María Ruiz
Tras confirmarse el aumento al salario mínimo para 2026, la Asociación de Ejecutivos de la Gestión del Talento Humano de San Luis Potosí (ADERIAC) señaló que el nuevo reto para el sector productivo será la reducción de la jornada laboral, una medida que podría tener un impacto más profundo que el propio ajuste salarial.
El Consejo Nacional de Salarios Mínimos determinó que, a partir del 1 de enero de 2026, el salario mínimo general aumentará de 278.80 a 315.04 pesos diarios, mientras que en la Zona Libre de la Frontera Norte el ajuste será de 419.88 a 440.87 pesos diarios. Para ADERIAC, con estas cifras ya firmes, las empresas comienzan a reorganizar sus presupuestos.
Sin embargo, el tema que genera mayor incertidumbre ahora es el de las horas laborales. El director ejecutivo de ADERIAC, Vicente Aguilar Ordaz, señaló que si bien el incremento ya está contemplado en la planeación de muchas compañías, la discusión de reducir la jornada podría alterar de forma significativa sus operaciones.
“El aumento está decidido y las empresas lo están asimilando; el problema es que todavía para muchas empresas no hay claridad sobre cómo se implementaría una reducción de horas, y eso dificulta prever el impacto real”, expresó.
Aguilar Ordaz destacó que, aunque el sector reconoce la necesidad de mejirar las condiciones laborales, los cambios acelerados pueden generar tensiones adicionales.
“Los ajustes recientes han obligado a modificar estructuras internas con muy poco tiempo de anticipación. Ahora, con una posible disminución de la jornada, hay preocupación porque implicaría reconfigurar turnos, productividad y costos”, sostuvo.
El representante empresarial señaló que los incrementos acumulados de años anteriores ya presionan a las compañías, especialmente a las pequeñas y medianas. Según explicó, el nuevo salario mínimo para 2026 se suma a otros factores como la inflación y el aumento de insumos, lo que reduce el margen de maniobra.
“El riesgo es que, si los costos siguen subiendo y la carga operativa aumenta, algunos negocios opten por migrar a esquemas informales para sobrevivir”, advirtió.
Aguilar Ordaz insistió en que la informalidad se alimenta cuando las empresas no pueden cubrir todos los requerimientos normativos sin afectar su continuidad.
“Si queremos que más negocios se mantengan en la formalidad, necesitamos políticas que sean sostenibles para todos los tamaños de empresa”, apuntó.
Para ADERIAC, el aumento salarial del próximo año ya es un hecho absorbido por la planeación empresarial. Lo que aún podría modificar el equilibrio del sector productivo es la definición de la jornada laboral, tema que, aunque se aprobó en México y su aplicación será gradual hasta el 2030, es preciso analizar escenarios futuros que no afecten el ritmo de producción de las empresas.





