Aunque es un hábito más propio de los niños pequeños, resulta sorprendente creer que existen personas que no sólo mastican los chicles sino que también los tragan; y desde niños se nos ha dicho que puede ser peligroso e incluso mortal. Pero ¿Qué tan cierto es?
Ciertamente, la goma de los chicles es insoluble. Es decir, el sistema digestivo del cuerpo humano no puede descomponer la goma. Y es gracias a esto por lo que podemos masticarlos durante horas sin que se deshagan. A partir de esto, la leyenda urbana se ha creado; se dice que al tragar chicle, se quedará pegado en las paredes de tu estómago, pudiendo llegar a provocar la muerte por culpa del entaponamiento producido.
Pero las paredes del sistema digestivo son muy deslizantes y resulta extremadamente difícil que se pueda pegar un chicle en ellas; así que puedes estar tranquilo. Esto es falso.
¿Entonces dónde comenzó el mito?
Su origen se lo debemos a millones de padres y madres que para evitar que sus hijos se traguen los chicles, les contaban las historias más disparatadas sobre las posibles consecuencias de hacerlo. Y ya se sabe que las “verdades” de los padres son profundamente interiorizadas por los niños, y van evolucionando conforme se transmiten.
Entonces… ¿Es peligroso o no?
Peligroso, peligroso, lo que se dice peligroso… No es. Pero tampoco quiere decir que los tragues como si fueran pastillitas. El chicle no está hecho para ser tragado, para eso existen otros tipos de caramelos.
Como último dato curioso, te menciono que algunos estudios de prestigiosas universidades, han demostrado que masticar chicle es beneficioso: estimula la memoria, la concentración y la atención, reduce el estrés y la ansiedad. De hecho, el Ejército Americano suministraba chicles a los soldados de la Segunda Guerra Mundial para evitar el estrés y potenciar su concentración.
Así que ya sabes. Mastica todo el chicle que quieras ¡Pero no lo tragues!
