El gallardismo, un movimiento clientelar sin ideología alguna: Javier Contreras

El investigador del Colsan habla del libro sobre la evolución del PVEM y el gallardismo en SLP, del que es coautor.

José de Jesús Ortiz

Acaba de presentar una amplia investigación académica sobre la evolución electoral y el ascenso al poder del Partido Verde Ecologista de México en San Luis Potosí, a través del gallardismo. Dice que se trata de un partido político que opera como una franquicia, en venta al mejor postor, que en cualquier momento puede cambiar de dueño; mientras que al movimiento encabezado por Ricardo Gallardo Cardona lo define como un movimiento clientelar y electoral, que lo único que busca es alcanzar el poder.

Javier Contreras Alcántara, doctor en Ciencias Sociales con mención en Ciencia Política por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), miembro del Sistema Nacional de Investigadores y actual coordinador del Programa de Maestría en Asuntos Políticos y Políticas Públicas del Colegio de San Luis, sostiene que el transfuguismo político y la cooptación de liderazgos locales son elementos centrales que explican el ascenso y consolidación de este grupo político.  

También, advierte que en 2021 hubo una claudicación de Morena a nivel nacional para abrir paso al arribo del gallardismo al poder. Un escenario que podría darse nuevamente en la elección de 2027, aunque considera que los agravios acumulados por Morena estos años, en su relación con los verdes en San Luis, lo vuelve poco probable.

En el libro Una victoria ¿in esperada? El ascenso del Partido Verde en San Luis Potosí: desde sus inicios en 1994 hasta la gubernatura en 2021, elaborado en coautoría con Héctor Alonso Vázquez, fue publicado la semana pasada —y presentado de forma virtual con investigadores del Colegio de Jalisco— plantean que el caso de este partido en San Luis es un ejemplo de la irrupción de fuerzas emergentes en un contexto de descentralización del sistema político y exhibe, en el ámbito local, cómo algunas figuras “han mantenido o incluso consolidado formas de control político regional, al adaptarse a las nuevas dinámicas nacionales utilizando estrategias personalistas y clientelistas”.

En entrevista con Astrolabio Diario Digital, Contreras Alcántara habla del estudio recién publicado, analiza lo que ha sido la presencia de este grupo, hoy hegemónico, en la política local y los escenarios que se vislumbra para el proceso sucesorio en 2027.

Astrolabio: ¿Cuáles son para ti los factores estructurales que explican el triunfo de Ricardo Gallardo, en la elección para la gubernatura de San Luis Potosí en 2021?

Javier Contreras Alcántara:  Primero, tenemos que precisar que el Partido Verde, aunque surge en 1991 a nivel nacional, en San Luis Potosí comienza hasta 1994. A partir de ahí tiene una presencia básicamente testimonial en las elecciones y comienza a sobrevivir o se permite sobrevivir a partir de la generación de alianzas con partidos más fuertes: se alía con el PRI, con el PAN, posteriormente con Morena en 2018 y no es sino hasta que el gallardismo emigra del PRD hacia el Partido Verde, de forma digamos circunstancial, que toma una fuerza electoral importante en el estado.

Hay que destacar eso: la migración que hace Ricardo Gallardo padre y Ricardo hijo hacia el Partido Verde es lo que permite que cobre una nueva relevancia política en nuestro estado, porque el Partido Verde históricamente tenía una votación máxima cercana al cuatro por ciento, no mucho más, y lo más factible es que se hubiera mantenido justo en ese nivel de votación en la elección de 2021 si hubiera ido por su cuenta o si hubiera ido por otra vía.

A: ¿Es a partir de esa red de alianza que va tejiendo el gallardismo como se explica el triunfo de Ricardo Gallardo en 2021?

JCA: Así es, el que Ricardo Gallardo asumiera la candidatura por la gubernatura hacia finales de 2020 e inicios de 2021, permitió que él fuera tejiendo un conjunto de alianzas con diversos actores políticos pertenecientes a otras fuerzas, principalmente PRI y PAN, que se vieron desplazadas internamente en sus partidos y eso le permitió comenzar a generar esta serie de alianzas, sobre todo en lo que tiene que ver con las diputaciones locales. Va atrayendo a estos actores que se salen desencantados por la alianza PRI-PAN-PRD porque quedan sin posiciones por las cuales competir y el Partido Verde los incorpora, los candidatea hacia las diputaciones locales y esto permite que esos liderazgos con cierta presencia territorial y con capacidad de movilización del voto en esos distritos aporten a la votación y a la estructura que tenía ya Gallardo.

A: En su trabajo señalan que el PVEM opera como un “partido atrapa todo”, de acuerdo a la categoría de Otto Kirchheimer, sin ideología ni estructuras militantes firmes, ¿qué otros elementos caracterizan a este partido en San Luis Potosí?

JCA: Hay varias cosas, la primera es que el Partido Verde es una franquicia, se comporta como una franquicia comercial. Es decir: está puesta al mejor postor, de tal manera que hay una dirigencia nacional muy fuerte que va poniendo (la franquicia) a disposición de actores que ellos consideran que les pueden retribuir en términos de votación y en términos de recursos en los distintos estados. En el caso de San Luis Potosí, pues era Ricardo Gallardo y sus estructuras las que le permitían tener el acceso a esos niveles de votación importantes y a recursos, que los vemos expresados en los puestos de primer nivel, en toda una estructura burocrática y en una cantidad de recursos económicos también muy importantes.

Ese sería uno de los elementos, pero eso al mismo tiempo hace que la dirigencia nacional en el momento en que así lo decida pueda cambiar también su interés y quitar esa franquicia a quien hoy la tiene. Sabemos que el partido no tiene una ideología clara, no se posicionan ni a la derecha ni a la izquierda, tampoco se posiciona como partido ecologista porque no lo es y eso le permite poder captar a actores de diversos perfiles políticos. En el caso de Ricardo Gallardo, tampoco podemos hablar de que exista una postura ideológica clara, no la hay, no existe un compromiso ideológico en ese sentido y eso permite que venga muy bien con el Partido Verde e ir haciendo acuerdos muy pragmáticos que responden a los intereses electorales o económicos dependiendo del ámbito en el que se estén moviendo.

Otra característica es que el Partido Verde se basa justamente en estos perfiles personalistas, el problema con el personalismo es que no permite que los partidos se institucionalicen y por tanto quedan dependientes de esa persona o de ese líder. Eso hace que el partido se convierta en una extensión de líder, pero en el momento en que sale el partido decae si no ha fortalecido sus cuadros internos.

A: En una de sus hipótesis de trabajo, plantean que “la derrota de los partidos tradicionales en la elección de 2021 fue facilitada por fracturas internas y procesos abiertos de selección de candidatos que generaron divisiones, en contraste con la selección centralizada y cohesión interna del PVEM”. ¿Qué papel ha jugado el transfuguismo político en la consolidación del PVEM en San Luis Potosí como fuerza electoral dominante, además de la cooptación sistemática de liderazgos locales?

JCA: Podemos hablar de dos grandes momentos en este este proceso: el primero es el momento de campaña en 2020-2021, en el cual hubo un amplio transfuguismo y en el que pudimos ver que se les ofrecieron estos espacios de las diputaciones locales principalmente a varios actores. Esto fue posible porque la alianza PAN-PRI-PRD, y en el caso de San Luis también Conciencia Popular, no logró resolver de una forma satisfactoria sus procesos internos y el que de pronto hubiera menos espacios disponibles para candidaturas. Eso hace que muchos liderazgos regionales y locales quedaran a disgusto y por lo tanto decidieran salir de sus respectivos partidos. Además, y esto es importante, que las dirigencias estatales de los partidos tampoco han sabido llevar adelante los procesos de selección interna de sus candidaturas y se han estado comportando de manera relativamente facciosa, de tal manera que solo a los integrantes de su grupo político son a los que favorecen y a los demás, que no forman parte de ese grupo interno, pues les ponen el pie o los dejan fuera de la competencia.

A: Eso sería en el momento de la campaña, ¿habría un momento posterior que es la cooptación de liderazgos locales?

JCA: Sí, ya una vez que ganan lo que hemos visto es que ha habido una estrategia ahora sí de cooptación de liderazgos locales, ya no regionales. Eso es muy interesante, porque sobre lo que han ido es sobre los presidentes municipales y, bajo la estrategia de condicionar la entrega de recursos estatales a los municipios, se ha ido generando un ingreso de alcaldes al Partido Verde Ecologista de México en San Luis Potosí. Eso lo vimos en el primer periodo que fue de quienes estaban o fueron alcaldes del 2021-2024 y lo vemos también ahora, del 20224 a la fecha.

A: Aunque no es algo que ustedes abordan explícitamente en su trabajo, ¿qué peso le confieres a las negociaciones entre la dirigencia de Morena a nivel nacional y el Partido Verde, para abrir el paso a la llegada de Gallardo a la gubernatura a cambio del apoyo del Partido Verde en la Cámara de Diputados?

JCA: Definitivamente lo hay. Una de las cosas que distingue al Partido Verde es la fortaleza de su Comité Nacional y que se dedican a hacer acuerdos con partidos mucho más grandes para obtener concesiones a cambio de su apoyo en el Congreso y en el Senado. Sin duda va por ahí. Otro de los grandes supuestos que tuvo en su momento la candidatura de Ricardo Gallardo es que sería por Morena en un acuerdo directo con el entonces presidente del partido, Mario Delgado, y sin embargo no fue posible confirmar esa candidatura por las movilizaciones que se dieron de los liderazgos locales de Morena. Eso desde ahí ya teje una tensión entre el Partido Verde y Morena; el Verde pues termina quedándose con el permiso de Morena de esa candidatura, porque la candidatura fallida de Morena a la gubernatura no la podemos ver de otra forma: fue una claudicación a disputar la gubernatura, además de que en ese momento Morena no tenía, y está por verse si ya tiene, una estructura importante que le permita movilizar el voto.

A: ¿Y qué papel jugo en esa elección el ex gobernador Juan Manuel Carreras, quien impulsó como candidata por Morena a Mónica Rangel, su secretaria de Salud, aunque oficialmente apoyaba al candidato de la coalición PRI-PAN?

JCA: Quiso jugar a ganar por todas las bandas. En el billar está el tiro de tres bandas y me parece que él quiso ganar por las tres bandas y apostarles a todo: por un lado con Gallardo tenía un cierto acuerdo, digamos, de no tocarlo porque en su momento pudo haber operado para impedir su candidatura y no lo hizo y, entonces, hasta cierto punto se puede decir que jugó a ‘no me meto con él y lo dejo que siga’; por otro lado, quiso apostar a la candidata de Morena, considerando que quizás esa pudo haber sido su mayor opción para ganar debido a la fuerza que estaba tomando Morena en ese momento; y sin duda, obligado por las circunstancias, tendría que haber apoyado al candidato de la coalición PRI-PAN.

A: Dices que en esa elección por la gubernatura hay una claudicación de Morena ¿Mónica Rangel fue una candidata enviada para perder?

JCA: Me parece que sí, fue una candidata enviada para perder. Los indicadores de ello son el proceso de selección de candidato tan atropellado que se dio, recordemos que hubo una convocatoria para nombrar a un candidato que después se echó para atrás bajo el pretexto de que, por cuestiones de género y medidas afirmativas, tocaba la candidatura para una mujer, pero el proceso ya se había echado a andar. Eso no fue sino una forma de ponerle un parche al proceso y también esto se da cuando ya los rumores indicaban que el candidato por el Partido Verde en realidad sería Ricardo Gallardo.

A: En su trabajo, advierten al inicio que no fue de su interés “observar la compra del voto, el clientelismo o las manipulaciones del voto, por lo que cierto factor explicativo puede encontrarse también en esas variables”. ¿Qué los llevó a dejar fuera esa línea de investigación pese a su importancia en el contexto potosino?

JCA: Fue una decisión meramente académica y tiene que ver con la dificultad para probar no la existencia, porque la existencia creo que es bien conocida por todos, sino para probar el nivel de relevancia o qué nivel de esa variable afecta o condiciona o no los resultados. Es decir: sabemos que desde mucho antes de la elección por la gubernatura, desde al menos tres años antes de la elección Ricardo Gallardo iba constantemente a diversos lugares de la Huasteca Potosina, organizaba reuniones y entregaba bienes, todo esto ya se puede considerar como un trabajo de condicionamiento del voto. Sabemos que eso existió, sabemos que existió la movilización, lo que no tenemos son elementos suficientes probatorios para ello y por eso es que optamos por no incorporar esa variable.

A: ¿La evidencia empírica, la información a través de los medios no es suficiente?

JCA: Es solamente un indicador, pero no es suficiente.

A: De acuerdo a su evolución electoral, el Partido Verde en San Luis ¿Es un partido predominante, es un partido hegemónico? ¿Cómo se situaría?

JCA: Es un caso extraño en San Luis Potosí. Sí podríamos hablar de que poco a poco se comienza a convertir en un partido predominante, sin embargo, la gran duda es qué va a pasar, así como con Morena nos preguntábamos qué va a pasar el día que no esté Andrés Manuel López Obrador, la gran pregunta es ¿Qué va a pasar el día que Gallardo deje de estar en el Partido Verde? Acabamos de ver algunas declaraciones de hace un par de semanas muy interesantes donde (Gallardo) dice ‘no somos un partido, somos un movimiento’. Al decir eso, lo que está haciendo es que se está desprendiendo del Partido Verde; con Gallardo sin duda alguna puede ser predominante, sin él va a volver a ser el Partido Verde, testimonial, de hace varios años.

A: ¿Cómo definirías lo que representa el gallardismo en términos políticos? ¿Lo ves con componentes propios de la izquierda, cercano a lo que es la llamada Cuarta Transformación?, ¿es un populismo de derecha?, ¿es un movimiento puramente clientelar, sin componentes ideológicos o cómo lo definirías?

JCA: Para mí es un movimiento clientelar, un movimiento electoral que lo único que busca es alcanzar el poder, el control de los puestos políticos y del presupuesto por una razón muy simple y sencilla: quien controla o quien pone las reglas es quien obtiene los beneficios y lo que están tratando de hacer es eso, ocupar los puestos donde se definen las reglas del juego y a partir de ello obtener los beneficios, pero en el discurso no tenemos ningún indicador ideológico; en Morena teníamos al menos el eslogan de ‘Por el bien de todos primero los pobres’, que era un indicador de hacia dónde iban, o teníamos el otro eslogan de ‘La esperanza de México’, teníamos una idea de por dónde van. En el caso del Partido Verde en San Luis Potosí, con el gallardismo en específico, no tenemos ningún indicador que nos diga para dónde va, lo relevante es la promoción de él, ahora la promoción de la esposa, pero fuera de ello en el discurso no tenemos absolutamente nada. Pareciera que es solamente un movimiento clientelar, electoral.

A: En las conclusiones de su trabajo plantean y advierten del riesgo que “se consolide un nuevo cacicazgo político con un impacto significativo para la competencia democrática local”. ¿No es eso, una forma de cacicazgo moderno, lo que ya estamos viviendo en San Luis?

JCA: Así es, de alguna forma ya se está viendo la tendencia hacia allá, sobre todo hay un factor interesante que tiene que ver con la tolerancia a la crítica que nos permite ir viendo qué tan dispuesto se está, no solo a aceptar las reglas democráticas, sino a tratar de mantenerse en el poder usando las reglas o torciendo las reglas del juego democrático. En este sentido la libertad de expresión, la tolerancia a la crítica, es un factor sumamente relevante, es uno de los principales factores.

Después, como vamos viendo estos procesos de cooptación de actores, sobre todo lo vemos con los alcaldes, y comenzamos a ver que efectivamente lo que tenemos ya es un principio de neocacicazgo democrático, porque en el cacicazgo tradicional pues no se jugaba con reglas democráticas. Hoy se accede al poder con ciertas reglas democráticas y después se trata de subvertir esas reglas para mantenerse en el poder. Y pareciera que eso es a lo que se le está apostando el día de hoy.

A: ¿No es una contradicción hablar de cacicazgo democrático?

JCA: En principio sí, pero el cacicazgo por sí mismo no tendría que ser necesariamente democrático o necesariamente autoritario. Lo que estamos viendo hoy también es justamente esto, que las categorías que teníamos en la ciencia política ya no nos están permitiendo describir estas hibridaciones que no esperábamos, porque en realidad no esperábamos estos comportamientos políticos en los cuales lo que tenemos es una mezcla entre comportamientos previos al 2000 o de la época del PRI, con comportamientos democráticos. Esa mezcla es justo lo que hoy nos tiene también en la necesidad de afrontar que necesitamos comenzar a generar nuevos conceptos para describir nuestra realidad.

A: ¿Te parece que la intolerancia a la crítica es un rasgo destacado del gallardismo?

JCA: No es un rasgo destacado del gallardismo, es una especie de ambiente generalizado, no podemos decir que es una cualidad específica del gallardismo porque también la vemos en Morena, la vimos particularmente expresada en el liderazgo y comunicación de Andrés Manuel López Obrador; lo vemos a nivel nacional y a nivel local, lo estamos viendo en el mundo, en Estados Unidos con Trump, en España, lo estamos viendo en Argentina y en muchos lugares. Es más bien como una especie de espíritu de época tristemente, en el cual el gallardismo es nuestra expresión local.

A: Con la debilidad persistente del PRI y del PAN a nivel nacional, con las divisiones a nivel local y un extinto PRD, además de una dirigencia local de Morena que no termina por consolidarse ¿qué escenario vislumbras para 2027 en la elección para gobernador?

JCA: Veo un escenario donde hay una alta probabilidad de que el Partido Verde se mantenga en el poder, pero también creo que Morena puede dar una batalla importante si es que así se lo propone. Acá quedará por ver efectivamente cómo termina y si termina o no esta alianza, el matrimonio a conveniencia entre el Partido Verde y Morena. Va a depender mucho de la decisión de la dirigencia nacional del Partido Verde, va a ser clave si apoya o no a su líder local que es Ricardo Gallardo, si deciden privilegiar la alianza con Morena a nivel nacional por sobre el espacio local que tienen ganado aquí o negocian que haya una candidatura importante en algún otro estado, incluso podemos tener —y eso era creo lo que advertía el gobernador hace unos días—, la salida del gallardismo del Partido Verde y la búsqueda de otro espacio político. Si se mantiene esa alianza, entonces es muy probable que haya también el visto bueno de la dirigencia nacional y del mismo Morena para que se mantenga al gallardismo en el redil, en su lado de la competencia, y entonces veremos una candidatura relativamente débil de Morena o incluso una alianza.

También está la posibilidad de que Morena vaya y compita de forma importante con o sin candidato propio. Me parece que hay algunos personajes políticos que bien podrían ir por Morena y que le podrían dar una cierta fortaleza a la candidatura.

A: En este escenario que planteabas de que Morena enviara un candidato débil, ¿se estaría repitiendo el mismo escenario del 2021?

JCA: Sí, sería muy similar, sin duda alguna.

A: ¿No ves un rompimiento entre Morena y el Partido Verde por todos los choques y los agravios acumulados y que cada quien vaya con sus candidatos?

JCA: Es lo más probable que vayan con candidatos propios, pero aquí todo puede pasar porque a final de cuentas está la negociación nacional y en ella pueden optar por mandar un candidato y no apoyar.

A: Los temas que siempre están alrededor de este grupo, que tienen que ver con cuestiones judiciales, con investigaciones de la Unidad de Inteligencia Financiera, que siempre están ahí, ¿eso tendrá alguna relevancia? ¿Será importante en el proceso sucesorio del 2027?

JCA: Probablemente, justo estas prácticas que quizá no deberían de existir, pero que existen en la práctica real, una de ellas es la de contener a los actores políticos a partir de los expedientes judiciales. Tampoco nos debe de extrañar dada la existencia de estos que en algún momento sean utilizados abiertamente, sea en términos públicos o bien en términos privados, para negociar apoyos o la retirada del apoyo para sacarlos de la competencia.