Opinión: Sin ánimo para votar

Por: Eduardo Delgado Torres

 

Egresado de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Dedicado al oficio de periodista desde hace 25 años y ganador del certamen estatal de periodismo en dos ocasiones.

A lo largo de mi trayectoria he trabajado como reportero en los diarios Momento, Pulso, La Jornada San Luis, semanario Exprés y como corresponsal de Milenio. Responsable de mesa de asignaciones en Tv Azteca San Luis y director de noticias en Global Media, ambos medios electrónicos. Desde marzo de este año coordinador del portal digital astrolabio.com.mx.

Quizá de niño o joven recuerdo haber escuchado a mi padre que el Partido Revolucionario Institucional siempre ganaba. En esa lógica se desalentaba la participación de los electores en las urnas, porque aquello implicaba que sufragar resultada una vil pérdida de tiempo.

La primera vez que acudí a votar fue en 1982, cuando el priista Miguel de la Madrid Hurtado acuñó como lema de campaña: “La renovación moral”. Ganó con una diferencia de 13 millones de votos respecto del panista, Pablo Emilio Madero, según Wikipedia.

En San Luis Potosí gobernaba el priísta Carlos Jonguitud Barrios y el Ayuntamiento lo gobernaba Salvador Nava Martínez, de quien escuchaba comentarios positivos, de mi padre y muchas personas.

Tres años después acudí a las urnas para elegir alcalde. En aquel entonces, sino mal recuerdo, Guillermo Pizzuto Zamanillo contendió por la alianza opositora integrada por panistas, el Frente Cívico Potosino y otros organismos políticos. Se impuso el priista Guillermo Medina de los Santos.

Recuerdo la garrotiza que un grupo de policías ministeriales, encabezados por Julio Alfredo Ceballos, les propinó a varios ciudadanos el primer día de enero de 1986 en la plaza de Armas y del incendio en el palacio municipal.

Me incorporé al periodismo en 1990 como reportero de deportes. De mi incursión en la sección local recuerdo con agrado que una de mis primeras notas le dio pauta al entonces jefe de redacción del periódico Momento, Alfonso Olivares Faz, para tomar el teléfono y solicitar el cartón del día siguiente. Esa vez el gobernador, Leopoldino Ortiz Santos, fue el personaje caricaturizado.

A lo largo de mi trayectoria periodística he constatado la miseria padecida por la mayoría de los potosinos en las diversas regiones del Estado. A la fecha siguen sumidos en la misma condición. En contraste cada sexenio surgen nuevos ricos.

Durante una parte importante de mi profesión cubrí la fuente política, lo que me permitió vivir de cerca el comportamiento de los actores políticos, lo que al paso del tiempo me ha generado un paulatino desencanto y, por ende, un desanimo para acudir este domingo a votar.

La degradación de la clase política potosina es quizá lo que más me desanima para acudir a votar. Más que la plena certeza de que, sin importar quien resulte ganador, como gobernador, alcalde, diputados locales o federales, las cosas no variarían ni un ápice. Sería digno pero, creo, iluso sufragar por un candidato no registrado, porque no hay un movimiento social que promueva a uno con una esperanza real de triunfo. De todo modos, algo haré con las boletas.

 

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