Carlos Rubio
A su estilo, Alejandro Zermeño logró que a la Universidad Autónoma de San Luis Potosí le dieran parte de lo que le tocaba.
Y también a su estilo, Ricardo Gallardo Cardona lo presumió como si tapar aquella omisión y desprecio por la educación se tratara de un logro de su gobierno.
Mucho hemos criticado el actuar del rector con respecto a la situación financiera que enfrenta la UASLP ante el incumplimiento del Gobierno del Estado, pero en esta ocasión es de reconocer que sus gestiones rindieron frutos.
No cualquiera obliga al gobernador a soltar más de 200 millones de pesos que ni en sus sueños tenía pensado entregar.
Hemos visto la sumisión de prácticamente todas las instituciones estatales ante el cacicazgo gallardista, desde la Fiscalía General del Estado, hasta la Comisión Estatal de Derechos Humanos, e incluso los Ayuntamientos (la capital incluida).
Cualquiera le habría aceptado la construcción de un saloncito de clases al gobernador, e incluso la propia Universidad se equivocó y el año pasado aceptó que se le pagara en especie con el reforzamiento de un edificio y un nuevo estacionamiento, que por fortuna e incumplimiento del Gobierno no se llevaron a cabo, pero aquel tropiezo hubiera sido una sentencia para los futuros convenios a firmar.
Sí, esa es la chamba del rector, sacar adelante a la UASLP, sea como sea, pero el panorama de San Luis Potosí y sus actores obligan a reconocerle la acción de cobrarle al gobernador, y hacer que le pague.
Se dice fácil, y no lo es, o, al menos, no es algo que se vea todos los días aquí.
Fuera de aplausos, el camino no ha terminado ni el año, hasta la media noche de este 20 de noviembre, aún no se refleja el pago restante del convenio Universidad-Federación-Estado. De la deuda del gobierno estatal aún restan 2 millones 529 mil 326 pesos, de la ministración noviembre son 47 millones 432 mil 641 pesos, para un total de 49 millones 961 mil 967 pesos.
Entonces, hasta ahora, el Gobierno del Estado no ha dejado de ser un deudor.
A Alejandro Zermeño aún le quedan dos años de lidiar con las trabas y dificultades que imponga Ricardo Gallardo Cardona y la expectativa de si el final de su gestión lo deberá enfrentar ante otro gobierno “verde”.
A la par, está la solución a múltiples problemáticas planteadas por alumnos y alumnas en el paro que sacudió a la institución durante una semana.
La mejora en la calidad educativa debe llegar sí o sí, de lo contrario, sería darle la razón al gobernador en su negativa a entregar los recursos.
Y el acoso, aunque para mí es difícil que una institución universitaria lo erradique, ya que no es la encargada de establecer las bases fundamentales para una sana convivencia humana, sí debe ser más severa y ágil en sus sanciones. Sobre todo porque no es un secreto quiénes son los profesores acosadores, ya sea por chismes de pasillo o una extensa acumulación de denuncias, los altos mandos de las facultades y la Rectoría saben bien quién sí y quién no.
Por el bien de San Luis Potosí, a la Universidad le debe ir bien. No es opcional.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Actualmente director editorial de Astrolabio Diario Digital, con interés y experiencia en Transparencia y el Derecho de Acceso a la Información Pública. Formó parte de la tercera generación del MásterLab en edición de investigaciones organizado por Quinto Elemento Lab.






