Conafe apoya educación preescolar

 

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Ciudad de México, (21 se Marzo) La comunidad “Loma de la Tinaja” está de plácemes, porque los 17 menores que cursan alguno de los tres niveles de preescolar cuentan no sólo con el apoyo de la Líder de Educación Comunitaria del Conafe, María de los Ángeles de Jesús Carmona, sino también con “Trudy”, “Sammy” y “Millye”, que son un cocodrilo, un gusano y una vaquilla.

Mediante el programa de “Pequeños Exploradores”, instalado en una computadora, los menores realizan ejercicios de destreza y conocimiento en “La Casa de Trudy”, con “Sammy el de las ciencias”, o con “Millye en la casa de las matemáticas”.

Además, responden por turnos los ejercicios que se les presentan, con el apoyo de los propios “Trudy”, “Sammy” y Millye” en caso de que se equivoquen. La escuela de preescolar “José Baltier” es una de los cientos en su tipo en el país que han sido apoyadas con este proyecto de aprendizaje.

Ello, luego de haber cumplido los requisitos de tener un aula propia, energía eléctrica, una puerta con cerradura y protección en las ventanas, y más de ocho niños en este nivel educativo, sin importar que sean de primero, segundo o tercero.

La Asistente Educativo del Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe), Francisca González Loza, quien recientemente obtuvo la Licenciatura en Pedagogía, explicó que el programa de los Pequeños Exploradores es una actividad que permite estimular y desarrollar el aprendizaje de estos 17 menores que cursan preescolar.

En la comunidad conocida como “Loma de la Tinaja” viven unas 60 familias, a la que se llega por un camino de terracería.

Informó que la jornada educativa en este grupo “multinivel” de preescolar inicia con la bienvenida a los menores, la entrega de sus desayunos y el inicio de una “situación didáctica” por parte de su Líder de Educación Comunitaria.

Las actividades inician con ejercicios, en los que Carmona atrae la atención de los menores Alma, Ivón, Cristopeer, Berenice, Kevin, Arturo, Roberto, Jeray y Perla, entre otros, con cartulinas alusivas al tema que se aborda, las cuales después son pegadas en alguna de las paredes del aula, para que cuando la vuelvan a ver, recuerden lo que aprendieron.

De esta manera, el salón está tapizado de cartulinas con las letras del abecedario, los números, algunos dibujos relacionados con las estaciones del año, alguna conjugación de sílabas para que sepan como se escribe, por ejemplo, su nombre, o papá y mamá, una jirafa “para medir mi estatura” y las figuras de “Trudy”, “Sammy” y Millye”.

En esta ocasión, la instructora María de los Ángeles inicia la dinámica al preguntar si conocen un reloj, si tienen uno en casa, y les pide que describan como son y hasta que pasen al pizarrón a dibujarlo.

Con el apoyo de una cartulina, la Líder de Educación Comunitaria les enseña la lectura de las horas y los minutos, para enseguida hacer ejercicios relacionados con el tema, y hasta salir a una pequeña explanada para que ellos mismos, con números, hagan las veces de un reloj, y con dos pedazos de estambre, uno pequeño y uno más largo, de las manecillas.

Para ese momento, los menores ya empiezan a dominar el manejo de las horas y los minutos, y están listos para pasar, por pares, a la estación de los Pequeños Exploradores, donde con juegos interactivos realizan los ejercicios para ayudar a Trudy, Sammy y Millye.

Juana Inés Gómez Ronquillo es mamá de Alan, un niño de cinco años de edad que ya está en tercero de preescolar, y reconoció que el menor “si ha cambiado” desde que asiste a la escuela.

Comentó que antes su hijo era muy inquieto y no obedecía, ahora ya lo hace, ha aprendido el abecedario, sabe contar hasta el 20, lee palabras de dos sílabas y sabe poner la fecha en su cuaderno.

Aseguró que ahora apoyará al menor para que continúe con sus estudios, sea un alumno destacado y junto con más personas que sean brillantes, pongan su granito de arena y saquen adelante a la comunidad de “Loma de la Tinaja”.

Lo que pretenden, dijo, es que el nombre del municipio no sea reconocido sólo por el penal de alta seguridad que algún día tuvo su nombre.

En el aula, Ivón, de cinco años de edad, es de las alumnas que tiene siempre la respuesta correcta en los ejercicios que se le piden, está en tercero de preescolar y para el próximo ciclo incursionará a la Primaria, aunque por el momento prefiere no pensar en eso, sino “arreglar los números de Trudy” y esperar algún día llegar a ser maestra.

A su vez, Kevin Olivares Medina, de cuatro años de edad, quien cursa el segundo de preescolar, aseguró que le gustan todos los ejercicios didácticos que desarrollan en clase, donde ha aprendido a “hacer la tarea”, a “recortar, recortar y otra vez recortar, a dibujar y empezar a escribir”.

De grande, dijo, quisiera “ser policía” para ayudar a los niños que “andan en malas cosas”, aunque también le gustaría ser bombero para apagar incendios “pero sin quemarme, eh”.

Fuente: MVS

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