José de Jesús Ortiz
El periodista Gonzalo Rocha, caricaturista del diario La Jornada desde hace cuatro décadas, presentó este viernes en la capital potosina su novela gráfica Posada, la vida no vale nada y la hoja suelta un centavo, sobre el genio de Aguascalientes, José Guadalupe Posada, de quien refirió que en esencia se trata de un periodista que nunca buscó trascender ni asumirse como artista, y lo definió como un hombre moderno, expresión de lo popular.
En su novela gráfica, el autor plantea que hay tres imágenes icónicas definitorias que pueblan el inconsciente del mexicano: la primera es la imagen del águila y la serpiente “latente en la imaginación durante siete siglos”; la segunda, es la imagen de la Virgen de Guadalupe; la tercera, es la imagen famosa de Posada, la calavera sonriente “hecha para ilustrar el corrido de La Garbancera”, décadas después bautizada por Diego Rivera como La Catrina. “Son tres imágenes que no nos pueden fallar, si es que nos identificamos como mexicanos”, subrayó.
El trabajo representó un proceso de investigación de tres años y de elaboración de las imágenes presentadas a manera de historieta (en muchas de ellas a través de una reinterpretación de las ilustraciones, litografías y grabados originales de Posada). No buscó, expuso, que el libro fuera una biografía tradicional, sino más bien tomar y contar gráficamente diversos episodios de la vida del creador de La Catrina, como su infancia o la muerte.

“Hay muchos huecos que los llené con mi imaginación, tampoco pretendí que fuera una biografía tal cual, que fuera así, digamos, en tiempo cronológico”, señaló durante la presentación efectuada en la Sala de Cronista de Palacio Municipal, en un evento en el que también participó Fernando Betancourt, promotor cultural y fundador del grupo de teatro Zopilote. Un día antes, la obra fue presentada en las oficinas de Morena.
Caricaturista con una larga trayectoria a nivel profesional que inició en el periódico Unomásuno y continuó en La Jornada (medio en el cual se mantiene), además de otras publicaciones como El chamuco, Gonzalo Rocha consideró que, en esencia, José Guadalupe Posada fue un periodista gráfico que en su trabajo abordó temas sociales, desde una mirada original, mexicana, que no tuvieron otros ilustradores de su época, influenciados sobre todo por las corrientes francesas.
“No es un artista y no es artesano, para que sea un artista tendría que haber tenido esas pretensiones y él estaba haciendo un trabajo constante (periodístico) y de corto plazo. No tenía pretensiones de trascender, sino de que su trabajo saliera en un periódico. Él es un hombre moderno, industrial”.
Cuestionado por el público asistente sobre la importancia de Posada, expresó: “Me gusta mucho una frase de Luis Cardoza y Aragón, quien decía que Posada no era popular, sino que él era pueblo. Yo creo que sí, que en este México que es luego tan de castas, pues hay unos tipos que sí conectan más con el pueblo, con lo popular, pero no porque sean populares, sino porque pertenecen, entienden y gozan ese mundo”.
Aparte, en entrevista, Gonzalo Rocha advirtió que José Guadalupe Posada no fue un artista revolucionario en un sentido político o ideológico, que buscara el derrocamiento de la dictadura porfirista, como sí es el caso de periodistas como Daniel Cabrera, impulsor de la revista El hijo del Ahuizote, o de los hermanos Flores Magón, perseguidos por la dictadura:
“Políticamente no creo que fuera porfirista o antiporfirista, no es alguien que trabajara para una prensa ideológica como tal, como Daniel Cabrera que sí eran gentes vinculadas a clubs políticos o partidos”.
En cambio, aseguró, que Posada sí participó en publicaciones obreras, de organizaciones mutualistas, en las que claramente expresó un apoyo a los trabajadores explotados por el capital.

La novela gráfica se compone de cuatro capítulos, en los que el autor aborda la muerte e infancia de Posada, además de uno denominado El chalequero, sobre Francisco Guerrero Pérez considerado como el primer asesino serial en México a finales del siglo XIX y sobre el que Posada realizó diversos grabados; así como un capítulo dedicado al llamado baile de los 41, en el que contextualiza el escándalo social (y el escarnio moralista) que supuso la redada policiaca registrada en 1904 en una fiesta privada en la Ciudad de México en la que se detuvo a hombres vestidos de mujer y se involucró al yerno de Porfirio Díaz. Un episodio también ilustrado por el artista oriundo de Aguascalientes.