Reclamos, con legítima gallardía

 

Por: Eduardo Delgado.

 

Este jueves, seguro, fue un día bastante agrio para Don Ricardo.

Hombre acostumbrado a los aplausos, la ovación, loas, vítores, la pleitesía, adulación, etcétera, enfrentó reclamos de la gente, a la que él llama “mis patrones”.

Se enfadó y fue evidente en sus gestos. Lo interrumpieron con reclamos durante el discurso que ofreció previo al banderazo de arranque de los trabajos de pavimentación, con concreto hidráulico, de la avenida Francisco Martínez de la Vega.

Felicitó “a los muchachos” del organismo operador del agua potable, porque han mejorado el servicio: “Qué bonito, les digo a los señores de Interapas, que la gente hoy les aplauda y… con mucho respeto…antes se las mentaban”.

“¡Pero queremos agua limpia!”, le gritó una mujer que inició la cascada de reclamos. Don Ricardo, de camisa azul y con su Rolex en mano derecha, intento en vano conciliar.

Un hombre le gritó “focos” y otra mujer “hoyos”. “Donde haya hoyos allí también va a estar el Ayuntamiento y no le hace que sean de Interapas”, se comprometió con absoluta entereza…. perdón, con Gallardía.

Entre aplausos, una mujer de cabello corto y teñido, con un niño sentado en sus piernas, le alzó la voz a Don Ricardo. “¡Mi calle es un río de aguas negras y no le miento! ¡Aquí tengo videos!”. Extendió su brazo mostrándole un celular en su mano. Frente a ella, otra mujer sostenía una cartulina con la leyenda: “Don Ricardo usted sí cumple. ¡Gracias¡”.

Ni Gallardo Juárez ni su equipo de colaboradores daban crédito. La directora de Obras Públicas, el Director de Desarrollo Social Municipal y el Oficial Mayor, se miraban unos a otros.

Lo que esperaban se convirtiese en otro acto de “proselitismo” los colocó en un escenario inesperado e incómodo para Don Ricardo.

“Le comentaba a la muchachita… bueno señorita, perdón… de la Candela… es la de rosa y azul… nos están escuchando en vivo en todo San Luis Potosí… y gente sentida como ustedes ¡manifiéstese!, ¡hable!, ¡grite!, ¡diga!… ¡para eso estamos!”, afrontó Gallardo.

“Le comentaba que allí están los toldos amarillos… ¿qué hacemos con ellos?…viene gente para escucharlos y priorizamos”, añadió.

Pero les advirtió: “Esto no cambia de un día para otro” y menos luego del abandono de “tantas administraciones”, justificó.

“Me da rabia que escucho en los noticieros… Dios mío… con lo mismo… machacando, machacando, machacando, de una cosa y de la otra, como si me hubieran dejado un Ayuntamiento con un regular mantenimiento”, añadió.

A pesar de que todos los días inaugura una obra, arguyó, el reto es tan colosal “que a esto no le veo para cuando”. Provocó aplausos y ovaciones de sus fans.

“¡Si se puede! …¡Sí se puede!”, escuchó Don Ricardo entre el alud de quejas. En un momento de Gallardía le ordenó a uno de los miembros de logística que le pidiera a un hombre la hoja que, entre los lugareños, sostenía con la leyenda: “Lámparas Leds”.

Aprovechó para señalar que el contrato con la empresa responsable de renovar el alumbrado público, “ya lo modificamos, porque era leonino”.

Entre simpatizantes e inconformes surgió una especie de “enfrentamiento”. Mientras unos lo ovacionaban, otros mantenían su postura de exigencia en demanda de la solución a sus problemas que más los aquejan, como el de inseguridad en la zona.

Les garantizó que sus reclamos no los echa en saco roto. “Nunca me he quejado, sabía a lo que venía, que el municipio estaba quebrado. A eso vine….”, soltó con Gallardía.

Encarrilado se ufanó: “Nunca he pavimentado con asfalto, porque eso es estar haciéndonos tontos. Ya lo vieron, con mucho respeto para la señora Victoria (Labastida), no lo pongo de ejemplo… pero ella pavimentó la Avenida Universidad y ¿Cómo quedó?…”.

Por eso mandó al carajo al asfalto y anunció: “Aquí vamos a meter concreto hidráulico y no solo de 15 centímetros de ancho…de 18”, gritó como los merolicos que se instalan en los puestos de la feria. Ovación y aplausos una vez más.

Otra mujer insistió: “Pero no nada más en la avenida…en toda la colonia”. El semblante festivo, sonriente, volvió a cambiar en Don Ricardo. “A ver, permítame un segundo: No me alcanza”, se quejó. De hacerlo “olvido a todo San Luis”, esgrimió.

Aquello parecía interminable, tortuoso, para él y sus colaboradores. Al rescate otra vecina alzó la voz: “Aquí vivo desde hace 24 años y nunca, nunca, habían venido a pavimentar y ahorita, señora, ya me dieron la esperanza”.

“Todo es culpa de Interapas, porque vienen hacen hoyos y allí los dejan”, justificó otra pro Gallardista. Las mujeres intercambiaron señalamientos, hasta que Don Ricardo retomo la voz frente al micrófono.

“Bueno… aquí tenemos a un muchacho, Carlos. Él es un luchador social, ustedes lo conocen, para que sea su portavoz y sigamos trabajando de la mano”, delegó con ánimo conciliador. La propuesta originó la combinación de abucheos y ovación.

Ya se despedía con el “encantado de trabajar con ustedes”, cuando otra vecina le gritó: “¡Seguridad!”.

Don Ricardo insistió que para atender a los ciudadanos. “Allí están los toldos amarillos”, bajo los que se instalaron mesas para recabar quejas, exigencias y sugerencias.

“¡El boulevard por favor!… las coladeras, cuando llueve, parecen fuentes de aguas negras”, machacó otra de las inconformes. “Yo le pido un favor, que pase a los toldos amarillos”, la invitó Don Ricardo.

Prosiguieron los reclamos. “A ver, entiéndame”, le dijo el edil a la señora, que insistente reseñaba el problema de la pestilencia de las aguas residuales. “Bueno… ¿Entonces como nos entendemos?, sino me quiere escuchar”, le espetó el presidente municipal.

Para terminar, luego de invitar a las y los concurrentes a pasar a dar el banderazo de salida, les rogó a los beneficiarios: pintar luego el frente de sus viviendas, en especial las ubicadas sobre la avenida. Sólo le faltó recomendarles pintarlas de amarillo.

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