María Ruiz
El verdadero desafío para el desarrollo de la capital potosina no radica en la falta de espacio, sino en la forma en que se gestiona la ciudad y se planifica su crecimiento, señaló el presidente del Colegio de San Luis (Colsan), David Eduardo Vázquez Salguero.
El académico advirtió que San Luis Potosí debe transformarse en una ciudad que armonice su desarrollo con el entorno, lo que implica una visión integral sobre cómo se habita, se trabaja y se transita en ella.
“No todo se reduce al tema del agua o del territorio disponible; el reto está en cómo definimos el crecimiento, cómo establecemos límites al desarrollo y cómo proveemos servicios de manera equitativa”, explicó.
Vázquez Salguero, académico y experto en temas de territorio, sostuvo que alcanzar ese equilibrio requiere de grandes cambios estructurales, entre ellos la reorganización de las vialidades, la distribución de las nuevas viviendas y la planeación ordenada de los fraccionamientos.
“Tenemos que repensar cómo nos movemos dentro de la ciudad y cómo se conectan las distintas zonas; de eso depende la calidad de las rutinas diarias de miles de personas”, agregó.
El investigador subrayó que la planeación urbana debe enfocarse en conectar los lugares donde se concentran las fuentes de empleo con las zonas habitacionales al promover traslados más eficientes y menos contaminantes.
“Si no logramos articular vivienda, trabajo y movilidad, seguiremos enfrentando problemas de congestión, pérdida de tiempo y deterioro ambiental”, advirtió.
Asimismo, enfatizó la necesidad de construir una congruencia entre los planes municipales, estatales y las estrategias del sector privado. Según el investigador, las decisiones de los desarrolladores y las empresas deben alinearse con una visión colectiva de ciudad.
“El desarrollo urbano no puede depender de intereses aislados. Se requiere coordinación, compromiso y planeación a largo plazo para que San Luis Potosí crezca de manera sostenible y ordenada”, apuntó.
Finalmente, Vázquez Salguero llamó a que la capital potosina se convierta en una ciudad amigable con el entorno, donde el crecimiento no sea sinónimo de expansión descontrolada, sino de una gestión inteligente que priorice el bienestar y la sustentabilidad.





