Estela Ambriz Delgado
Los procesos de reforestación en la Sierra de San Miguelito traen consigo diversos beneficios al medio ambiente, entre los que se encuentra facilitar el proceso de infiltración y filtración de agua al subsuelo, así como ayuda evitar la erosión excesiva del suelo, y a que la retención de agua durante más tiempo en zonas donde escurría más rápidamente, como se explicó en la conferencia La Sierra de San Miguelito y la conservación del proceso hídrico.
Este miércoles 6 de agosto, el doctor en Arquitectura Sustentable, Edgar Piña Hernández, quien forma parte del Consejo Hídrico Estatal (CHE), explicó a la ciudadanía que los humanos son parte de procesos biológicos mucho más amplios y más grandes que su propia existencia, algunos de los cuales toman miles de años como el proceso de infiltración al acuífero profundo, del que se abastece alrededor de 80 por ciento de los habitantes de la zona metropolitana.
Indicó que en general no se tiene tan consciente que el proceso de infiltración hacia esa parte puede tomar de dos mil a cinco mil años, y actualmente ya se está extrayendo el agua hasta a un kilómetro de profundidad en algunos casos, lo que conlleva ciertas afectaciones para la salud.
Muchos de estos procesos de infiltración comienzan precisamente en buena parte de la Sierra de San Miguelito, la cual forma parte de un sistema más complejo debido a que todo el valle de San Luis es una cuenca que infiltra hacia ambos acuíferos.
Sin embargo, desde hace décadas se extrae más de lo que se recarga anualmente de forma natural, por lo que el acuífero en esta zona se considera en estatus deficitario.
Piña Hernández resaltó que los procesos de reforestación son muy benéficos porque las plantas, con sus sistemas de raíces, facilitan el proceso de infiltración del agua al subsuelo y también por los procesos biológicos que ocurren de interacción entre el sistema de raíz y microorganismos, principalmente hongos, bacterias y el suelo.
“Durante ese proceso en el que la planta se alimenta, va filtrando muchísimos minerales, cuestiones tóxicas. Entonces, todas las plantas son filtros biológicos bien importantes, facilitan que el agua penetre todavía más profundo de lo que penetraría si no hubiera cobertura vegetal, además de que nos ayudan a hacer el aire más limpio por todo lo que purifican”.
Por ello, señaló la importancia de que cada vez más ciudadanos participen en jornadas de reforestación como las organizadas por Guardianes de la Sierra de San Miguelito, pues los principales beneficiados son los ecosistemas, y por ende la misma población y las próximas generaciones debido a que el crecimiento de algunas especies vegetales como todas las del desierto, son muy largos, por lo que se deja un legado importante.
La riqueza del desierto
Por otra parte, el investigador abordó la relación que tienen los seres humanos con las plantas, y ejemplificó en el caso de la entidad con frutos como las tunas, así como la planta de maguey, que además de ser muy representativos de la región también existe una cultura en torno a estas como la elaboración y comercio del pulque, y actualmente el mezcal.
Por ello llevar a cabo reforestaciones de especies nativas es de suma relevancia, debido a que se abona a que las próximas generaciones puedan seguir disfrutando de ese patrimonio.
En el mismo sentido, Piña Hernández refirió que el clima que se tiene en San Luis Potosí, ha generado muchos endemismos, es decir, que hay muchas especies que son únicas de esta región o que tienen características adaptativas muy interesantes para poder sobrevivir durante los largos periodos de sequía, por lo que conocerlas y valorarlas es trascendental.
Lo anterior debido a que uno de los principales argumentos que han utilizado las empresas que buscan apropiarse y destruir esos territorios es decir que no hay nada, que son únicamente nopaleras, pastizales y piedras sin valor, cuando por supuesto es mucho más que eso.
Explicó que en esas piedras hay una gran cantidad de interacciones biológicas con distintas especies tanto vegetales como animales, ya que se tiene una gran diversidad de reptiles pequeños que no se aprecian tanto, pero son de suma importancia para mantener un equilibrio ecológico.
Asimismo, hizo mención de que la entidad tiene desde abejas nativas, pequeños reptiles, en época de lluvia, anfibios, tortugas, ranas, las cuales se consideran especies amenazadas y se encuentran en algún grado de protección, porque se han destruido prácticamente todos sus hábitats.
Con las reforestaciones también se ayuda a evitar la erosión excesiva del suelo, la retención de agua durante más tiempo en zonas donde probablemente escurrirían muy rápido, y cuando se propician las condiciones para la formación de un pequeño charco que dure dos o tres semanas, se permite que renacuajos y todas esas especies amenazadas puedan llegar a reproducirse y continuar con su ciclo vital, las cuales forman parte de otras cadenas mucho más largas y complejas, de algunas de las cuales todavía la ciencia no ha comprendido al cien por ciento.
“Es importante mencionarlo, precisamente para tomar un poco más de conciencia y entender que mucho de lo que vemos allá arriba y que nos dicen que son ‘cerros pelones’ que no tienen valor más que para construir fraccionamientos, pues en realidad no es así. Hay una diversidad muy grande que probablemente todavía no conocemos o no hemos tenido la sensibilidad o la fortuna de tener este tipo de acercamientos”.
El sistema hidrológico y la identidad
Para cerrar la conferencia, el investigador explicó que el sistema hidrológico en la Sierra de San Miguelito funciona como una especie de cascada, pues primero se llena de agua la parte más alta, y al alcanzar cierto grado de saturación comienza a escurrir hacia la siguiente cuenca y así sucesivamente.
El proceso se hace a través de los escurrimientos naturales y aquí el que se tiene más de manera más evidente para todos es la presa de La Cañada del Lobo, que es parte de esos procesos y es uno de los vasos intermedios, para finalmente terminar derramando el sistema hidrológico hacia toda la zona del valle, lo que se puede observar en los acuíferos que se realizaron en lo hoy es la Calzada de Guadalupe, para traer el recurso hacia la Caja del Agua.
“Todos estos procesos están ligados con la historia de San Luis Potosí, con nuestra identidad, porque a final de cuentas estos procesos hídricos de captación, precipitación y acumulación de agua que va escurriendo poco a poco y como la gestionamos, se traducen también en cuestiones arquitectónicas como la Caja del Agua, que es un símbolo de la ciudad, y uno de los principales símbolos del estado.
Entonces, todas estas relaciones van mucho más allá de lo únicamente biológico, atraviesan la parte cultural, la parte histórica, son elementos que también nos dan identidad”.