Donald Trump acorrala a empresas

 

Indianápolis, Estados Unidos (02 de diciembre de 2016).- El presidente electo Donald Trump, aseguró ayer que “las empresas no se van a ir de Estados Unidos nunca más sin consecuencias”, mientras que reiteró  su promesa de construir un muro en la frontera con México para impedir el ingreso de drogas e inmigrantes clandestinos.

“La gente está diciendo: ‘¿Piensas que Trump va a construir el muro?’ Créanme, vamos a construir el muro”. señaló Trump  sus primeras declaraciones públicas extensas desde que ganó las elecciones. Detalló que el muro “tendrá puertas” para permitir la inmigración legal.

Durante su visita a una fábrica en Indianápolis, Indiana,  criticó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), diciendo que “es un total y completo desastre”. Esas declaraciones las realizó durante la visita a la planta que allí tiene el fabricante de aires acondicionados Carrier, con el que alcanzó  un acuerdo para que no se lleve mil 100 empleos a México.

Tras su negociación con Carrier, el Presidente electo lanzó ayer la advertencia a  las empresas que quisieran  abandonar el país en busca de menores costos en el extranjero, pero ofreció como incentivo reducir impuestos y regulaciones para mantener el parque industrial en el país.

Carrier anunció el martes que canceló su plan de reubicar puestos de trabajo a México, indicando en Twitter que tomó esa decisión después de “concluir un acuerdo con el Presidente electo”.

En un comunicado posterior explicó que los incentivos propuestos jugaron un rol importante en la decisión.

“El estado de Indiana ofreció a Carrier un paquete plurianual de siete millones de dólares, acompañado de condiciones de empleo, de mantenimiento de puestos de trabajo y de inversiones financieras”, precisó ayer la filial del gigante United Technologies.

“Según medios estadunidenses, también recibirá beneficios fiscales durante seis años.

“Quiero que todas las otras empresas sepan que vamos a hacer grandes cosas por la economía. Ya no hay razón para que se vayan”, destacó Trump, quien recorrió la planta en Indianápolis y saludó a trabajadores, muchos de los cuales le gritaban “Gracias señor Trump”.

Indianápolis es la primera parada de Trump en una “gira de la victoria” por estados industriales donde pavimentó su camino a la Casa Blanca con el mensaje de que devolverá empleos en una región deprimida por la reubicación de empresas a otros países.

Trump, acompañado por su vicepresidente, Mike Pence, que es también el gobernador de Indiana, visitará estados como Pensilvania, Ohio, Michigan y Wisconsin, que en estas elecciones apoyaron al republicano.

La gira ocurre después que el Presidente electo anunció nombramientos de su equipo económico: el banquero Steven Mnuchin como secretario del Tesoro y el millonario Wilbur Ross al frente del Departamento de Comercio, quien considera que las autoridades estadounidenses hasta ahora “han hecho mucho comercio estúpido”.

Conteos siguen dando ventaja en voto popular a Hillary Clinton.

La demócrata Hillary Clinton obtuvo más de 2.5 millones de votos más que su contrincante republicano, Donald Trump, ganador de las elecciones presidenciales del pasado
8 de noviembre, aseguró ayer el diario The New York Times, que cita cifras no oficiales del Informe Cook.

Según el recuento hasta ahora, Clinton obtuvo 65.15 millones de votos y Trump 62.62 millones. Sin embargo, esa ventaja no tiene importancia alguna para el resultado, pues el sistema estadounidense diferencia el voto popular del electoral, lo que permite que una persona no gane pese a haber obtenido más apoyo de la gente.

Trump ganó gracias a la mayoría de los electores que representan a los distintos estados y que son los encargados de elegir al Presidente.

El Presidente electo ha denunciado, sin pruebas, un fraude electoral masivo que le habría impedido ganar la mayoría de votos.

Según opinan expertos electorales y de la comisión electoral de los estados, la denuncia de fraude forma parte de una teoría de la conspiración sin fundamento real.

En tanto, los miembros demócratas del Colegio Electoral que intentan frenar la elección formal de Trump están recaudando dinero para lograrlo.

Un cuarteto de electores de Colorado y Washington tratan de unir a los inconformes de ambos partidos a fin de respaldar a otro republicano como Presidente.

Los electores son adjudicados a candidatos, pero tienen derecho a cambiar sus votos, aunque casi nunca lo hacen. Algunos estados imponen penalizaciones a los electores que van contra la voluntad de su votantes.

Supremacistas buscan reunirse.

Tras la victoria del republicano Donald Trump y el avance del movimiento extremista “alt-right”, una organización racista nacida hace 150 años busca desplegar sus alas, por lo que el Ku Klux Klan podría realizar mañana su primera reunión desde la elección del 8 de noviembre.

“La cifra de nuestros miembros aumenta cada día (…) Recibimos más de mil pedidos de información desde la elección”, afirma Gary Munker, que se presenta como un portavoz de ese movimiento que desde 1866 defiende un Estados Unidos blanco y cristiano, y que es sinónimo de linchamientos y asesinatos.

Como el exlíder del KKK David Duke, que apoyó al hoy Presidente electo durante la campaña –un apoyo del cual Trump tomó distancia–, Gary Munker reconoce que se dejó seducir por el discurso del empresario inmobiliario, sobre todo sus opiniones contra los inmigrantes.

Vestido con capucha y túnica blancas, emblemáticas de este movimiento nacido en el sur de Estados Unidos, Munker asegura que la rama del KKK a la cual pertenece, los Loyal White Knights (los Leales Caballeros Blancos) cuenta con unas 700 personas en Long Island, donde reside, y mil 200 en todo el estado de Nueva York.

“Las personas comienzan a despertarse, a tomar conciencia de lo que pasa”, afirmó este padre de familia de 36 años.

Munker relató que se unió hace cinco años a los Loyal White Knights, el primero de unos 40 grupos que forman el KKK, luego de que su tranquilo barrio, “esencialmente blanco”, cambió completamente con la llegada de bloques de viviendas populares y una población mucho más heterogénea.

Los Loyal White Knights anunciaron para mañana un encuentro en Carolina del Norte, sin confirmación de hora ni lugar  por ahora.

Aunque la reunión se concrete, podría no atraer a muchas personas, considerando las últimas manifestaciones del KKK en las que no superaron las decenas de personas, según Hill.

Para Mark Potok, especialista del Southern Poverty Law Center, un observatorio del extremismo, si bien los “nacionalistas blancos” han sin duda aumentado desde la llegada de Barack Obama a la presidencia, el KKK, con seis mil miembros como máximo hoy contra 40 mil en la década de los años 60 y varios millones en los 20, no tiene ninguna posibilidad de renacer.

Ciertamente, para esos heraldos de la raza blanca la elección de Trump “abrió un espacio político que les permite presentar sus ideas como legítimas”, cuando “desde hace 50 años no son tomadas en serio”, dice Potok. Como mostró la conferencia con acentos neonazis que se celebró en Washington el 20 de noviembre en torno al líder de extrema derecha Richard Spencer.

Pero estos extremistas “intelectuales” que responden a la nueva apelación “alt-right” tienen “desconfianza del Klan”, explica Potok. Porque los miembros del KKK, con una historia manchada por la violencia, “no pueden, como Richard Spencer, pretender que sólo quieren defender los derechos de los blancos sin detestar a nadie”.

Fuente: Excélsior.

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