“Que me lo presenten”

Por Victoriano Martínez

Si existe o no en la UASLP un asesor con un sueldo mayor al del rector queda en segundo término ante la respuesta que da Manuel Fermín Villar Rubio al ser cuestionado sobre ese personaje.

“Que me lo presenten para saber quién es”, no sólo es una respuesta evasiva que trata de descalificar el cuestionamiento. Muestra la poca seriedad con la que el rector toma el tema.

El dato no salió de la nada. Aparece en la Plataforma Estatal de Transparencia (PET) como parte de la información que difunde de oficio por obligación legal la UASLP, por cierto, con una maniobra de ocultamiento de información que dificulta la identificación de los funcionarios y sus sueldos.

“Si hay algún error lo corregirán”, es otra parte de la respuesta que coloca a Villar Rubio no sólo como evasor de la pregunta, sino como evasor de su responsabilidad sobre todo lo que ocurre en la Universidad, especialmente en el cumplimiento correcto y cabal de la Ley de Transparencia.

Él debe ser el primer interesado en que no se den ese tipo de errores (si es que lo son) en la publicación de información pública que deben difundir de oficio, por ley.

“Lo corregirán”. ¿Acaso lo que ocurre en la UASLP le es ajeno? Si es así, ¿qué hace en la rectoría?

En el colmo de la irresponsabilidad, Villar Rubio señaló que esa información difundida como obligación de transparencia no es tan importante, como lo que se vio en su informe.

Se coloca el rector como el típico servidor público que cree que el cargo le da derecho sólo a un lucimiento personal al que le estorban las obligaciones de transparencia.

Una postura con la que Villar Rubio exhibe claramente la idea que hay atrás de la opacidad con la que la UASLP simula cumplir con la Ley de Transparencia en su página Web y la PET.

Es claro que Villar Rubio se desentiende de la transparencia porque prefiere la apariencia de la parafernalia de un informe que está muy lejos de serlo, en tanto atiende a su interés personal y no al derecho de la población a saber el destino de los recursos que aporta vía impuestos.

Si desde la rectoría se menosprecia de esa forma el derecho de acceso a la información pública, la única certeza sobre la información que difunde de oficio la UASLP es que no es confiable porque “en todo siempre hay errores” y ya “lo corregirán”.

No es un descuido, es una política de opacidad.

A Villar Rubio le debería importar, aunque sea un poquito. En el formato correspondiente a los sueldos (en el que omiten nombres), señala que el puesto de rector está ocupado por una persona del sexo femenino.

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