Villa de Pozos: entre un mal plebiscito y un Poder Legislativo complaciente

Por Victoriano Martínez

La historia de los plebiscitos en México no es muy larga y aunque de los once que se han realizado en distintos puntos del país el potosino es el más reciente, no dio un solo indicio de haber aprovechado las diez experiencias previas para adoptar las mejores prácticas para lograr un mejor resultado, no sólo en la calidad de la decisión, sino también en el porcentaje de participación.

Para mala fortuna del Consejo Estatal Electoral y de Participación Ciudadana (CEEPAC) y el orgullo de sus actuales consejeros por haber organizado el primer plebiscito de la historia en el Estado, quedará inscrito como el que logró la participación más baja, prácticamente al mismo nivel que el primer plebiscito de este siglo en el país.

El primer plebiscito en el país logró una participación del 6.63 por ciento de la lista nominal de electores. El más reciente plebiscito, el que aquí fue el primero de la historia, alcanzó una participación del 6.82 por ciento, muy lejos del promedio de participación en los once plebiscitos de este siglo, que es de un 21.92 por ciento.

Un resultado en cuanto a la participación que muy poco parece tener que ver con el presupuesto ejercido para la realización de ese ejercicio de consulta. El mejor indicador de un buen aprovechamiento de los recursos aplicados es el costo que resulta por cada voto logrado, dado que representa el número de ciudadano que se logró convencer para que participara.

El plebiscito con el mayor porcentaje de participación se dio en un municipio de Yucatán con el 60.94 de los inscritos en la lista nominal de electores y el costo por participante fue de 27.72 pesos. En la contraparte, el que tuvo el costo por participante más alto (917.78 pesos en Baja California Sur) logró una participación del 21.02 por ciento.

La relación entre costo y participación resulta tan variante en los once plebiscitos reportados en el trabajo de Abelardo Medellín en este mismo portal, que las razones del abstencionismo requieren de una explicación por parte de los consejeros del CEEPAC a la población, sobre todo ante las sospechas de haber atendido intereses ajenos a los de la ciudadanía.

Si el principal insumo no sólo para tomar una decisión sino también para incentivar la participación, es la información ¿por qué el CEEPAC se limitó a informar sobre la realización del plebiscito y no sobre las razones por las que era importante acudir a las mesas receptoras de opinión?

¿Hasta dónde una decisión tan contraria a la promoción de una participación de calidad en un ejercicio democrático que calificaron de histórico fue motivada por atender intereses del gobernador Ricardo Gallardo Cardona, auto proclamado promotor de la municipalización, cuya propaganda fomentaba un voto emotivo antes que razonado?

Un CEEPAC plegado a los intereses del mandatario que seis horas después de que éste proclamara el Sí en el plebiscito como un “logro”, validaran su festejo prematuro tras una jornada maratónica que duró la noche entera y fue la culminación de un proceso plebiscitario cargado de omisiones, manipulaciones y ofensivos ajustes presupuestales contra la autonomía del organismo electoral.

Por si quedara duda sobre el altísimo grado de interés de Gallardo Cardona por contar con el nuevo municipio, que mediante un juicio de amparo se someta a prueba la legalidad del procedimiento (lo más normal en un Estado de derecho) le provocó tal enojo, que reaccionó con descalificaciones agresivas y ofensivas, con un tono que resulta amenazante.

Y mientras tanto en el Congreso del Estado la sumisión complaciente llevó a las comisiones unidas de Gobernación, Puntos Constitucionales, Desarrollo Territorial a aprobar el dictamen del decreto de creación del municipio de Villa de Pozos sin darse por notificados oficialmente de la resolución del Tribunal Colegiado en Materias Civil y Administrativa del Noveno Circuito.

Ya nomás falta que pretendan evadir la determinación de no emitir el decreto con evitar darse por notificados y aprovechar que el Tribunal señala que esa prohibición aplica “siempre y cuando esto no haya sucedido”. Si no han sido notificados, son capaces de evitarla y emitir el decreto antes de aceptar la notificación para decir “para cuando nos notificaron ya estaba el decreto”.

Si el plebiscito sobre la municipalización de Villa de Pozos quedó como el peor organizado después del primero que se dio en todo el país hace 21 años, que los 27 diputados busquen complacer a Gallardo Cardona con una maniobra evasiva de la determinación del Tribunal cae entre las posibles aberraciones en las que pueden incurrir.

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