Por Victoriano Martínez
A 58 días de la posibilidad de que todos los trabajadores universitarios lleguen a una quincena sin poder recibir su sueldo, el rector Alejandro Zermeño Guerra se mantiene a la espera de una llamada del secretario de gobierno para abrir las mesas de diálogo en tanto que la convocatoria a una protesta por el adeudo del gobierno estatal no alcanzó a reunir ni a 100 manifestantes.
Si bien no hubo grupos o corrientes universitarias que reivindicaran la convocatoria a la marcha de protesta, el motivo (“en defensa de la autonomía universitaria y por la liberación del presupuesto retenido a la UASLP”) parecía estar por encima de cualquier sesgo faccioso como para haber sido atendido por muchos más universitarios.
Menos de 100 estudiantes de los 32 mil 813 que la Secretaría de Educación Pública reporta como matriculados en la UASLP podría ser indicador de la poca capacidad de convocatoria de quienes hicieron el llamado, pero más grave es que muestra que una causa que los involucra y afecta a todos no haya sido razón suficiente para salir a la calle.
Menos de 100 estudiantes y ninguno de los 5 mil 686 trabajadores universitarios, de los cuales 2 mil 183 son profesores, que en lugar de dar facilidades para la asistencia a la protesta la inhibieron advertir a los alumnos que no asistieran a sus clases a la hora de la manifestación no se les justificaría la falta.
Si esa fue la reacción, menos se podría esperar que participaran en la convocatoria a defender la autonomía universitaria y la entrega del presupuesto que en menos de dos meses los podría dejar sin su salario.
Una actitud del personal académico, inhibidor y ausente, y del personal administrativo ausente, muy en la línea del deslinde de la convocatoria por parte de las autoridades universitarias que calificó el llamado a la defensa de la Universidad como una provocación o una invitación a desestabilizar a la institución.
“Cabe recalcar que no alentamos la presencia en las calles, en eventos convocados posiblemente por actores externos, que buscan causar malestar a la ciudadanía y animadversión a las necesidades reales de la máxima casa de estudios”, señaló el comunicado de la UASLP.
Haya sido la escasa convocatoria de quienes hicieron el llamado, la actitud inhibidora por parte de las autoridades universitarias o ambas, el resultado fue que el grupo que reivindicaba la autonomía universitaria y reclamó el pago del adeudo del gobierno estatal fue tan reducido, que lo que apareció como un grupo con intenciones de infiltrar una posible marcha multitudinaria resultó más numeroso que optaron por marchar con algunos minutos de diferencia.
Un juego de autosabotaje para el sentir de un grupo de universitarios en el que a la Rectoría y su comunicado inhibidor la colocan como quien no quiere molestar al gobernador a pesar del maltrato que de él recibe, pero que también presagian que, llegado el momento en el que sea urgente una movilización, sea la convocatoria de las autoridades universitarias la que ya no se atienda.
A menos que el cálculo de Zermeño Guerra esté planteado para facilitarle al gobierno atender lo urgente con lo mínimo hasta donde sea posible sin exigirle la totalidad de los recursos no entregados y sólo salvar las tres quincenas y los aguinaldos que hoy se señalan como el mayor y más importante riesgo.
Es decir, si el 30 de noviembre se debe cubrir una nómina quincenal de 73 millones 879 mil 340.05 pesos, sea lo que abone el gobierno para evitar el conflicto, y lo mismo se haga con las quincenas del mes de diciembre.
Para esas tres quincenas, la UASLP requiere 221 millones 638 mil 20.15 pesos que es una cifra inferior al adeudo por 229 millones 103 mil 497pesos acumulado este año hasta el mes de septiembre. El gobernador Ricardo Gallardo no tendría que pagar todo lo que adeuda para resolver el conflicto salarial y aún quedaría a deber 7 millones 465 mil 476.85 pesos.
Si a esa cifra se suman los 51 millones 994 mil 998 pesos que el gobierno estatal debe entregar en octubre y noviembre como parte del convenio con la SEP, Gallardo Cardona podría cubrir todo lo convenido y la UASLP contaría con 59 millones 460 mil 474.85 pesos para los aguinaldos.
Si le alcanza o no, el gobernador podría señalar mala planeación por parte de la Universidad para cubrir esa prestación… o hasta anunciar que le hará un préstamo para salvarla del problema.
¿Cuál es la esperanza de la tibieza de Zermeño Guerra al evitar presionar por que se le pague el adeudo y optar por esperar a que lo llamen para negociar como si no fuera el principal interesado en evitar una crisis laboral?
Y los 5 mil 686 trabajadores universitarios, ¿comparten esa misma esperanza y están a la espera de que el 30 de noviembre no les llegue su quincena para tomar en serio el riesgo del que ya habló Zermeño guerra y hasta entonces protestar para exigir “la liberación del presupuesto retenido a la UASLP”?
No, no hay despertar universitario…