Texto y fotografías de Fernanda Durán
Una falla geológica activa y de evolución lenta, conocida como la “Falla del Aeropuerto”, ha sido confirmada por investigadores del Instituto de Geología de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), con posibles implicaciones severas para la infraestructura urbana e hidráulica de la capital potosina.
El hallazgo fue presentado como parte de los estudios realizados por el Grupo Universitario del Agua, en el marco de la Agenda Hídrica impulsada por la institución.
De acuerdo con el análisis presentado por la doctora Sonia Torres Rivera y el doctor Ramón Torres Hernández, esta falla se extiende por al menos siete kilómetros en dirección noroeste-sureste, con ramificaciones laterales de hasta 400 metros, atravesando zonas densamente urbanizadas como la colonia Aviación, el barrio de Tequisquiapan y parte del Centro Histórico.
Uno de los casos más alarmantes documentados es el del Templo de la Santa Cruz, cuya estructura presenta daños visibles en vitrales, pilares y muros, a causa de desplazamientos registrados por instrumentos de medición colocados dentro del inmueble.

Según explicaron los científicos, en los últimos cinco años se ha detectado un desplazamiento acumulado significativo, lo que pone en evidencia la actividad progresiva de la falla.
Las mediciones, realizadas mediante técnicas de geología estructural, GPS diferencial e interferometría satelital (InSAR), indican que el terreno en esta zona presenta una subsidencia promedio de 2.5 centímetros al año.
Aunque no se atribuye directamente a la sobreexplotación del acuífero, los investigadores no descartan que este fenómeno la agrave. El doctor Ramón Torres advierte que la deformación del subsuelo puede generar rupturas en tuberías, colapsos en drenaje y daños estructurales.
Además del templo, otras zonas afectadas por esta deformación son las inmediaciones de la Escuela Normal del Estado, las calles Pedro Moreno, Tomasa Estévez, Víctor Rosales, Aquiles Serdán y Damián Carmona, donde se ha detectado una franja de aproximadamente un kilómetro de ancho con fracturamientos, desniveles y hundimientos visibles.

Durante la presentación, se mostraron imágenes satelitales y mapas estructurales que documentan los movimientos de cizalla en el subsuelo, un tipo de esfuerzo geológico que no sólo provoca hundimientos sino también levantamientos irregulares. La investigadora destacó que lo que antes se atribuía únicamente a asentamientos por agua, hoy se sabe que tiene un componente tectónico activo.
El fenómeno ha generado afectaciones desde hace décadas, según testimonios vecinales que han reportado grietas en muros, fracturas en pisos y puertas que ya no abren. En algunos casos, como en viviendas cercanas al estacionamiento de Vips en la tienda Aurrerá de Tomasa Estéves, se han observado colapsos estructurales recientes, documentados por el equipo universitario.
Los investigadores subrayaron que estos movimientos no son perceptibles de forma inmediata, pero su acumulación a lo largo del tiempo genera esfuerzos que terminan por quebrar estructuras.
“Incluso los materiales más sólidos pueden ceder bajo esfuerzos constantes”, explicó el doctor Torres.

Ante este escenario, la UASLP recomendó establecer un sistema permanente de monitoreo en la zona afectada, realizar estudios estructurales detallados en edificaciones clave y diseñar estrategias de mitigación que involucren a autoridades municipales, estatales y expertos en ingeniería civil.
Asimismo, enfatizaron que estos datos deben integrarse en la planificación urbana y en la atención a los problemas de distribución de agua potable, ya que las rupturas de red y pérdidas de líquido podrían estar relacionadas con la deformación del subsuelo.
El investigador estimó que si se remediaran las fugas provocadas por la subsidencia, incluso podría superarse el volumen de agua que aporta el acueducto El Realito.
Finalmente, los académicos hicieron un llamado a la comunidad científica, autoridades y sociedad civil para atender este fenómeno de forma interdisciplinaria y preventiva, ya que son hechos documentados a los que pueden acceder autoridades, que cuentan con respaldo técnico y con consecuencias que ya se manifiestan.
Actualmente, los académicos realizan investigaciones en zonas como Villa Juárez y Cerritos al ser áreas de fallas, incluso se encuentra en revisiones periódicas en la zona metropolitana.