Vivir una adicción: un problema olvidado

Mariana de Pablos

Es la sociedad civil organizada quien está atendiendo principalmente la problemática de adicciones en el estado de San Luis Potosí. Situación que crece día con día y que cada vez afecta a más hombres y mujeres jóvenes de corta edad. Frente a este panorama es necesario diseñar acciones que se encaminen hacia un acercamiento real a la magnitud y al trasfondo del problema y que involucren al sector público y privado, así como a la sociedad en general.

Hace un año, el 13 de septiembre de 2022, luego del incendio en el centro de rehabilitación de adicciones “Arca de la nueva vida” que tuvo como saldo cuatro personas fallecidas y una decena de heridos, el gobernador del estado, Ricardo Gallardo Cardona, señaló que los centros que no cuentan con licencia de funcionamiento ni las condiciones para albergar a un número amplio de personas “tienen que clausurarse de manera definitiva”. Desde entonces han sido cerrados por lo menos una decena en la zona metropolitana del estado.

Frente a estos hechos, Saúl Montenegro, director de la comunidad terapéutica Vista Hermosa, decidió llevar a cabo un ejercicio de visibilización y, por cuenta propia, clausuró su centro. Y, “¿qué fue lo que pasó?”, señala Saúl, “que las familias se nos acercaban y decían, ‘¿ahora qué voy a hacer con mi muchacho? No puedo tenerlo. Nos golpea, nos roba, ¿a dónde lo llevo?”. A lo que Saúl respondía: “el estado debe saber”.

El mensaje se dejó escuchar fuerte y claro: “están atentando en contra de los únicos lugares que están haciéndole frente a este problema”. En opinión de Saúl Montenegro, la clausura no es la solución al problema de la irregularidad y proliferación de los centros de atención a jóvenes con problemas de adicción de drogas, y mucho menos al problema mismo de las adicciones, pues ante la falta de alternativas públicas las familias se ven descobijadas y los jóvenes corren el riesgo de volver a las calles.

El Instituto Temazcalli es el único espacio que existe a nivel estatal para la rehabilitación de hombres y mujeres que sufren trastornos relacionados con el alcoholismo y drogadicción, sin embargo, como señala Saúl “aun con el subsidio que tiene, no da la atención necesaria”. Es decir que en todo el estado “no hay un espacio gratuito y que sea digno”.

Saúl Montenegro es parte de una red más amplia de cuidadores que han superado sus propias adicciones y decidió ayudar a otras personas a lograrlo mediante la apertura de centros de rehabilitación. Actualmente cuenta con cuatro anexos en los cuales atiende a un aproximado de 3 mil personas entre 13 y 64 años, entre ellos 90 adultos mayores.

Con más de 25 años de experiencia, Saúl señala que la problemática de las adicciones y trastornos mentales por consumo de sustancias se ha recargado principalmente en estos centros. Los cuales, pese a las carencias y la falta de espacio y comodidades, no le cierran la puerta a nadie que se encuentre en esta situación.

Esta problemática se agrava día con día. Para el mes de octubre de 2022, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana del Gobierno del Estado contabilizó un total de 40 mil consumidores activos de drogas en todo San Luis Potosí, sobre todo de marihuana, cocaína y metanfetamina. Además, así como suben las cifras de consumidores, también bajan las de las edades, pues ya se han registrado casos de niños de ocho años adictos a alguna droga.

Frente a estos datos, Saúl reflexiona y señala que, entre todos los centros de rehabilitación del estado constituidos por parte de la sociedad civil organizada atienden a menos de 10 mil jóvenes y adultos adictos a alguna droga. De ahí que valga la pena preguntarse, al igual que Saúl, “¿qué están haciendo por los otros 30 mil? ¿Quién les está ayudando? ¿Quién está ayudando a las familias de esos 30 mil?”.

Así, es posible comprender que “estamos frente a un problema de salud grave que no están percibiendo nuestras autoridades”. La fracción II del artículo 1o de la Ley para la Prevención, Tratamiento y Control de las Adicciones para San Luis Potosí indica que es responsabilidad del estado “asegurar el acceso a personas con problemas de adicción a los servicios de atención, tratamiento y rehabilitación”.

Sin embargo, “si cumplieran con esto no habría tantos centros de rehabilitación. Ahorita centro de rehabilitación que se abra, centro que se llena porque el problema está grave”. Ante este panorama, una posible ruta de solución a seguir es el trabajo colaborativo entre las autoridades y quienes dirigen estos centros.

Saúl señala que, en primer lugar, es necesario volver la atención a quienes se ven afectados principalmente por esta problemática: los jóvenes. Su propuesta versa sobre el diseño de una ley dirigida a los jóvenes rehabilitados, pues son una población altamente vulnerable que corre el riesgo de volver a las drogas al no ver un futuro posible para ellos: “Lograríamos mucho si hicieran una ley que les permitiera acceder a los servicios más importantes, a los derechos humanos más básicos: educación, salud, trabajo”.

Además, hace un llamado a la población para dejar de criminalizar a estos jóvenes y abrir espacios de oportunidad para que se desarrollen.

Por otro lado, señala que es necesario regular a estos centros desde un inicio, es decir que “no pudiera abrirse un centro si no cuenta con los permisos necesarios”. Además, es de vital importancia que la ley que ya existe se cumpla, que el estado abra más espacios para la rehabilitación de personas con problemas de adicción.

Finalmente, como señala Saúl “se deberían hacer mesas de trabajo en donde pudiera regularse de acuerdo a lo que hacemos. No queremos vivir en la impunidad, queremos ser regulados, pero tendría que ser algo más acorde a lo que estamos haciendo”. Su llamado a las autoridades es hacia un acercamiento real con la problemática y con quienes están atendiéndola principalmente, que “conozcan el trabajo desde adentro” y a partir de ello se tracen rutas de acción viables y efectivas.

Saúl habla en representación de quienes forman parte de esta red de cuidadores cuando afirma su compromiso con todas aquellas personas que han perdido el rumbo a causa de las drogas:

“Eso es lo que hacemos: ayudamos. Queremos que la sociedad sea mejor. Es un compromiso porque fuimos rescatados. La herramienta de los líderes de los centros de rehabilitación es su historia de vida. La mayor parte fuimos gente que vivió en la calle, que se drogó, que cometió muchos errores, que estuvimos en la cárcel. Todos tenemos esas historias, pero lo superamos y estamos aquí plantados y tenemos mucho que aportar”.

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