Algo sabe el pollo, pero no lo cuenta

Jaime Nava

A principios de diciembre del 2017 a los miembros del círculo más exclusivo de la gallardía se les informó que se avecinaba un problema legal y que uno de los “jefes” tenía que salir del territorio amarillo para evitar que los fantasmas del 2015 se presentaran con una orden de valor superior al amparo que puso en libertad al junior.

Con la amenaza fantasma a cuestas, de manera sorpresiva, en su partido se adelantaron a los tiempos y antes de la cena navideña enviaron a todos los medios de comunicación un boletín para convertirlo en virtual candidato a una diputación federal por el distrito II; sin embargo, el primer susto duró poco y, como su ausencia pública comenzaba a comentarse hasta en la calle que lleva su nombre, el junior regresó en enero para partir la rosca con “su gente” y tranquilizar a la “estructura”.

A partir de ese momento, en las colonias donde las despensas, los garrafones y las tortillas se pagan con credencial de elector en mano, comenzaron a circular vehículos de perifoneo con la misión de implantar en la mente de los potosinos la idea de que una persecución injusta estaba por iniciar en contra de su amado benefactor para impedirle ser candidato.  ¿Por qué curarse en salud? Algo debe saber el pollo, pero no lo cuenta.

En el Bufete de la Garza S.C, del cual es socio el presidente de la Barra Mexicana de Abogados, José Mario de la Garza Marroquín, seguramente conocen lo que sabe el pollo, pero tampoco lo cuentan.

Quizá por esa razón en el Partido Acción Nacional intentaron, sin éxito, colocar como su candidato al Senado a Marco Gama Basarte quien, obligado por los acuerdos y la paridad de género, tuvo que cederle el escaño a una mujer que resultó ser ni más ni menos que su hermana Laura. De esta manera, la Coalición “Por México al Frente”, que integran PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, respaldaría las candidaturas al Senado de Ricardo Gallardo Cardona y Laura Gama Basarte en la primera y segunda posición, respectivamente.

Claro, siempre y cuando lo que sabe el pollo no se haga público, en cuyo caso el golpe mediático-electoral podría dañar severamente a la Coalición y al resto de sus candidatos, incluido Ricardo Anaya. ¿Ya conocerán en el PAN y en Movimiento Ciudadano lo que saben el pollo y en el bufete de la Garza?

Agujeros

Como buen priísta, el diputado José Luis Romero Calzada encontró un agujero legal que le permite publicitar su imagen sin ser sancionado por ningún órgano electoral. En los límites de los municipios de San Luis Potosí y Soledad de Graciano Sánchez, así como en la parte posterior de los autobuses que circulan por la zona metropolitana, Romero Calzada mandó colocar anuncios con el logo de su empresa (lubricantes Tekmol)  en los que también aparece la caricatura de una especie de gavilán con tenis rojos en medio de dos pollos que huyen de él.

Como muy pocas personas saben que el diputado no es payaso de profesión, sino el empresario detrás de dicha marca de lubricantes, tal vez debería considerar añadirle al gavilán un letrero que diga: “Todos somos barrera”.

Un agujero informativo se creó en la cuenta de Twitter del ex dirigente del Partido Revolucionario Institucional, conferencista, y multi funcionario Aurelio Gancedo. Lo último que publicó el priísta fue una fotografía donde se le ve muy sonriente junto al tercer lugar de las encuestas presidenciales: José Antonio Meade.

Un día después de su alegre encuentro Gancedo se convirtió en noticia nacional tras revelarse un reportaje de la organización Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad que lo vincula con empresas y funcionarios que participaron en la implementación del sistema de espionaje Pegasus. Desde entonces las redes sociales de Gancedo permanecen sin actividad.

Era de esperarse. El silencio es el recurso de supervivencia política al que recurre Gancedo cada vez que se hacen públicos sus negocios. En marzo del año pasado se supo que como titular del Instituto de Capacitación y Desarrollo Político (ICADEP) –el órgano de adoctrinamiento del PRI- se auto contrató como capacitador, actividad por la que cobró un millón de pesos en solo siete meses. “¡No, hombre, unos genios!”.

 

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