Por: Jorge Luis Rodríguez.
Ante la situación económica que tenemos la mayoría de los mexicanos y de acuerdo a los impuestos que se pagan para contar con productos y servicios dignos, las crisis de malversación y corrupción impactan día con día en nuestro bienestar.
Para ilustrar lo anterior se presenta el siguiente hecho: Durante sus horas laborales, un elemento de la Secretaría de Seguridad Publica del Estado presentó un fuerte dolor de cabeza y debido a sus antecedentes clínicos familiares, decidió, al concluir su turno de 12 por 24, atenderse en un hospital privado del poniente de la Ciudad.
Ahí, le confirmaron que el dolor de cabeza se debía a un cuadro de presión alta de cuidado, se le estabilizó y por la consulta tuvo que desembolsar mil pesos.
El elemento continuó con su vida normal; sin embargo, por la tarde presentaba molestias en la base de la nuca, en cuello y hombros. Sin darle mayor importancia, pero sin dejar de tomar el tratamiento indicado, se presentó a trabajar cuando empezó a sentir cosquilleo en el brazo izquierdo e inmovilidad en uno de los dedos de la mano.
Como derechohabiente del Seguro Social se presentó a su clínica de adscripción, la cual se ubica en el fraccionamiento San Leonel aproximadamente a las 9 de la mañana y después de esperar en la sala de urgencias fue atendido después de las 14 horas; el médico le señaló que el dolor era producto de un esguince en el cuello y una contractura muscular. Para reducirle el dolor le suministraron un medicamento vía intravenosa y le indicaron que en esa clínica no había el equipo necesario para hacerle los estudios necesarios por lo que lo mandaron a urgencias de la Clínica ubicada en Cuauhtémoc.
Se trasladó a donde el médico lo turnó, y ahí esperó atención de urgencias desde las 16 hasta las 22 horas, situación que le desesperó por lo que optó por retirarse y presentarse a trabajar con dos horas de retraso.
La familia se enteró, por amigos que ahí se encontraban, que fue hasta las 23 horas en que lo llamaron para darle la atención médica que el elemento necesitaba.
En medio del dolor, la desesperación y el tedio que da estar esperando a ser atendidos, la familia se da cuenta de otras historias de pacientes que esperan “pacientes” ser atendidos, como Martha N., quien sufrió una caída el viernes en su área de trabajo, y fue diagnosticada con fractura, sin embargo por carencias del Instituto no le habían inmovilizado la pierna desde que ocurrió el accidente.
La molestia de Martha, no era la falta de atención médica adecuada, sino que el personal del IMSS no quería reconocer el percance como accidente de trabajo.
El elemento Policial decidió buscar atención médica fuera del burocrático Seguro.
Carencias, negligencias, burocratismo y falta de sensibilidad imperan a la pesada planilla laboral y en el decadente Instituto Mexicano del Seguro Social.