CAJA NEGRA: Te juro que yo no fui

 

Una vez más, el alcalde Ricardo Gallardo Juárez salió a aclarar que él es inocente, que no tiene culpa ni responsabilidad de los excesos de sus subalternos y con ello, pretende quedar bien ante la opinión pública. Siendo responsable aparece como si no hiciera nada indebido.

 

El domingo elementos de la policía municipal desalojaron, maltrataron e insultaron a vendedores de globos de la plaza de armas, la mayoría mujeres acompañadas de menores de edad.

 

Hicieron el escándalo en plena celebración de Domingo de Ramos afuera de catedral y con el arzobispo Cabrera a unos metros. Insultaron a las comerciantes y con lujo de fuerza trataron a los globeros como vulgares delincuentes.

Había una orden de desalojo desde la Dirección de Comercio y los agentes de seguridad, irracionales como son, la cumplirían a rajatabla sin importar la exhibición de gorilismo.

Una vez que en las redes sociales se distribuyeron imágenes del abuso, las críticas al ayuntamiento y su policía llegaron en cascada y el gobierno municipal debió recular y salir de nuevo, con el clásico yo no fui, no sabíamos nada, es más, ni estaba autorizado el desalojo.

 

La autoridad municipal ya lleva varias muestras, de lo que estaría dispuesta a hacer para imponer un orden del comercio, basado en un propósito recaudatorio. Si pagas y estás al corriente puedes entrar a vender al centro histórico.

En ese sentido, la dirección de Comercio Municipal anunció un operativo permanente en las plazas públicas del primer cuadro de la ciudad en coordinación con Seguridad Pública Municipal,  con el fin de hacer valer el reglamento de comercio y verificar que los comerciantes informales con giros permitidos cuenten con su recibo actualizado para poder instalarse en esta zona.

A decir de Dolores Eliza García Román,  la situación que generó un enfrentamiento entre agentes policiales y “globeros”, la mañana a medio día del  domingo, obedeció a que no tenían a la mano su permiso para ingresar  a la plaza.

 

Como van las cosas, en breve, el único permiso para vender en el centro de la ciudad será portar una camisa amarilla y una leyenda que diga “yo apoyo al pollo”.

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