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Pese a la creciente presión de los diputados británicos para que la primera ministra británica Theresa May aborde este viernes en su encuentro con el presidente de EE.UU. cuestiones como la tortura en la lucha antiterrorista o su estrategia contra el cambio climático, parece que la ‘premier’ se centrará en otro asunto, afirma el columnista Ángel Martínez en el digital español El Confidencial.
En la agenda de la reunión estará fundamentalmente el futuro acuerdo comercial bilateral post-‘Brexit’ entre Londres y Washington, ahora que el Gobierno británico ha confirmado que con la salida de la UE abandonará el mercado único a comienzos de 2019.
¿Evita May plantar cara a Trump?
Este jueves el gabinete de May reveló que la reunión también versará sobre la cooperación en materia de seguridad o sobre las relaciones con Rusia, sin hacer “ni una sola referencia” a las políticas medioambientales o la tortura, “ahora que Trump pretende reactivar las políticas de la ‘guerra contra el terror’ que emprendió Greorge W. Bush, incluido el programa de tortura de sospechosos en el extranjero”, destaca el columnista.
May sostiene que Reino Unido “no autoriza” la tortura ni se “involucra” en esa práctica y reitera que “continuará siendo nuestra posición al respecto”. Sin embargo, el equipo de la primera ministra “se ha negado a confirmar si la tortura estará incluida en la agenda del encuentro”.
“En cuanto a cuestiones medioambientales, May rechazó presionar a Trump para que cumpla los términos del Acuerdo del Clima de París, tal y como le exigieron la oposición laborista y varias ONG”, recuerda Martínez.
¿Una relación basada en la necesidad?
“El Brexit ha convertido el Reino Unido en un país que suplica desesperadamente”, lamenta la columnista Polly Toynbee en el diario ‘The Guardian’. A juicio de la exeditora de la sección de sociedad de la BBC, el Gobierno británico “no aprende nada de su ansia de adherirse a una ‘relación especial’ que reside solo en nuestra necesidad”.
Asimismo, Toynbee destaca que “nunca ha habido un aspecto más oscuro, más aterrador de EE.UU., que la naturaleza enojada del Trump actual abogando abiertamente por la tortura para sustituirla por los derechos humanos”.