El Salvador, Honduras, y la Dirección de Asuntos Migratorios del Ayuntamiento de San Luis Potosí.

En este sitio Miguel dijo haber tenido una recepción similar a la de las internas en La Pila, pues aunque los migrantes se encuentran en libertad, por su seguridad se confinan en este albergue, lejos de sus hogares. Lo que hace más significativo tocar música gitana balcánica, creada por grupos de migrantes en este sitio.

“Yo sentía a los a los migrantes igual, bien presentes, estando ahí y también con muchísima energía. Fue muy muy porque yo creo que lo gitano, lo viajero, lo migrante lo traemos todos en el corazón, en nuestros antepasados también. Entonces, haber tocado para ellos música de migrantes aparte, o sea, lo que es la música gitana balcánica fue también muy emotivo”.

La gira de Sangre de Coyote “por el barrio”, continuó el pasado 2 de diciembre en el Centro de Internamiento Juvenil, y además de un concierto, pudieron llevar a cabo una clínica musical, con la intención de llevar esta “brújula de arte” a las y los jóvenes que en este momento se encuentran ahí con situaciones de vida complejas.

Este encuentro, llevó a Andrés a reflexionar sobre los contextos de los internos que en su mayoría son hombres, y observa que hace falta allegarles de conocimientos básicos de física, acústica, literatura, poesía, entre otros, que permiten experimentar la realidad de una manera más asimilable, y que en este caso les resultaron totalmente nuevos.

Destacó el caso de la única joven interna, quien se animó a tocar una canción con ellos, ya que ahí en el tutelar tienen instrumentos y ella había estado practicando una canción. Él le prestó su acordeón y el resto de la banda la acompañó.

“También siento que fue de los momentos más emotivos, ver, por ejemplo, la chavita ser acompañada aquí por mis compañeros, con el acordeón tocando una canción que le gusta. Siento que se logró hacer una misión así que no esperábamos, pero que fue muy satisfactoria”.

Miguel agregó que en este masterclass, los adolescentes estaban muy abiertos y receptivos, igualmente muy presentes escuchando todo lo que dijeron en la charla, interactuando de manera educada y respetuosa, contrario a lo que comúnmente podía pensarse.

Joel también hizo mención de que les hicieron de su conocimiento que actualmente quienes llegan a este centro es por delitos más graves, como secuestro, portación ilegal de armas, entre otros, lo que es también un termómetro social muy importante, con el que se ve que la escalada de violencia, por lo que es aún más relevante llevar este tipo de eventos ahí.

Por su parte, Emanuel observó, como muchos especialistas lo han señalado, lo que las y los jóvenes necesitan es simplemente atención, y en este caso mostraron ser personas nobles, con quienes se puede dialogar e interactuar musicalmente.

“Por ejemplo, a esta chica que tocó con el acordeón de Andrés, la veo con un fuerte potencial, o sea, si ella se decidiera de repente a estudiar profesionalmente una música ya que sale de aquí, tiene para hacer grandes cosas. Es lo que siempre se dice de los músicos, que todos tienen un gran potencial, pero todos estamos sujetos a las condiciones económicas, y el ambiente sociocultural”.

Por ello resaltó que, en este caso, el aporte de la banda es llevarles esta música como una opción alterna a toda la contaminación ideológica que los bombardea a través de los medios de comunicación, series y películas generadoras de violencia, por lo que desde su trinchera buscaron cambiar esa narrativa.

Viaje energético de ida y vuelta

Aunque realizar los conciertos en estos espacios ha representado un gran reto debido a las dificultades técnicas propias de tocar en sitios no destinados para ello, además de que requiere gran energía y entrega tanto de los músicos, como de quienes se encargan de la logística e instalación de equipo, disfrutan esto que Miguel llamó un “viaje energético de ida y vuelta”.

Si bien aún falta una presentación más para concluir esta etapa del proyecto, Sangre de Coyote considera que más allá de cumplir con el objetivo que se plantearon desde un inicio, han obtenido inclusive más de lo esperado, pues sienten una gran retribución a nivel energético.

“Ya sobrepasamos por mucho lo que esperábamos lograr y la verdad es que es un tema muy importante en la música, en la industria musical y yo creo que hasta de nuestro país, vaya, porque siempre buscamos oportunidades afuera, y donde todo el mundo está de moda o la cultura te marca, y se nos olvida trabajar la tierra propia y trabajar la raíz y los orígenes. Y yo siento que este proyecto va muy de ahí. Es semilla que florece el barrio y el barrio es donde se nos había olvidado trabajar, y donde más nos está generando energía y algo que se nos está volviendo. Entonces, yo creo que es este proyecto es súper trascendente. Va más allá de nosotros, esto es esto es algo que nació de aquí, de la ciudad, la cultura, los personajes, las uniones”.

Respecto a la importancia de acercar el arte al barrio y su gente, Emanuel señaló que es necesario volver a la práctica de dar un poco mas, lo que coloquialmente se le conocía en comercios y mercados como “el pilón”. Que en el ámbito musical se da también para agradecer los aplausos, con un par de canciones más.

“Es interesante cómo este fenómeno tan simple, tan sencillo, que ya se empieza a estudiar de manera antropológica y social, tiene mucho que ver con el bienestar de la comunidad. Entonces, ya que alguien te regale un poquito extra de lo que tú le estás consumiendo, crea como un bienestar social, una empatía, y un ambiente armónico”.

Miguel agregó, de este proyecto ha aprendido que la música es muy poderosa en diferentes niveles; tiene un gran poder de transformación social y el hecho de llevarla a donde no está es muy enriquecedor porque cabe en donde sea, desde las calles, el camión, el mercado, hasta grandes recintos.

“Las artes son una forma muy importante de dar expresión a nuestros dolores, a nuestros sufrimientos, a nuestras faltas de oportunidad, nuestra falta de libertad y pues sí, yo creo que como la música es una expresión tan directa, va directo al núcleo de las cosas”.

Por su parte Andrés, estima que este proyecto es también una forma de devolver lo positivo que ha llegado a sus vidas, y la fortuna que implica poder dedicarse a lo que les apasiona, por lo que con estas presentaciones han podido compartir un poco de eso a las personas también.

Al culminar este proyecto, que es documentado por el cineasta Carlos Muñoz para presentar un trabajo audiovisual sobre la gira, el siguiente paso para la agrupación es trabajar en música original, que arranca con el Vals del Coyote, compuesto por Miguel Fajardo. Por ello invitan a los lectores a seguirlos en sus redes sociales, para conocer más de su trabajo.