Adorar a la virgen y al alcalde

 

Por: Antonio González Vázquez.

Foto: Nahúm Delgado.

 

Sin que nos percatemos de ello, ocasionalmente caemos en la tentación de elevar a alturas inconmensurables a personas a las que dotamos de virtudes insospechadas; se les admira y adora del mismo modo que se les defiende a capa y espada. Ya sea por ignorancia, por empatía, por gusto o por afinidad política, social o hasta cultural. Puede ser que no nos demos cuenta de ello, pero adoptamos a personajes públicos como guías, líderes o santones de la comunidad. Confiamos en lo que dicen, creemos a pie juntillas en su palabra y de poco a poco los transformamos en mito: los idolatramos y estamos dispuestos a rompernos el alma por ellos. La imagen es del fotoperiodista Nahum Delgado, la tomó en el municipio de Soledad de Graciano Sánchez. Es la ventana de una vivienda de los condominios que están a la vera de la carretera 57 y cerca de Valentín Amador. Antes de las elecciones de junio pasado, ese condominio estaba ya pintado todo de amarillo. Es justo decir que la construcción del imaginario colectivo empieza por el carácter individual y que en un país de ciertas libertades como el nuestro, se puede adorar a quien usted guste y mande, así sea al Papa o a la Santa Muerte o a la Virgen de Guadalupe. Esa pegatina de “este hogar es católico, amamos a la virgen y a nuestra iglesia” parece estar pegado ahí desde tiempos inmemoriales y da cuenta de que en esa casa, no se admite a nadie con una religión distinta a la católica y muchos menos a quienes se muestren antiguadalupanos. Es algo así como la clásica pegatina de reconocimiento global como lo es “Don’t mess with Texas”, es decir, no te metas con Texas. Y ahí lo tiene, al ahora presidente municipal capitalino, con propaganda electoral en un municipio donde no era candidato pero donde tiene tantos admiradores como baches hay en la ciudad. El mensaje parece ser el mismo: no te metas con el Pollo. La calcomanía del candidato Gallardo tiene el lema de la campaña: “San Luis saldrá del bache” y muestra un sonriente candidato. Miles y miles de esas pegatinas se pegaron en la capital y en Soledad hasta hace unos meses y sobra decir, quienes aceptaron esa propaganda, adoran igual a la virgen que al alcalde. A eso se le llama fanatismo y populismo.

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