Ciudad de México (16 de marzo de 2016).- Lo que inició como una serie de protestas durante la efervescencia de la Primavera Árabe, contra el gobierno de Bashar el Asad en Siria, derivó en una guerra transversal entre facciones, que ha dejado en cinco años, más de 366 mil muertos, además de provocar el flujo migratorio en Europa más grandes desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Fue un 15 de marzo de 2011 cuando iniciaron las protestas contra el régimen de Asad, militar de origen alawita, una rama del islam chiíta, quien heredó el poder de su pare, Háfez el Asad, quien llegó a la presidencia de Siria en 1971.
Las protestas que iniciaron como una reacción pacifica a 40 años de gobierno familiar, se tornaron pronto en una guerra civil entre las fuerzas de régimen y los rebeldes, pero la irrupción del grupo terrorista Estado Islámico y la milicia Al-Nusra hizo que la guerra se transformara en una confrontación transversal. La división de los rebeldes sirios, sumó a la que la lucha entre facciones se hiciera más profunda.
La guerra en Siria ha dejado, según el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos más de 366 mil muertos y ha provocado el desplazamiento de más de 4.8 millones de personas, de las cuales 80% son mujeres y niños.
Además de las cifras de muertos y desplazados, la pobreza en la que se ha hundido el país y la pérdida en la esperanza de vida que registra una caída de 20 años en este periodo, hay que sumarle la inestabilidad geopolítica, regional y global que ha provocado.
Las petromonarquías del Golfo Pérsico, en especial Arabia Saudita, un país de mayoría suní (corriente a la que pertenece más del 80 por ciento de los musulmanes del mundo), que respalda todas las acciones rebeldes, se enfrenta a Irán, potencia emergente del mundo musulmán chií (poco más del 10 por ciento de la población musulmana).
Además de Israel y Turquía, aliados de Estados Unidos y la OTAN, y es precisamente con estos países que el conflicto se vuelve global.
Luego de los atentados del 13 de noviembre de 2015 en Paris, Francia emprendió una ofensiva contra el terrorismo, pidió la ayuda de Estados Unidos y Rusia, quien ya había iniciado, desde el 30 de septiembre por su cuenta una ofensiva militar apoyando el régimen de el Asad.
En febrero de este año iniciaron las Conversaciones de Paz en Ginebra, que acordaron un cese al fuego unilateral desde el 27 de ese mes.
El 14 de marzo, Vladimir Putin anunció la retirada de las tropas de Siria tras dejar un saldo de tres mil víctimas.
Fuente: La Razón.
