Presupuestos, la ubre inagotable

 

Por: Leonel Serrato.

 

El 2017 será un año muy difícil para todos, no tanto como otros años funestos, que nos empobrecieron hasta el límite de lo soportable, o que nos violentaron hasta que se nos quitó la capacidad de asombro, pero sí, será muy difícil.

Las elecciones son el principal origen de muchos de los problemas, y aunque en San Luis Potosí no tendremos este 2017, en el país habrá votaciones en varios estados de la república, y es inevitable que generen conflictos.

Iniciamos con alzas al salario y a la gasolina, lo que traerá una serie de aumentos en todos los precios de bienes y servicios, al final quedará sepultado el nuevo salario mínimo y nuestra gente más pobre conforme avanza el año.

Los gobiernos están haciendo sus cálculos, y los grupos políticos que están detrás de cada gobierno afilan sus hachas de guerra, porque de lo que se trata para ellos es seguir mamando de la ubre inagotable del dinero público.

Opino que quitar los subsidios es correcto, porque durante décadas se destinaron miles de millones de pesos para que los precios de la luz y de los combustibles fueran menores a los de mercado, nos acostumbramos a no pagar por la luz o por los combustibles, y el dinero que se usa en subsidiar la gasolina no beneficia a todos, sino sólo a un porcentaje muy reducido de la población, es un subsidio mal dirigido, injusto y demagógico.

Usted puede decir que estoy equivocado porque aún las personas que no tienen automóviles se sirven de la gasolina, ya que todo el transporte de personas y mercancías se afecta, y que a la larga todos nos beneficiamos, pero eso es falso, apenas cierto en pocos casos.

Tampoco es problema real que las gasolinas tengan impuestos elevadísimos, porque al final esos impuestos sólo los pagamos quienes compramos combustibles en una gasolinera, los que le compran a los “huachicoleros” o “chupaductos” no tienen ese inconveniente.

¿Sabe dónde encuentro el verdadero problema? En lo que hace el gobierno con el dinero que obtiene, sea vía la venta de combustibles o sea por impuestos y derechos.

¿Para qué quiere dinero el gobierno? ¿Para construir refinerías, estaciones generadoras de electricidad, seguridad pública, salud, inversión en carreteras, puentes, créditos baratos al campo y a la industria pequeña y mediana, becas a la excelencia académica juvenil? Sería genial que usaran el dinero para eso, generando empleo, estimulando el crecimiento, pero no es así, el gobierno no usa el dinero para desarrollo, sino para mantener a una casta dorada de personas: Burócratas de todos los niveles, políticos y sus partidos, y millones de beneficiarios, tales como “pobres”, “víctimas”, “votantes”, etcétera.

El gobierno emplea el dinero en pagar altísimo salarios a sus empleados, y darles prestaciones impensables en una economía de libre mercado. El gobierno quiere el dinero para dárselo a los partidos políticos, y a los gobernantes para que se lo roben. El gobierno usa el dinero para pagar los votos que compran cada elección.

Un trabajador mexicano recibe 15 días de aguinaldo, ¡los empleados del gobierno reciben 90 días!

El salario –al menos en San Luis Potosí– de una secretaria anda alrededor de los 10 mil pesos mensuales, trabajando 8 horas diarias, seis días a la semana, en cambio un empleado similar en el gobierno cobra más de 20 mil pesos, y trabaja efectivamente menos de 6 horas diarias, cinco días por semana, cuando lo hacen, porque en realidad decenas de miles personas cobran en el gobierno sin trabajar, o simulando hacerlo.

Hay miles de trabajadores gubernamentales falsos, aviadores pues, y los pocos que sí trabajan, que sí lo son de verdad, enfrentan una carga de trabajo desmedida, y una tremenda precariedad en sus puestos, ya que por no ser aduladores seguro los despiden. Al gobierno no se entra a trabajar por la capacidad demostrada en un examen de oposición o un concurso de competencias, sino que la “chamba” o la “plaza” se la “consigue” un amigo que está bien con “los de arriba”, o una lideresa sindical, a contentillo.

¿Sabe usted que las lideresas sindicales –casi todas son mujeres– de los burócratas son el ejemplo vivo de lo antidemocrático y sectario? Tienen décadas ejerciendo los cargos sindicales, no tienen expresiones de oposición porque no tienen libertad democrática al interior de sus sindicatos, y utilizan los métodos más rudos del mundo para seguir a sus anchas “representando” a los burócratas.

Ponga usted que los salarios exorbitantes de la casta dorada de los burócratas no sean el problema, pensemos que sí trabajan todos, y que además lo hacen con mística y patriotismo; pensemos también que las lideresas son amadas por sus agremiados.

¿Qué me dice del dinero que el gobierno destina a los partidos políticos y su dorada burocracia interna, amén del que se gasta en pagar a la élite de los organismos electorales? Son cientos de millones de pesos que usamos en pagar entidades absolutamente inútiles y repudiadas por todos los ciudadanos.

Nada hay en este país más odioso que los partidos, sus líderes, sus activistas y sus aviadores –sí, porque también hay personas al interior de los partidos que han estado pegados a las ubres presupuestarias durante toda su vida sin hacer nada– y luego sus regidores, presidentes municipales, diputados, senadores, gobernadores, presidente de la república, constituyendo una inmensa cantidad de personas que cobran mucho dinero sin trabajar un minuto de sus vidas.

La democracia mexicana es tan cara como inservible; los partidos políticos y los vividores que se agrupan en ellos no representan a la gente, no son reflejo de los deseos de la población, ni tampoco de su sentir, son una lacra, más bien un cáncer que se multiplica elección tras elección, y que además se enquistan cínicamente, resistiéndose a ser removidos cuando cesan en sus “encomiendas”.

Gobierno que entra en funciones, gobierno que engorda la nómina, y al final tenemos una colección variopinta de parásitos de todos los colores cobrando del gobierno. Partido que se constituye, partido que ingresa al presupuesto con millonarias sumas, para que las gasten en lo que les de la gana, sin rendir cuentas. Si acaso un partido es cachado en sus latrocinios, la sanción será una multa, que pagarán con el mismo dinero público que se les otorga, ¡nomás faltaba!

Ah, pero no faltará el “pensador” que crea que los partidos y las amibas que prohíjan son entidades útiles para garantizar las libertades cívicas, y créame hay muchas personas que lo creen genuinamente. Digamos que los partidos tuvieran alguna utilidad, y que gastar en ellos no es tirar el dinero.

¿Qué me dice de todo lo que los gobiernos regalan a las personas bajo el pretexto de la pobreza, o de la injusticia?

Hay comisiones gubernamentales –y muchas hasta pomposamente autónomas– que ordeñan el dinero público por miles de millones al año; olvide la casta privilegiada de los que tienen empleo en esas entidades, y también olvide que los nombran o contratan como cuotas de los partidos políticos, vea sólo el dinero que gastan y en qué lo gastan los angelitos.

Comisiones de Derechos Humanos, Para Prevenir la Discriminación, Para Erradicar la Violencia en contra de las Mujeres, de Protección a la Infancia, de Fomento al Deporte, de Atención a la Juventud, de Fortalecimiento Municipal, de Profesionalización del Servicio Público, de Investigaciones para el Desarrollo, de Protección al Ambiente, de Desarrollo Forestal, de Atención a Víctimas, de Combate al Secuestro, de la Implementación de la Reforma Penal, de Seguridad Pública, de Combate a la Corrupción, de Atención a Migrantes, de Mexicanos radicados en el Extranjero, de Fomento al Cultivo del Café, de Fortalecimiento de las Relaciones Iglesia-Estado, de Fomento a la Cultura y a las Artes, de Preservación de Sitios y Monumentos Históricos, de Observación Electoral, de Fomento a la Lectura, de Preservación de la Sierra de la Virgen Guanga, de la Implementación de la Mejora Genética de las mulas y… de la madre que los parió.

Cientos, miles de millones de pesos gastados en sobornar a las diferentes áreas de la sociedad para que los dejen robar en paz. Ninguna sirve, ninguna da resultados, ninguna ha generado un cambio medible en las áreas que “atienden”, sólo han sido espacios para que los encargados cobren jugosos salarios y dispendien el dinero de todos.

¿Las “comisiones” no le indignan? ¿Qué tal los programas de “desarrollo social” o de “combate a la pobreza”?

Estufas ecológicas, piso firme, becas a madres solteras, niños en solidaridad, progresa, prospera, setenta y más, cobija a un hermano, alimenta a los hambrientos, 9999 la cuenta del Teletón, soba a un tullido, acaricia a un perro, evita la mortandad de las tortugas, adopta un delfín, recibe tu vaporera, saca a un preso de la cárcel, útiles escolares y uniformes para los niños, córtale las uñas a un gato en situación de calle, tortillas a menos de su costo de producción, alimenta a los cuervos, deja de pagar el agua con borrón y cuenta nueva, ahórrate las multas por no pagar impuestos, saca la licencia de manejar sin saber manejar, adquiere tu automóvil chocolate, preña a tu novia menor de edad, abandónala y el gobierno te la mantiene y educa a tu hijo, agua purificada en garrafones, despensas, medicinas, lo que sea que se les ocurra para regalar el dinero de los contribuyentes, haciendo de la gente una mercancía, ofendiendo la dignidad humana comprando a las personas como ganado para las siguientes votaciones, fomentando la cultura de estirar la mano, asistir a los mítines para quedar inscritos en la orgía de mamar de la ubre oficial.

Si, es un golpe tremendo, fuertísimo, el aumento a las gasolinas y el diesel; tardaremos mucho tiempo en recuperarnos de este robo descarado que nos infringe el gobierno.

Pero, ¿No le parece más grave la manera en que se gastan el dinero público los gobiernos?

Si no le encabrona es porque seguro usted no paga impuestos, porque sí los paga aunque no lo sepa –los paga hasta cuando compra un chicle– de cierto, y entonces debe llenarle de ira.

Las despensas, las vaporeras, las cobijas, los garrafones de agua, las tortillas a menor costo que el de producción, las medicinas, los útiles y uniformes escolares, y todos los programas en los que el gobierno dice que lo que le da es “gratis”, no son ciertos, le están viendo la cara; nada es gratis en esta vida.

Si usted votó por un candidato, como Carreritas o como el exedil soledense –hoy capitalino– para que le den las cosas gratis, déjeme decirle algo muy irrespetuoso, pero tan cierto como que hay noche y día, Usted no tiene madre; usted no se respeta ni se quiere a usted mismo; usted no quiere ni respeta a sus conciudadanos; usted está fomentando que se roben el dinero público con tal que las dádivas le lleguen a su persona, y así, cuando aumenten la gasolina, cuando suban los impuestos, cuando contraten más aviadores, cuando hagan más “comisiones”, cuando registren un nuevo partido parásito, o cuando huyan del país con los bolsillo llenos del dinero robado, no se queje, no lloriquee, no se manifieste, disfrute mientras le den, y agárrese de allá cuando se le acabe, porque se acabará la ubre, téngalo por seguro.

¿Qué podemos hacer?

¿Manifestarnos en las calles? ¿Dejar de comprar combustibles? ¿Bloquear carreteras y quemar casetas? ¿Escuchar a Kate del Castillo, aunque sea delincuente confesa? ¿Dejar de pagar impuestos? ¿Una huelga general? ¿Nada? ¿Quedarnos en casa, esperando a que las cosas revienten? ¿Llenar nuestros muros de las redes sociales de publicaciones en contra de Peña? ¿Darle “like” a los estados o publicaciones que convoquen a las resistencia civil pacífica? ¿Enviar cadenas incendiarias por WhatsApp? ¿Publicar imágenes graciosas, de broma, “memes”, para desahogarnos?

Yo le tengo unas propuestas:

Si Usted recibe dádivas gubernamentales, no las acepte. Despéguese de la ubre, no quiera mamar usted solo y que se pudra el resto de la gente, pónganse a trabajar.

Si Usted es falso empleado del gobierno, aviador, simulador, chambista, váyase del gobierno, póngase a trabajar.

Si Usted es beneficiario de los muchos programas de atención de parte del gobierno, deje de hacerse tonto, no pida dinero que sabe que no le corresponde, póngase a trabajar.

Si Usted es senador, gobernador, diputado, alcalde corrupto, demagogo, comprador de votos, funcionario o dueño de un partido, ya párele, no abuse, no se pase de listo, no joda, póngase a trabajar.

Y si Usted no está en esos casos, pregúntese ¿Hasta cuándo dejaré que me vean la cara de su pendejo?

Temario

No lo pierda de vista esta semana:

  • Las gasolinas será un tema explosivo.
  • Empresarios y comerciantes iniciarán su enojo, tímido al principio, después más intenso.
  • Los precios, ¡madre mía!

 

 

Leonel Serrato Sánchez

unpuebloquieto@gmail.com

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