¿Alguna vez has sentido curiosidad por saber qué ocurre, qué provoca y cuál es el estado de las personas que padecen del sonambulismo? ¿Están verdaderamente dormidas o es quizá un estado de semiconsciencia, donde sencillamente pierden su voluntad?
Bueno, en primer lugar, el ser sonámbulo no es una enfermedad como tal, más bien es una alteración del sueño realmente peculiar. Pero te invitamos a que sigas leyendo para que conozcas más del asunto.
El sonambulismo o noctanbulismo.
En primer lugar, si eres sonámbulo, deberías respirar aliviado. Porque de haber nacido en la Edad Media, seguramente acabarías quemado en una hoguera si alguien cercano a ti denunciara a las autoridades eclesiásticas. En esta época, padecer de noctambulismo era sinónimo de estar endemoniado, de sufrir una serie posesión que solo las llamas podrían revertir.
Afortunadamente, los tiempos han cambiado, y son muchas las personas que pueden declarar abiertamente que sí, que se levantan por las noches en sueños sin recordar absolutamente nada al día siguiente. Este trastorno entra dentro de lo que se conoce como parasomnias, es decir, alteraciones durante el sueño que no modifican el descanso de la persona, ya que lo normal es que no lleguen a despertarse mientras lo están sufriendo. Aparece siempre en la fase No REM, es decir, en las primeras horas de la noche; lejos de quedarnos tranquilamente en nuestra cama, nuestro cuerpo reacciona, se desconecta el control motor de nuestra inconsciencia, y se ejecutan movimientos normales tales como andar, manipular objetos e ir de unas habitaciones a otras. Deambulando sin despertarse e incluso manteniendo los ojos abiertos en muchos de los casos.
La verdad, y aunque te sorprenda, es que no se tiene una conclusión clara del por qué ocurre, de qué lo origina con claridad. Aunque eso sí, existe un consenso a la hora de decirnos que es más habitual que aparezca en la infancia y la adolescencia, ya que para algunos factores, forma parte de un pequeño error de nuestro Sistema Nervioso Central, aún no tan maduro cómo debería.
Eso sí, en los adultos, ser sonámbulo también es común; en especial en esos momentos de estrés y ansiedad aguda que solemos sufrir. Instantes en que nuestro cuerpo sencillamente reacciona mientras estamos descansando, debido a ese nivel de activación tan alta de nuestro organismo. No suelen ser más que unos minutos, pero cuando nos despertamos, el estado de confusión en el que nos encontramos suele ser bastante inquietante.
También existen muchas leyendas urbanas que dicen que si despertamos precipitadamente a una persona sonámbula, ésta puede llegar a padecer un infarto. No es del todo cierto, pero obviamente tampoco se recomienda sacarla de su ensueño de modo violento. Lo que se debe hacer, sencillamente es llevar a la persona de nuevo a su cama, para que continúe su descanso y no se sienta confuso o desorientado al abrir los ojos, viéndose en un espacio inesperado. Por lo general son bastante fáciles de mover, no tendrás más que tomarlo suavemente del brazo y dirigirle al lugar de donde nunca debió salir: su cama, ese necesitado refugio de todos nosotros durante la noche.