120 filósofos: Marco Aurelio

La felicidad en la vida depende de la calidad de los pensamientos

121-180

Frater Ignatius

Marco Aurelio gobernó el Imperio casi veinte años. Fue un jerarca amado por su pueblo. Pertenece a los llamados cinco emperadores que forjaron la famosa Pax Romana, un momento único en la historia que duró algo más de noventa años. Fue hijo de adoptivo de Antonio Pío junto con Lucio Vero.

En aquellos lejanos tiempos, Roma sostenía guerras casi interminables. Los persas en Asia, los bárbaros germanos y galos en Europa. Eran hordas de gente que agitaba los límites de un territorio inmenso.

En ese ambiente hostil, Marco Aurelio escribió sus Meditaciones en un griego culto y exquisito. La obra es de una finura especial y de una belleza única en el estilo y el contenido.

Nos habla un padre amoroso sobre la virtud y hacer el bien en toda circunstancia de la vida. Lo elaboró con toda la honradez y rectitud posible, influido por el estoico Epicteto. La columna vertebral de todo actuar es el bien y su acción es la virtud en sus formas más elevadas. La razón debe guiar los pasos de la persona que desea realizarse y encontrar una paz imperturbable.

Antonio Pío intuyó el potencial de Marco Aurelio cuando era aún joven, bautizándolo con el mote de verissimus, es decir, alguien que se maneja con total honestidad y verdad.

Podemos tener mucha salud y luego perderla, es posible poseer una gran riqueza y después caer en la pobreza extrema. Lo anterior es accesorio. Empero, lo esencial, es siempre procurar el bien para todos y desearlo en todo momento. En ese sentido se acerca al taoísmo chino y curiosamente al pensamiento de Nezahualcóyotl, principalmente en lo referente a la fugacidad de la vida.

Además de la influencia arriba citada, Séneca, Lucano y Helvia dejaron su impronta en el pensamiento del emperador, quien desarrolló una voz dulce y de una exquisitez única.

La sabiduría, la justicia, el valor y la moderación fueron las bases de una profunda filosofía que impregnó a las mentes más lúcidas de Roma.

Marco Aurelio murió a causa de una peste en Vindobona (hoy Viena) en el año 180. Su vida fue algo controvertida en el sentido que persiguió a los cristianos y ordenó guerras feroces y muchas muertes. No obstante, su legado como filósofo permanece hasta nuestros días.

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