Violencia estructural empuja a mujeres y niñas a contextos delictivos: Nueva Luna A.C.

María Ruiz

La violencia en múltiples formas —física, sexual, institucional y estructural— se ha convertido en el pan de cada día para mujeres, niñas y adolescentes que habitan en las colonias del sur de la capital potosina.

Así lo denunció la organización Nueva Luna Salud de las Mujeres A.C., que señaló el grave abandono gubernamental como uno de los principales factores que profundizan esta crisis.

En colonias como El Aguaje, Progreso, Simón Díaz, Satélite y Bellas Lomas, el avance del crimen organizado, sumado a la ausencia de políticas públicas con enfoque de género e interseccionalidad, ha generado un ambiente de inseguridad generalizada que deja a las mujeres en una constante situación de vulnerabilidad.

Lejos de ser protegidas, muchas de ellas terminan atrapadas en redes de explotación o participan en actividades ilícitas como una salida desesperada ante la falta de oportunidades.

“Las violencias comienzan desde antes del nacimiento y se prolongan durante toda la vida de las mujeres. Desde abusos sexuales y maltrato infantil hasta acoso callejero y despojo a adultas mayores, la violencia no da tregua”, señaló la organización, que desde hace dos años trabaja en la construcción de redes de mujeres para la paz en estas zonas.

Nueva Luna explicó por igual cómo la falta de infraestructura, el abandono de espacios públicos y la impunidad fortalecen el círculo de violencia. Las niñas y adolescentes están particularmente expuestas a abusos sexuales y violaciones, mientras que muchas mujeres adultas enfrentan violencia física, psicológica y económica dentro y fuera de sus hogares.

Además, el entorno de precariedad, combinado con estigmas sociales y la falta de respuestas institucionales, ha empujado a un creciente número de mujeres a involucrarse en delitos relacionados con el crimen organizado, como el tráfico de drogas, la trata de personas, secuestros y desapariciones forzadas.

La organización hizo un llamado urgente a los tres niveles de gobierno para que cumplan los compromisos internacionales del Estado Mexicano en materia de derechos humanos y violencia de género.

“Es indispensable que las políticas públicas respondan a las realidades del territorio y apuesten por reconstruir el tejido social con enfoque en las mujeres”, reclamaron.

Mientras tanto, Nueva Luna reafirmó su compromiso con la creación de espacios seguros, formación de liderazgos femeninos y el fortalecimiento de la participación ciudadana.

“Seguiremos construyendo redes de paz entre mujeres de todas las edades, porque solo organizadas podremos resistir y transformar estas violencias cotidianas”, concluyeron.