“Preferiría haber muerto”: sobreviviente en Nepal

Nepalese and French rescue teams take out from a damaged building Nepalese Rishi Khanal, 27, an injured survivor, to carry him to hospital, 82 after the earthquake, on April 28, 2015. Hundreds of thousands of Nepalis spent another night in the open on April 27 after a massive quake which killed more than 4,000, as officials warned the final toll could rise sharply once rescuers reach cut-off areas. AFP PHOTO / BIKASH KARKI

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Kathmandú, Nepal (30 de abril de 2015).- El terremoto que arrasó con Nepal el pasado sábado no sólo acabó con gran parte del país, también se ha llevado mucho del futuro de los sobrevivientes. Rishi Ram Khanal es uno de los “afortunados” que logró salir con vida de la tragedia, pero el panorama es tan desolador para él, que ya se lamenta de su suerte.

El equipo de rescate sacó a este agricultor de 28 años tras 80 horas de permanecer bajo montañas de escombros; ahora se recupera en el hospital universitario de Tribhuvan, donde los doctores le tuvieron que amputar una pierna.

“¿Qué voy a hacer el resto de mi vida?, se lamenta Rishi, “Mi oportunidad para ir a trabajar a Dubai se ha esfumado y tampoco puedo continuar aquí. No tengo dinero para comprar una silla de ruedas… ¿Cómo voy a seguir viviendo y sacar adelante a mi familia”. Para este joven, la vida ya no le parece suficiente consuelo, ni siquiera cuando últimos datos recaban que ya hay más de 5.500 muertos.

Rishi Ram llegó el miércoles a Kathmandú, procedente de DhakaBang, una pequeña localidad al oeste del país, donde dejó a su mujer y su hijo de seis meses, así como su trabajo como limpiador en un establecimiento de la popular cadena KFC, donde ganaba cerca de 220 euros al mes. Días antes de la tragedia, estaba emocionado ante su inminente traslado a Dubai para comenzar en un nuevo empleo, cuyo futuro incluía trabajo, comida, alojamiento y la posibilidad de pagar sus deudas en seis meses.

Pero sus proyectos quedaron sepultados bajo los escombros que dejó el temblor del pasado sábado. Ram vio caer sobre su cabeza el hostal donde estaba hospedado antes de dirigirse al aeropuerto; en cuestión de segundos quedó atrapado durante tres días. “Gritaba todo el tiempo pidiendo ayuda, pero no escuchaba nada. No había señal de que hubiera alguien a mi alrededor”, recuerda postrado en la cama del hospital donde es atendido.

Con muchos trabajos, logró sacar un pañuelo de su bolsillo y lo impregnó con su propia orina para humedecerse los labios. “Me dio energía para gritar y poder sobrevivir”, relata. Y gracias al equipo de rescate que lo localizó y trabajó más de siete horas, lograron sacarlo a la superficie. Ahora se confiesa en estado de shock y cree que por eso quizá no alcanza a apreciar su fortuna.

El paso de las horas reduce la posibilidad de encontrar vivas a las miles de personas que permanecen desaparecidas desde el 25 de abril. Autoridades estiman que la cifra puede alcanzar los 10 mil muertos. Mientras tanto, muchos sobrevivientes ya huyeron por el temor a nuevas réplicas y al origen de pandemias. Más de 10 mil 126 vehículos han salido de Katmandú en las últimas 24 horas.

A esta situación se suma la indignación de otra parte de los ciudadanos, que exigen al Gobierno y a las autoridades que aceleren la ayuda a las víctimas. En Katmandú, decenas de personas se manifestaron frente al Parlamento, mientras que en la aldea de Sangachowk, numerosos habitantes han bloqueado las carreteras con neumáticos ante la desesperación por la falta de comida.

 

Fuente: El Mundo.

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