Una presea… con la cachucha en alto

Por Victoriano Martínez

El hombre llegó a tiempo para el homenaje, pero no alcanzó lugar en un abarrotado salón de plenos. Con su chamarra de beisbolista, pronto mostró que lo que más orgullo le inspiraba en su atuendo era la cachucha rojinegra que portaba, porque esta vez no lo protegería del sol en un partido de beisbol. No, esta vez aquella cachucha sería el instrumento para rendir su propio homenaje a Don Miguel García Maldonado, el hombre a quien el Congreso del Estado se disponía a entregar en esos momentos la Presea al Mérito Plan de San Luis 2016.

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En la cachucha, con visera roja, destacaba en el casco negro el logotipo de la Liga Pequeña de Beisbol (LPB), tal vez la de más orgullo entre las obras de García Maldonado y seguramente la que se cuenta entre las de mayor trascendencia. De eso daba testimonio la mano de aquel hombre, puesta en alto cada vez que se hacía referencia al papel de Don Miguel en el surgimiento y desarrollo de esa Liga hasta nuestros días.

El hombre no aplaudía. Para mostrar su reconocimiento levantaba el brazo lo más que podía, pues para un pelotero como él, reconocer a quien le dio la alternativa de crecer con la afición beisbolera desde hace 52 años no podía ser de otra manera que exhibir a todos los presentes uno de los objetos más representativos de ese deporte. Mientras en el documental exhibido en las pantallas del pleno se mencionó la creación de la LPB en 1964, la cachucha era levantada y la giraba para que todos los presentes pudieran observarla. Se menciona la gestión de García Maldonado ante el gobernador Antonio Rocha Cordero para crear una unidad deportiva, la cachucha una vez más era alzada. En todas las referencias, tanto en el documental como en los discursos, la cachucha se alzó sobre las cabezas de los asistentes que no alcanzaron lugar.

Mientras Manuel Barrera Guillén, presidente del Congreso del Estado, colocaba la medalla a Don Miguel y mientras el gobernador Juan Manuel Carreras entregaba el pergamino con el decreto que lo distingue como merecedor del reconocimiento, la cachucha en alto daba cuenta de que en sus 85 años de una vida convencido de hacer el bien sin que la mano derecha se entere de lo que hace la izquierda, como se dijo en el documental, don Miguel ha contado con el reconocimiento como el de ese hombre que de manera espontánea se hizo presente para homenajearlo a su manera y perderse entre la multitud, una vez concluido el acto.

 

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