El Plan Municipal de Desarrollo retrocede los avances en derechos culturales de la ciudad

Marcela del Muro

“En SLP ya estábamos hablando de derechos culturales y de repente regresamos a decir que cultura es hacer eventos”, comentó Mariana Reyes, bailarina de danza contemporánea, actriz, activista e integrante del Consejo Ciudadano de Cultura. 

Mariana habla del recién aprobado Plan Municipal de Desarrollo 2021-2024. En específico, se refiere al punto 6: “Identidad cultural potosina”, que señala como meta el “diseño, preparación y realización de 100 eventos culturales y artísticos como exposiciones, talleres, festivales, conciertos, muestras para las y los habitantes del Municipio de San Luis Potosí que fomenten la identidad con su ciudad”. 

Los miembros del Consejo han tenido dos encuentros con la nueva administración del Ayuntamiento, pero en ninguno se logró el objetivo de dialogar y promover la continuación del trabajo impulsado desde la iniciativa UNESCO San Luis, que busca un desarrollo culturalmente sostenible de la ciudad. 

Esta iniciativa estuvo articulada por la administración anterior de la Dirección de Cultura municipal, junto a las Oficinas de la UNESCO en México, la Campaña de Acción de las Naciones Unidas por el Desarrollo Sostenible My World, el programa Ibercultura Viva y bajo la observación de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de San Luis Potosí. 

De forma participativa, iniciando con un Foro de Desarrollo Cultural y seguido de jornadas, grupos de discusión, conversatorios y mesas de trabajo, se creó el primer Reglamento Municipal de Cultura y la Carta de la Ciudad por los Derechos Culturales.

Dicha Carta es un instrumento vinculante, elaborado localmente y con anclaje internacional, que reconoce, protege y garantiza el disfrute pleno de los derechos culturales de todas, todos y todes los habitantes, visitantes y personas en tránsito de la capital potosina. Reconociendo que estos derechos evolucionan de acuerdo a la localización geográfica, y cuya inversión, de 150 mil pesos, ha sido muy baja comparada con otros gastos municipales. 

Ciclo Miradas desde la diversidad: niñez UNESCO SAN LUIS.

Pero ¿qué son los Derechos Culturales y por qué es tan importante garantizarlos?

La cultura forma parte de nuestro ser y configura nuestras formas más esenciales de vida, abarcando los valores, las creencias, las convicciones, el autoreconocimiento, la memoria, la expresividad humana, las lenguas, los saberes, las artes, las tradiciones, las instituciones y los modos de vida por medio de los cuales las personas manifiestan su humanidad y los significados que da a su experiencia y a su desarrollo”, nos dice My World México –hub de acción de las Naciones Unidas que impulsa los objetivos de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible en el país– en la Carta.

Y los Derechos Culturales son derechos humanos que garantizan el acceso y disfrute de la cultura en condiciones de igualdad, dignidad humana y no discriminación; son “expresión y exigencia de la dignidad humana”, menciona la Carta.

“En el ámbito internacional se empieza a reconocer que la cultura debe de funcionar como un cuarto pilar del desarrollo sostenible (junto a la economía, medio ambiente y sociedad), incluso debería de funcionar de forma transversal”, explica Josué Rodríguez Santiago, coordinador general del LAB ODS del programa My World México.

Durante la elaboración de la Carta se reconocieron tres principios que garantizan que el desarrollo sea culturalmente sostenible. El primero es que “las generaciones actuales no socaven los recursos culturales de las próximas generaciones; otro principio es que la cultura de las generaciones actuales sean reconocidas desde su diversidad  e intergeneracionalidad; por último, reconocer la perspectiva de la diversidad de culturas que merecen ser reconocidas en esta ciudad y permitir el diálogo para que cada una de ellas pueda coexistir”, explica Josué Santiago.

Para entender mejor, pongamos un ejemplo cercano: la Cañada del Lobo es un manantial, después presa, enclavado en la Sierra de San Miguelito, perteneciente a la comunidad de San Juan de Guadalupe. Este sitio ha sido explorado y protegido por los comuneros y sus familias durante años, y tiene una carga cultural importante pues cuenta con historias, leyendas e, incluso, costumbres para muchos de los potosinos.

Hace unos años, un grupo de empresarios comenzó un proyecto inmobiliario en los terrenos vecinos del manantial, llamado Las Cañadas. Muchos de los comuneros lo vieron como una oportunidad de desarrollo, pero los opositores al proyecto fueron acosados. Tras la declaratoria del Área Natural Protegida, en diciembre de 2021, el plan inmobiliario terminó por caerse.     

De haberse desarrollado, no solo se hubiera llevado parte del agua y el paisaje de esta emblemática presa; también todas las tradiciones, relatos y costumbres, violando los derechos culturales de la comunidad y de sus futuras generaciones. Estos derechos, como todos los derechos humanos, van por encima de cualquier iniciativa de crecimiento económico.

La cultura en la capital potosina

“Algo que se discutió mucho en los foros fue que, típicamente, las administraciones de cultura se basan en las bellas artes, en hacer eventos artísticos, y eso no necesariamente son políticas culturales. Un marco de derechos culturales reconoce que hay culturas comunitarias, culturas en las periferias, cada barrio tiene su propia cultura. De forma que un marco de política cultural va mucho más allá de un esquema tradicional de ejercer la gestión cultural”, comenta Josué Santiago.

Antes del 2018, en el Ayuntamiento no existía una dirección que se encargara del tema cultural. En la administración 2015-2018 existía un área de cultura que pertenecía a la Dirección de Turismo, regida con una agenda de animación artística y cultural que estaba supeditada a elevar los indicadores turísticos de la ciudad. Previamente, el área de cultura pasó por muchas otras direcciones sin autonomía ni una agenda enfocada realmente a la diversidad cultural.

En noviembre de 2018, la nueva Dirección de Cultura, a cargo de Cecilia Padrón Quijano, realizó un Foro de Desarrollo Cultural que reunió a 164 participantes.

“Los resultados del foro asentaron los cuatro ejes de política pública local en materia de cultura: uno transversal de derechos culturales, que atraviesa cada una de las acciones, y tres más que dieron un sentido temático a los diferentes programas de trabajo: ‘Democracia cultural’, ‘Fomento de la creatividad’ y ‘Equidad territorial”, explica la periodista Teresa Albuquerque del  programa  Ibercultura Viva.

El proceso participativo para crear la Carta

“My World México entró desde el inicio, con el objetivo de crear un ‘Repositorio de Estrategias Culturales 2030’, este banco consistió en recibir todo tipo de propuestas que ayudaron a implementar la Carta”, Josué explica que hubo un formato que fue utilizado en las tres Jornadas Internacionales UNESCO San Luís, donde hubo 355 asistentes, para  identificar esos derechos culturales que la ciudadanía reconoce y que están asentados en los distintos marcos internacionales.

El activista y coordinador de My World México explica que el proceso participativo también sirvió para recibir propuestas de cómo los derechos tenían que ser respetados y garantizados.   

Mediante un webinar a finales de 2020, “pudimos sistematizar todas esas ideas y convocar a las personas que hicieron las propuestas para que las retroalimentaran y escucharan (10) voces expertas en agenda 2030”, relata Josué Santiago.

Se formularon 121 propuestas que se dividieron en los tres ejes temáticos de la política cultural municipal y se integraron en 50 líneas estratégicas dentro del Repositorio de Estrategias Culturales, definida como: “una herramienta para el diseño de políticas culturales así como una guía viva que puede ser implementada y exigida por toda la sociedad potosina”.

Propuestas sobre equidad territorial

“Es necesario reconocer que el Centro está plagado de ofertas culturales, pero la periferia no”, dice la activista y gestora cultural Alejandra Balduvín. “Y si hablamos desde nosotras, las mujeres tenemos más limitados esos espacios culturales, a participar en las artes y en la construcción comunitaria. Se limitan más nuestros derechos culturales y también el derecho al ocio y al tiempo libre porque siempre está ahí esa responsabilidad de las labores de cuidados”.

Esto que señala Alejandra es fundamental si hablamos del derecho a la accesibilidad cultural para todas las diversidades, que se puede garantizar si se piensa desde la equidad territorial.

Un proyecto que ejemplifica esto es Bravas, la primera escuela feminista de arte urbano en el estado, que fue pensada y operada por las artistas y gestoras culturales Alejandra Balduvín, Janín Nuz Garcín y María Carlock.

Ellas formaron un espacio seguro que permitió que 20 mujeres desarrollaran habilidades y conocimiento para ocupar el espacio público mediante el grafiti, desde la reflexión, el feminismo y el autocuidado. El grafiti es una actividad dominada por hombres que ejercen violencias contra las creadoras que se animan a explorarlo y este espacio ha sido transformador para la primera generación de Bravas.     

También “hubo propuestas para crear centros culturales en las periferias. Por ejemplo, las escuelas pueden funcionar como parte de una infraestructura cultural, porque ya existen y hay diversos espacios que no son aprovechados”, indica Josué.

Ciclo Miradas desde la diversidad: feminismo

Propuestas sobre democracia cultural

La Carta menciona que los potosinos tenemos derecho “a un Gobierno Abierto de la cultura, a participar en el diseño, planeación, implementación, monitoreo y evaluación de las políticas culturales locales, sus programas operativos y sus orientaciones presupuestarias”.

Un mes antes de que el pasado Ayuntamiento terminara su gestión, tomaron protesta los 18 integrantes del Consejo Ciudadano de Cultura para el periodo 2021-2022, incluida Mariana Reyes y otros representantes culturales y artísticos. Dicho consejo forma parte de las propuestas de democracia cultural y también está indicado en el Reglamento Municipal de Cultura.

Mariana narra que el Consejo prendió los focos de alerta cuando se percató del Foro de Consulta Pública, en específico la parte de cultura, para conformar el actual Plan Municipal de Desarrollo.

“La encuesta que ellos sacaron fue por internet y solo era contestar: sí, no o alguna opción. No había espacio para propuestas”, Mariana señala que, de nuevo, se volvió a unir la temática cultural con deportes y juventudes. Además, “no todos tienen acceso a internet y no se le dio promoción, entonces (la encuesta) no les había llegado a muchas personas”.

Fue entonces, en diciembre de 2021, que el Consejo envió un escrito a la nueva Dirección de Cultura, encabezada por Daniel García Álvarez de la Llera. En el documento se solicitó que se convocara a sesión del Consejo, esto sucedió antes de salir de vacaciones navideñas. Los regidores en el área de cultura solicitaron las propuestas. El Consejo las envió junto al repositorio realizado por My World México, pero este acercamiento no se vio plasmado en el Plan de Desarrollo.

El pasado 16 de febrero, los miembros del Consejo volvieron a ser convocados por la Dirección de Cultura. Mariana dice que en su cabeza existían dos escenarios: que hubiera un dialogo fluido para incluir sus propuestas en el Plan o que solo fuera la presentación del programa cultural. “Pasó lo segundo”, dice Mariana.

“Yo sí estaba sacada de onda. Fue la presentación de su agenda cultural del Plan de Desarrollo. Un evento selectivo, donde solo entrabas con invitación”, Mariana recuerda que se habló mucho sobre la realización de esos cien eventos. “Se mencionó el apoyo a la danza folklórica, la música, se habló de innovación, pero ahí se señaló la fotografía. Aunque existen muchísimas otras cosas que puedes apoyar en la innovación”.

Toma de protesta del Consejo Ciudadano de Cultura en septiembre de 2021

Propuestas sobre el fomento a la creatividad

“Dentro de esta categoría o temática recibimos propuesta como garantizar los derechos laborales de las y los trabajadores de la cultura, que se protejan esos derechos de autor, que se fortalezcan las industrias creativas, que existan fondos para que las industrias creativas y los trabajadores de cultura puedan ejercer sus derechos culturales y sus prácticas creativas”, menciona Rodríguez Santiago.

El fondo municipal de cultura está incluido dentro del Reglamento Municipal de Cultura y consiste en “destinar dinero para lanzar convocatorias cada cierto tiempo, para promover el trabajo artístico y cultural. Estas convocatorias serían organizadas por el Consejo”, explica Mariana. Pero hasta ahora no existen planes para implementarlo.

Durante la última reunión del Consejo con la dirección, “una mujer dijo ‘muy padre lo de tus eventos, pero ¿estás designando un buen presupuesto para dar un pago digno a los artistas’, ellos dijeron que sí, pero no sabemos. Los artistas también merecen una vida digna”. 

¿Cómo pinta el panorama cultural en la nueva administración municipal?

“Otra vez vemos que todos los eventos van dirigidos al centro. Ellos dicen que están trabajando en los barrios, pero los barrios no llegan a las colonias de la periferia”. Mariana señala que lo que está pasando en el tema cultural atenta al principio de progresividad y no regresión de los derechos humanos.

“Este principio se relaciona de forma estrecha con la prohibición de retrocesos o marchas atrás injustificadas a los niveles de cumplimiento alcanzados, la ‘no regresividad’ en la protección y garantía de derechos humanos”, indicó la Comisión Nacional de Derechos Humanos.

Mariana piensa que las autoridades culturales municipales rechazan el trabajo previo por cuestiones políticas: “Está la carta y saben que existe, pero la ven cómo una cosa de Nava, no toman en cuenta lo importante que fue la participación ciudadana y siento que tienen un rechazo”.

Esta problemática que narra Mariana también se ha visto en otras áreas de gobierno, como movilidad y género, donde los consejos ciudadanos han sido rechazados y lo proyectos anulados, aunque gran parte de ellos han sido impulsados por ciudadanía, activismo y sociedad civil.  

Las políticas culturales en una ciudad deben de ser tejidas por la ciudadanía, recordando que la cultura evoluciona igual que las personas que la formamos. “Sin desarrollo cultural no es sostenible el desarrollo”, señala la Carta de la Ciudad por los Derechos Culturales.

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