Por Antonio González Vázquez
Hoy se cumple una semana de la muerte de Edgar Daniel. El luto sigue y la sombra de la impunidad se acerca.
Este viernes y sábado se realizará un ejercicio inédito de rendición de cuentas y transparencia: aspirantes al cargo de Auditor Superior del Estado comparecerán ante integrantes del Frente Ciudadano Anticorrupción para que digan porque buscan el cargo, detallen su trayectoria y firmen una carta compromiso para que, de alcanzarlo, se sometan al mandato de la sociedad y no al poder de políticos, partidos, gobernantes, servidores públicos y grupos de poder.
Los 25 prospectos al cargo han sido considerados para distintas mesas a instalarse viernes y sábado. La idea es que de manera abierta y clara expongan las razones que les motivan a buscan encabezar la Auditoría Superior del Estado.
La iniciativa es de un enorme valor cívico en tanto que nunca antes, aspirantes a un cargo tan relevante, habían expuesto nada a los ciudadanos; bastaba con la bendición del gobernador en turno para tener la seguridad de ser electo.
Es una propuesta muy valiosa pues permitirá, en primer lugar, identificar a quienes sí están dispuestos a decir quienes son y cómo se han desarrollado en su profesión y empleo. Del mismo modo, se podrá identificar a quienes no acudan a la cita, mismos que quedarán marcados como personas que algo ocultan y que temen que les pregunten algo que consideren que debe mantenerse en lo oscurito.
Como lo dio a conocer hace unos días el Frente Ciudadano Anticorrupción, cada aspirante será entrevistado ante una cámara, agregó, con cinco minutos para que exponga su proyecto de trabajo como posible auditor y las medidas que tomará para rescatar la credibilidad de la institución, y después dos integrantes del Frente le harán algunas preguntas sobre temas específicos y enfocados a su trayectoria personal.
Se trata de “que expongan sus motivaciones, así como sus antecedentes y razones por las que se consideran aptos para el puesto, además de que establezcan un compromiso con la ciudadanía de anteponer, en caso de resultar electos, los intereses de la sociedad por encima de los particulares o de grupo”.
Lo deseable es que acudan los 25 candidatos y den muestra pública de que no tienen nada que esconder y que voluntariamente quieren ocupar el cargo, y no porque alguien los haya enviado.
Si no va nadie, entonces se entenderá que tienen mucho que ocultar, que no tienen voluntad de conversar con los ciudadanos, que son devotos de la opacidad y el secretismo y que por tanto, quien quiera que resulte electo mantendrá a la Auditoría Superior en el mismo cochinero en que se encuentra.