María Ruiz
Las lluvias de este viernes volvieron a evidenciar el colapso urbano que vive la capital potosina. Mientras el alcalde Enrique Galindo Ceballos transmitía en sus redes sociales un recorrido por la colonia Aguaje 2000 para asegurar que los equipos de Protección Civil y el DIF habían llegado “a auxiliar a las familias”, los propios habitantes denunciaban que el edil llegó tarde, cuando el agua ya había bajado y muchas familias habían perdido parte de su patrimonio.
El alcalde señaló que visitó calles como Presa Guapango y que para el martes comenzarán trabajos en el drenaje del Aguaje. Sin embargo, ciudadanos reclamaron que Galindo desconocía la zona y que sus palabras contrastan con la realidad que viven cada temporada de lluvias.
Las zonas más afectadas fueron Aguaje 2000, San Juan de Guadalupe, la Calzada de Guadalupe y Camino Real a Guanajuato. También se reportaron inundaciones severas en avenida López Mateos, avenida Salk, colonia Industrial San Luis, San Luis Rey, además de apagones en colonias como Terrazas.
Una vecina de la cerrada Amistad, en Aguaje 2000, relató que varios de sus vecinos perdieron muebles y electrodomésticos. Además de que la avenida de las Presas, una de las principales entradas a la colonia, también quedó bajo el agua.
Vecinos señalaron que el problema no se debe a lluvias “atípicas” ni a la basura, como insiste la administración municipal, sino a la ausencia de un sistema de drenaje pluvial eficiente y a la falta de colectores públicos que permitan desahogar el agua.
En colonias como Aguaje 2000, la situación se agrava por la falta de municipalización, lo que impide que muchas calles cuenten con infraestructura básica. A esto se suma el impacto ambiental de la Sierra de San Miguelito, cada vez más desgajada por fraccionamientos y desarrollos urbanos que desvían el agua hacia zonas sin capacidad para contenerla.
Mientras Galindo cerraba su encuentro con vecinos del Aguaje con la frase: “quédese en casa, tómese un cafecito”, vecinos del Aguaje denunciaban que además de las inundaciones, deben enfrentarse a plagas de arañas y a la incertidumbre de perder sus pertenencias con cada lluvia.
En contraste con la imagen que el alcalde busca proyectar en sus transmisiones —donde aparece recorriendo las zonas ya después de la emergencia—, las familias insisten en que lo que necesitan no es propaganda, sino soluciones estructurales: pavimentación, drenaje pluvial y una estrategia real para prevenir las inundaciones que cada año colapsan la ciudad.