Como a Carlos Alejandro Ponce Rodríguez le encantan los “madrazos” en el Supremo Tribunal de Justicia tienen claro que no es necesario molestar al señor consejero, al Licenciado Ponce se le respeta. No hay razón alguna para agarrarse a madrazos y menos entre cuates, eso no solo no estaría bien; las luchas fratricidas no van con el poder judicial, para todos hay y como bien se sabe, uno nunca sabe cuando va a necesitar un favor. Mejor todos en paz, todos solidarios, todos tan felices y contentos.
La presidencia del Supremo Tribunal de Justicia y del Consejo de la Judicatura lo tiene todo planchadito. A ver: el caso del taxista que el compañero Ponce atropelló y mató, ya es caso cerrado y para quien no lo sepa, en el poder judicial un caso cerrado es en efecto eso, un caso cerrado.
Es decir, para la presidencia del Supremo Tribunal de Justicia y del Consejo de la Judicatura el compañero Ponce es inocente; su inocencia es caso cerrado. Digamos que esa es la verdad histórica de Luis Fernando Gerardo González.
Ahora solo falta que Carlos Alejandro Ponce Rodríguez sea declarado inocente de los señalamientos que en su contra hizo el Juez de Control y Tribunal de Juicio Oral, Jesús Xerardo Martínez Muñoz.
Para qué andarse por las ramas, eso de que hay un reglamento, un protocolo y un procedimiento interno es mero eufemismo: Carlos Alejandro Ponce Rodríguez es inocente de eso y de lo que se pueda acumular.
Ya saben, siempre que hay un diferendo entre un superior y un subalterno, el que gana es el superior porque no importa si le asiste o no la razón, sino que para eso es el superior, así funciona la burocracia y la del poder judicial que más parece un burdel, pues con mayor razón.
Que el nuevo sistema de justicia penal, que la transparencia, que nuestro amor por los justiciables, que el respeto a ley y el apego al estado de derecho, que la rectitud, la ética y la honestidad y más expresiones no dejan de ser un mal chiste que en el poder judicial nos tiene a todos muriéndose de la risa.