Abelardo Medellín
La elección extraordinaria de cargos judiciales que padeció el país esta semana, no es siniestra y dañina por sí sola; lo verdaderamente nocivo de ella, fue la oportunidad prematura que le otorgó a los gobiernos en los estados, de probar sus estructuras electorales rumbo a la elección del 2027, y San Luis Potosí es el perfecto ejemplo de este pernicioso experimento.
En este espacio se dijo en su momento y lo sostenemos pese a la resignación de muchos: la elección judicial de la 4T fue un ejercicio apantalla-ilusos en el que solo las huestes más obedientes o los militantes más ofuscados creen. Todos fuera de ese espectro dieron un voto de confianza con profundas dudas o aún no tienen claro qué tan grave fue la afectación.
Promoción desmedida de palacio, operación politiquera desde las cámaras, una obscena intervención contra el aparato judicial del Estado mexicano, cargos que no representan a nadie, discursos y justificaciones carentes de veracidad o lógica, procedimientos hechos a las prisas, campañas limitadas, organismos electorales presupuestalmente cercenados, acordeones, coacción del voto, promoción indebida, violencia en las casillas, mentiras en las mañaneras, un discurso oficial que no cuaja y finalmente virtuales ganadores que, contrario al estatus democrático básico, fueron los esperados.
Así podemos resumir en menos de 80 palabras la elección que el oficialismo obligó a realizar y, ahora, lamenta darse de cuenta lo poco que significó. Y sí, sirvió muy poco para legitimar la reforma y claramente deja muy mal parado al proyecto de “transformación” que le han empujado por la garganta al ciudadano promedio, pero hay un grupo al que este proceso le vino como anillo al dedo: la Gallardía.
La Gallardía no la ha pasado nada bien últimamente. Su líder “moral” (el gobernador Gallardo Cardona) padeció un arranque de 2025 con severos descalabros políticos y a estos se sumó la discusión a nivel federal de la iniciativa anti nepotismo electoral que buscaba prohibir la sucesión de cargos entre familiares cercanos o conyugues. El Partido Verde Ecologista de México (PVEM) logró operar al interior del senado para retrasar la iniciativa hasta el 2030, pero la Gallardía sabe que mandar a la esposa del gobernador directamente a la campaña del 2027, es ir a una campaña coja donde cualquier contrincante (sobre todo uno de Morena) podría decir: “¡Mírenlos!, se decían de la 4T y sin el nepotismo no saben vivir”.
No son buenas noticias para el proyecto transexenal que tiene en mente Gallardo Cardona. Por eso mismo ahora los costosos asesores de imagen ya no están con el gobernador o la Senadora, sino en Soledad de Graciano Sánchez, muy probablemente preparando a Juan Manuel Navarro para la gubernatura. Y muy seguramente por eso las acciones más publicitadas y la mayoría de los recursos que Ruth González Silva gasta en proselitismo ahora los destina a colonias de las Capital, porque quizá la gubernatura tenga que esperar y la pretensión actual sea lanzar a la Senadora por el ayuntamiento de la capital.
Será el miedo a la contradicción ideológica (que nunca han tenido) o serán pugnas internas que a lo mejor solo el gobernador y su familia saben, pero una cosa es clara: Ruth González no va por la gubernatura en el 2027 y Navarro es el verdadero tapado por la grande.
Tantos han sido los cambios y preparativos pre electorales que la Gallardía ha tenido que operar rumbo al 27’, que la incertidumbre se ha convertido en un problema cada vez mayor para palacio. Por eso mismo, lo que necesitaba Gallardo Cardona era una elección pequeña y probar si todos los engranes estaban engrasados para hacer su voluntad dentro de dos años.
Todo lo que Gallardo requería, era comprobar esa efectividad electoral que ya percibe para su proyecto. No es lo mismo esta elección a la del año pasado, porque en el 2024 Ruth González aún no tenía cargo ni había comenzado a operar los cotos de poder en las colonias que ahora tiene y maneja con recursos públicos del Estado. Claro está que en la elección de 2025 Ruth no estuvo a la boleta, pero el impacto de la Senadora no es el principal interés a medir.
Lo que el proyecto de palacio necesita saber, cada vez con más vehemencia, es si cualquier perfil obtendría los votos que el gobierno y el gobernador y han comprado o coaccionado en su gestión.
El gobernador y los suyos saben que la inversión que se ha puesto en la imagen de la Senadora debería bastar para ganar un cargo, pero… ¿y si no puede ir ella?, ¿están seguros de que cualquier otro rostro junta los votos?, ¿alguien en la Huasteca votaría por Juan Manuel Navarro, alguien del altiplano elegiría a Torres Sánchez, hay gente en la Huasteca que reconozca el trabajo de Segura Morquecho (más allá del clientelismo y la grilla)?
No. Cuando los planes han cambiado tanto, ya no pueden depender del carisma (que ninguno tiene), de las propuestas atractivas (que nunca han tenido) o de los resultados del gobernador actual (que poco mérito le dan al proyecto).
Lo que necesitan es un sistema y organización tan sofisticados y bien alineados, que no quede ni una sola colonia a salvo de la infección que es su operación política.
El gobierno ya ha mandado a sus mejores elementos y más infames personajes al ayuntamiento soledense para preparar a Navarro Muñiz como nuevo “hijo pródigo” de la Gallardía, pero son conscientes que el tiempo no basta. Navarro no aprenderá a controlar masas en dos años, ni tampoco será una calca de Gallardo si no trabaja sus líneas, por eso lo que Navarro requiere antes de ser señalado con el dedo del ungido, es tener la certeza de que el costoso aparato electoral de su patrón funciona.
En el 2024 quizá el gobernador podía confiar en que su salida sería un intercambio de estafeta seguro entre su propia familia. Ya no. Y no solo perdió eso, sabe que nunca preparó cuadros competentes para una contienda.
En este contexto la elección judicial llegó a la puerta de la Gallardía como un proceso desamparado de rigidez, con bajo impacto político para su proyecto y con las mejores ideas para potenciar las peores prácticas.
A San Luis Potosí llegó la lógica de los acordeones, instrumentos que ayudaron al oficialismo federal a integrar a punta de “voluntad popular” mal entendida la Suprema Corte; y que a nivel local le ayudaron al Ejecutivo a generar un Supremo Tribunal de Justicia con perfiles cómodos y a modo.
Por que no hay otra forma de llamarlo. Cuando en rueda de prensa escuchamos a la virtualmente magistrada electa, Silvia Torres Sánchez, dedicar más de dos minutos a agradecer el apoyo del Gobernador, queda claro que el valor principal de la magistrada no será la “independencia”. Cuando después de las pleitesías afirmó que su primer proyecto será crear una “puerta directa” entre el Ejecutivo y el Judicial, queda claro que por esa puerta no pasará la ciudadanía ni el interés público, sino solo los intereses del grupo que representa.
Que no nos sorprenda ver esos acordeones verdes en la elección del 2027 con Navarro Muñiz figurando como recomendación obligada para la gente. Que no sorprenda que los funcionarios del Estado sean quienes obliguen a diversos trabajadores a votar por el ungido (como lo hizo el titular de CEFIM en Salinas en esta elección). Que no espante a nadie si ven operadores políticos de programas sociales en las colonias entregando acordeones para la gubernatura, ayuntamientos y diputaciones dentro de dos años (como lo hicieron trabajadores de la Sedesore el pasado domingo por la mañana). Que no extrañe que docentes, médicos y burócratas del estado sean coaccionados para votar e incentivar el voto a favor de Navarro, bajo amenaza de perder sus trabajos, porque así fue exactamente como operaron en esta desangelada elección judicial.
Por todo lo dicho aquí podemos afirmar que el aparato Gallardista de operación electoral ha atendido su primera llamada rumbo al 2027, y la integración del STJE de San Luis Potosí, es una señal de que la operación funciona, sin importar que nombre vaya en la boleta.
El escenario y los actores están puestos. Ruth, no va a la gubernatura del 2027. Navarro, es el tapado que Gallardo no saca de Soledad por miedo a los raspones. Y la elección de este domingo… fue un simulacro más, del crimen contra el estado de derecho que insisten en llamar gobierno.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Maestrando en Estudios sobre la Democracia y Procesos Electorales en el posgrado de Derecho de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha trabajado como reportero y columnista en los medios digitales La Orquesta y Arco Informativo; actualmente es jefe de información de Astrolabio Diario Digital. Ha sido acreedor de dos premios estatales de periodismo en las categorías de Artículo de Fondo y Periodismo Regional.