El hombre que giraba la cabeza 180º

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Su nombre era Martin Laurello y era alemán. Su particularidad aún hoy sigue intrigando a la comunidad científica, y es que, a pesar de disponer de videos y fotografías que nos demuestran la singularidad de este hombre, cuesta de creer.

El señor Laurello era capaz de girar su cabeza 180º. Su arte corpóreo y sus excelentes cervicales le valieron el poder trabajar en el circo y adquirir gran fama en las atracciones de todo EEUU, allá por los inicios de los años 20.

Martin Laurello, el hombre increíble.

Nació en Nuremberg, en 1885, demostrando desde muy temprano una extraña habilidad muy semejante a la de los buhós y lechuzas: girar la cabeza por completo, hasta el extremo de poder verse la espalda. Práctico ¿No?

Laurello no tardó en llamar la atención de una compañía circense. Esos circos ambulantes siempre estaban pendientes de lo más bizarro del ser humano.

Empezó trabajando en varias ferias de atracciones de toda Europa, más tarde, entró a formar parte de los famosos circos de Ringling Bros. y Barnum & Bailey’s para después ser miembro indispensable de los mejores espectáculos de América. Todos deseaban tener bajo sus carpas al impactante señor Laurello, quien era capaz de desafiar la muerte siempre que deseaba.

Girar la cabeza 180º no es de este mundo. Y sin embargo, Martin Laurello lo hacía, y con total naturalidad, llegando al extremo de apoyar el mentón de la barbilla en su espalda, y andar hacia adelante mientras miraba hacia atrás. Además, de manera increíble, su pie derecho y su cintura también podían girar en 180º.

Pero ¿Cómo lo hacía?

La verdad es que al día de hoy, se sigue sin disponer de datos claros de este fantástico fenómeno humano. Laurello nació con esta habilidad y seguramente su cuerpo disponía de algún efecto -o incluso virtud- anatómico que le permitía ejecutar tales proezas. De hecho, según mismo explicaba, cuando giraba su cabeza todo el aire se le cortaba, en otras palabras: no podía respirar. Así que algo ocurría claramente en su constitución física y anatómica. Recordemos que también giraba todo su cuerpo y su pie derecho. ¿Cómo? Simplemente lo hacía y era algo tan natural que ni se preocupó nunca en buscarle explicación. Laurello era el hombre de la “cabeza giratoria” y así era como se ganaba la vida. Así nació y vivió hasta el último día de su vida.

 

 

 

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