De la gente a los rateros: Si te agarramos, te linchamos

Antonio González Vázquez

Sin hiel no hay miel, reza un antiguo proverbio chino. En estos tiempos violentos, los potosinos bien podríamos decir “sin linchamiento no hay justicia”.

En un muro de ladrillo en una propiedad de la colonia Villa Foresta, en la capital potosina, los vecinos, hastiados de los delincuentes, ya colgaron su advertencia: “Ratero, si te agarramos…¡Te linchamos!”.

Durante los últimos días, en las redes sociales se difundieron videos de imágenes impactantes de golpizas a presuntos delincuentes que, tras despojar a sus víctimas, fueron reducidos a punta de golpes.

La zona metropolitana del Estado de México y la Ciudad de México parece ser el epicentro de los linchamientos durante las últimas semanas; los casos más notables en el transporte colectivo, pero San Luis Potosí también ha tenido sus momentos en los que los ciudadanos hacen justicia por sí mismos.

El de febrero pasado, en la colonia Francisco de Asís, del municipio de Soledad de Graciano Sánchez, dos sujetos abordaron un autobús urbano en la calle Mariano Hernández y enseguida despojaron del dinero al chófer, pero cuando se aprestaban a hacer lo propio con los pasajeros, éstos se les fueron encima, a golpes los bajaron de la unidad y los lanzaron al suelo.

Los lapidaron y antes de avisar a la policía, a los dos individuos, de 25 y 27 años de edad, los ataron a un poste del alumbrado público. Cuando llegó la policía, encontraron a los rateros sangrantes y semiinconscientes.

Ese es apenas un ejemplo.

Hace ya unos años, ante la ofensiva creciente de los robos en la zona metropolitana de Soledad de Graciano Sánchez y la capital, la gente empezó a tomar medidas de protección, de modo que los más pudientes lograron incluso instalar portones y rejas en privadas.

Otros instalaron mantas con advertencia de ciudadanos vigilando, otros más colocaron cámaras de video afuera de sus casas, o bien, en algunos lugares los vecinos contrataron seguridad privada y se dio también que surgieron personas que en bicicleta, hacían rondines de vigilancia a cambio de unas monedas.

En la fachada de casas o en tendederos atados a los árboles en las calles y avenidas empezaron a proliferar mensajes contra los rateros para que no se les ocurriera hacer sus fechorías.

La imagen de la manta en Villa Foresta es una más, pero detrás de ella está el mensaje de una sociedad cansada que está dispuesta a amagar con hacer justicia con sus propias manos.

Por la mañana del 9 de agosto, o sea apenas la semana pasada, un joven salió a pasear por la acerca que rodea el parque Tangamanga, de súbito, se le acercó un sujeto y le pidió la hora, para enseguida amenazarlo para que le entregara sus pertenencias; el paseante no se intimidó y le lanzó un golpe tan certero que logró derribarlo al tiempo que lanzaba gritos de auxilio. Otras personas que iban por el lugar fueron en su auxilio y en instantes ya tenían sometido a golpes al ladrón que les suplicaba perdón.

De acuerdo con datos del Semáforo Delictivo, en junio, en la zona metropolitana de la capital y Soledad, se denunciaron 102 robos a negocio y 71 a casas habitación.

El robo en sus distintas variantes delictivas representa el 45 por ciento de todos los delitos del fuero común que se denuncian mes a mes ante la Fiscalía General del Estado, en cuyo caso, el robo de vehículo es el más gravoso: en junio, en la zona metropolitana se robaron 207 unidades.

Visto así, la manta en Villa Foresta en contra de los rateros, adquiere sentido: si la autoridad no cuida a la gente, entonces la gente se cuida y luego se hace justicia, aunque con ello, puedan estar al borde de la ilegalidad.

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