No, los robots no te van a asesinar; afirmarlo es peligroso

No es nada nuevo que los robots estén involucrados en muertes de humanos. Sin embargo, en los últimos días pareciera que acaba de ocurrir por primera vez en la historia. El deceso reciente de un hombre que fue agarrado por un robot y aplastado contra una placa de metal en una fábrica de Volkswagen en Baunatal, Alemania, atrajo amplia atención de los medios. Esto fue suficiente para disparar temores y paranoias infundadas en Apocalipsis cinematográficos. No obstante, el incidente es sorprendentemente similar a uno de los primeros casos registrados de una muerte que implica a un robot industrial, hace 34 años.

El 8 de diciembre de 1981, Kenji Urada, un obrero industrial, falleció luego de que un robot lo empujara a una rectificadora. El japonés de 37 años se ocupaba de las tareas de mantenimiento en una planta de Kawasaki y la causa del accidente fue que el autómata no estaba totalmente desconectado cuando el humano realizaba su labor.

Urada suele ser considerado como la primera víctima registrada en morir por las acciones de un robot. Sin embargo, un par de años antes, el 25 de enero de 1979, Robert Williams falleció en otro accidente relacionado con un robot, en una planta de ensamblaje de la compañía Ford, en Flat Rock, Michigan.

Sin embargo, ya sea hace tres décadas o ayer, la premisa es simple: incluso con los estándares de seguridad continuamente elevándose y con las probabilidades de accidentes a la baja, este tipo de eventos se irán presentando con mucha más frecuencia conforme pase el tiempo, por la sencilla razón de que la presencia de robots irá aumentando paulatinamente.

Los autómatas llevan presentes en la industria desde hace décadas y cada vez serán más comunes. Foto: EFE

Esto quiere decir que es importante entender este incidente de manera apropiada, publicaIFLScience y agrega que una clave para hacerlo de manera apropiada es utilizar un lenguaje preciso y apropiado para describirlo.

Así, aunque en un sentido es legítimo referirse al incidente en Baunatal como un caso en el que el “robot mata al trabajador” (como muchos informes lo han hecho) esta misma declaración resulta engañosa y raya en la irresponsabilidad. Por tal motivo, sería mucho mejor expresarlo como un caso en el que el “trabajador fue muerto en un accidente con un robot”.

Cierto, puesto de esta manera no llama la atención, pero eso es precisamente el punto. El hecho es que los robots –a pesar de que uno pudiera ser alentado a creer en la ciencia ficción y a pesar de lo que pueda suceder en el futuro lejano– en la actualidad carecen de lo que consideramos verdaderas intenciones, emociones y propósitos. Y, contrariamente a las recientes afirmaciones alarmistas, no van a adquirir esas capacidades en un futuro próximo.

Los robots pueden ser compañeros de los humanos, pero hay que definir en quién recaen las responsabilidades de sus acciones. Foto: Shutterstock

Por tal motivo, una máquina sólo va a “matar” en el sentido en el que lo haría un huracán o una pistola, por ejemplo. No pueden matar de la misma manera en la que algunos animales pueden hacerlo y, mucho menos, en los mismos términos en los que un humano puede cometer asesinato. Aún así, un homicidio es lo que viene a la mente de la mayoría de la gente cuando leen “robot mata a trabajador”.

Insistir en el uso de un lenguaje adecuado para un tema como este no es un ejercicio académico pedante. Hay mucho en juego. Por un lado, un miedo injustificado de robots podría conducir a un innecesario “invierno de inteligencia artificial”, un periodo en el que la tecnología deje de recibir financiación para investigación. Esto sería retrasar o denegar los beneficios considerables que los robots pueden traer no sólo para la industria sino a la sociedad en general.

Pero incluso si no se es optimista sobre los beneficios de los robots, aún así debe considerarse el tratamiento adecuado de este tema. Dado que los autómatas no tienen responsabilidad, los seres humanos son los responsables de lo que hacen los robots. Sin embargo, como la presencia de estos es cada vez más frecuente, también parecerá como si en realidad tuvieran su propia autonomía e intenciones, por lo que parecerá que pueden y deben ser considerados responsables.

A pesar de que con el tiempo puede llegar un día en que la apariencia corresponda con la realidad, habrá un largo período de tiempo (que ya ha comenzado) cuando este aspecto será falso. Incluso ahora que ya estamos tentados a categorizar nuestras interacciones con robots, afirmando que hay cosas de las que somos responsables y otras de las que no. Esto plantea el peligro de que los autómatas se conviertan en chivos expiatorios del robot, y pasemos por alto la responsabilidad de diseñadores humanos, desarrolladores y usuarios involucrados plenamente.

Animal Político

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