¿Y los policías de barrio?

Por Victoriano Martínez

¿Puede usted identificar al policía o a los policías que están a cargo de la vigilancia y seguridad de su barrio o colonia?

Están por cumplirse 15 meses de la administración municipal que encabeza Xavier Nava Palacios quien, como candidato, ofreció que se diseñaría un esquema en el que “los policías puedan ser identificados por los pobladores de la zona, con rutas y operativos específicos, lo que a su vez generará confianza entre la ciudadanía”.

A tres meses de la mitad del trienio, no se cuenta con información sobre los prometidos nuevos mecanismos de operatividad en materia de seguridad, y más cercanos a la gente, como el rescate de la policía de barrio.

“La policía de barrio tiene que ver con una policía de proximidad social, esto es que los elementos estén a través de las fuerzas especiales, incluso los elementos de policía vial y las fuerzas de seguridad pública en las colonias populares, tienen que estar en donde se generan los problemas, todos sabemos cuáles son las dinámicas locales, de las delegaciones, comunidades de los barrios”.

Así lo aseguró Nava Palacios en los albores de su campaña por la alcaldía, comunicado de por medio, en mayo de 2018.

Diecinueve meses después, para las víctimas de robo –como los ocurridos en varios restaurantes en las últimas semanas– resultan más conocidos los asaltantes, que llegan en moto, se baja uno, le roba un rólex a un comensal y se van (dixit Eduardo Kasis Chevaile), que quienes están a cargo de la seguridad en su zona.

Peor aún, pueden reconocer con mayor facilidad a una patrulla por su número (como la 3210) porque se ha visto involucrada en asaltos cometidos por personal uniformado.

Se trata de casos que no deben generalizarse sobre la actuación de los policías, pues también se recuerda el asalto frustrado por policías en el centro de la ciudad en el que incluso uno de ellos resultó herido, o el más reciente del policía asesinado en Las Pilitas esta misma semana por tratar de enfrentar a unos delincuentes que acababan de cometer un homicidio.

Ante la ola de delitos, cuya incidencia se mantiene y en algunos casos aumenta, lo que se percibe efectivamente es una calificación reprobatoria en materia de prevención del delito, como señala el notario Eduardo Martínez Benavente, y justo es por ello que vienen al caso las promesas de campaña.

Con el arrendamiento de 153 patrullas, que aumentaron el número de unidades a más de 200, era de esperarse que aterrizaran esos nuevos esquemas ofrecidos en campaña, pero no se cuenta con esos policías que puedan ser identificados por los pobladores de cada zona, y que tengan rutas y operativos específicos de prevención.

Ni policías de barrio, ni policías tipo europeo. En cambio, cada vez más la sociedad se ve en la necesidad de hacer algo por sí misma.

Desde hace unos trienios surgieron grupos de ciudadanos vigilando, e incluso en el trienio pasado con rondines de vecinos en algunas colonias, o paseos nocturnos con mascotas con la intención de inhibir a los delincuentes.

A los problemas por colonias o zonas de la ciudad, hoy se suman intentos ciudadanos de prevenirse entre ellos en casos muy definidos y concretos. “Cuidado. Zona Universitaria. Estamos en peligro. Se están robando los autos”, destaca en el cartel junto al Hospital Central.

“Implementemos la vigilancia entre vecinos, alumnos, Dr. Maestros, etc.”, convoca el cartel. Un claro indicador de la ausencia del policía de barrio, de la falta de proximidad social, de no estar en donde se generan los problemas ante el que la autoridad no puede hacer caso omiso.

Bastaría con que Nava Palacios se aplicara en convertir en realidad esa visión que vendía –y se le compró– como parte de su campaña para lograr la alcaldía.

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